Mirar para otro lado

Escuché a la ministra Irene Montero semejante aberración, que no pude manejar la indignación, a punto de sorber mí trago de café salió despedido de mi boca, produciendo un lamentable espurreo. Les niñes tienen derecho a disponer de su cuerpo, a conocer su sexualidad, a consentir o no las relaciones sexuales. Cálmate, Marisol, aconsejaba mi taquicardia, tu sola no puedes, verás cómo la reacción ciudadana será tan potente que hará disculparse, retractarse, a esta desgracia de mujer, o lo que sea. Últimamente, yo la veo como la reencarnación del mal.

En una primera instancia se me ocurrió poner el comentario adverso en las redes sociales. Oye, que no deja de ser un buen cauce comunicador. Así lo tuve dos días esperando un aluvión de comentarios de apoyo al mío y ¡oh, surprise! Ni un solo comentario. Así que pensé: mis lectores andan muy ocupados o, al ver la cara de esta señora en el post, manifiestan así su rechazo. Quiero creer esto, porque pensar en otra cosa, me lleva a la consecuencia del desinterés, de la desidia, de la pasividad propia de quien se siente sobrepasado por los malos senderos donde este Gobierno nos va metiendo.

“El futuro depende de lo que hagamos hoy”, que diría Gandhi, yo añadiría “y de lo que no hagamos”. Porque hay situaciones límites que son las colma vasos, el hasta aquí hemos llegado. Aún quedan algunos medios, lamentablemente escasos, que son remueve-conciencias, que sacan los colores a nuestro “mirar hacia otro lado”. Aquí tenemos una ventana libre, la que nos ofrece Minuto Crucial y que está muy bien aprovechada.

Hemos oído también de la citada ministra, por su boca de comer e insultar, que la culpa de todo la tiene la derecha. Como es habitual en ella que, en lugar de corregirse, hace oposición desde la plataforma insuperable que le ofrece el Gobierno comunista de Pedro Sánchez. No quería nombrar la Bicha, esa que nos vende día a día. Con los pocos votos que sociales, a los que suma los otros pocos comunistas y que juntos conforman una mayoría que le sustenta en el Sillón –Falcon.

Es que nombrarle es generar acidez en mi ánimo, con los efectos dañinos que originan en el soma. Entiendo así que, muchas personas no quieran adentrarse en este berenjenal que tildamos de político. Pero amigos, eso es un error, porque todo en nuestra sociedad pasa por decisiones políticas desde que nos levantamos, hasta que nos acostamos. Salud, dinero y amor, esas tres cosas que tiene la vida, que los más mayores hemos bailado con Cristina y los Stop, donde estos políticos se nos han metido con nuestros jugosos dineros impositivos hasta donde la política nunca había llegado, al amor.

Sí, en el amor, ya que en los colegios se adoctrina sobre cómo hemos de practicar lo que es el culmen de los distintos estados amorosos. Nos aleccionan sobre las emociones, sobre las diversas relaciones y en la mayoría de los casos, rompen el esquema mental aún sin madurez.  Vale, pues ya que estoy voy a estirar el chicle, con la esperanza de que, al soltarlo, le dé en la cara a los incorregibles.

No nos queda otra que parar un poquito y razonar por los predios políticos, los cercanos, los próximos, los lejanos y hasta los geopolíticos. Por eso votamos en los tres ámbitos. Yo antepondría la inteligente frase de Albert Einstein, “Si quieres tener una vida feliz, átala a una meta, no a una persona”. Así votaremos con más sensatez. 

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