Todos eran mis hijos

Hemos pasado de proteger en demasía a nuestros hijos, a tener el alma en vilo cada vez que se van porque han quedado con sus amigos. Evidentemente, estoy hablando del clima de violencia que sufrimos prácticamente en todas las calles españolas y aún a riesgo de que me cuelguen la etiqueta de “racista” diría que es ocasionado por lo que se ha decidido en llamar, menores no acompañados y por el incremento de bandas, importado de Latinoamérica. No estoy diciendo que las peleas callejeras no existieran, no soy tan ingenua, simplemente, expongo una realidad que preocupa y mucho a los padres y no es para menos. 

Estamos cansados de leer que se producen robos en las calles con una violenta extrema y cuando tienen a bien los medios decirlo, la nacionalidad corresponde en innumerables ocasiones a jóvenes y no tan jóvenes del país vecino. Cuando no, es una pelea campal entre ellos a machetazos e incluso ya a tiros. Las violaciones se han incrementado a pesar de tener un flamante ministerio de Igualdad tan inútil como la ministra que lo dirige, un personaje tóxico, sin luces y por tanto muy peligroso. 

Con todo ello es como si les hubiéramos fallado a nuestros jóvenes, permitiendo que entren en España pequeños delincuentes que no tienen a día de hoy nada que perder, dado que incluso si te asesinan para robarte, saben que irán a un centro cerrado del que escapar es muy fácil. Así las cosas, nosotros y nuestros hijos estamos hoy más que nunca a merced de asesinos, violadores y ladrones y ojo que intentes defenderte porque el que acaba detenido eres tú.  

Y todo ello se debe a políticas encaminadas a crear malestar social que incite a rebelarte dando al infame gobierno de Pedro Sánchez que padecemos a que aplique la ley de Emergencia Nacional y vuelva a encerrarnos con total impunidad. El panorama es desolador, pero no podemos dejar a los chavales a su merced porque es nuestra obligación trabajar por un mundo más seguro y no podremos hacerlo si nos empeñamos en votar a gentuza cuyo único fin es atentar contra la ciudadanía. Urge comprender que esto nos atañe a todos, que no son casos aislados, muy al contrario, irán creciendo hasta hacer que salir a la calle sea un peligro constante. 

Asistimos al reino indiscutible de los depredadores que no tienen quien los frene, ya que se sienten con pleno derecho a masacrarnos. Violaciones en grupo de hombres, niños, porque en su país de origen las mujeres no valen nada, incluso su religión les permite golpearlas si no se portan bien. Hemos abierto fronteras sin exigir que quien entre se comporte de forma civilizada, tantos años queriendo erradicar el machismo y lo importamos a capazos en este sin sentido que es España en estos momentos. Y ya lo estamos pagando muy caro, chicas violadas y asesinadas, jóvenes acuchillados tan solo por robarles el patinete, el móvil. 

Estamos dejando entrar a hordas de salvajes y delincuentes enviados a propósito para generar malestar y miedo, por tanto, somos nosotros, la sociedad los que debemos actuar exigiendo protección, ya pagamos muchos impuestos para poder ir tranquilos por las calles. Nos lo debemos a nosotros mismos y sobre todo a nuestros chicos y chicas, los queremos de vuelta sanos y salvos cada noche y no tener que ir a reconocerlos a la morgue, porque recuerden “todos eran mis hijos”. 

Amparo Blay