Lo que España olvida

Históricamente, España ha sido siempre un país con épocas muy convulsas y grandes desequilibrios, tanto sociales como económicos, pero, si hay algo claro, es que nada se puede comparar con la caótica situación de la Segunda República Española.

Un período de escasos ocho años, de los que tres fueron de guerra civil entre hermanos y los otros seis una auténtica enajenación política y social. Una época que se toca en los colegios de nuestro país sin profundizar demasiado y que se estudia como la liberación de una Monarquía decadente y desestructurada.

La Monarquía de Alfonso XIII no era una maravilla, desde luego. No es solo que no se opusiese al Golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923, que desestructuró y cuestionó la Monarquía Parlamentaria hasta 1930 y que terminó en la dimisión del dictador, sino que incluso lo alentó, en un intento de librarse de la responsabilidad de encauzar un país que hacía aguas.

Tras el intento fallido de Primo de Rivera, el monarca intentó por medio del General Dámaso Berenguer volver a la «normalidad constitucional», pero fue un fracaso también. Nombró presidente al Almirante Juan Bautista Aznar y se convocaron elecciones municipales para los días 5 y 12 de abril de 1931.

Recalcar que fueron elecciones MUNICIPALES, no era ninguna clase de referéndum ni nada que se le pareciese. No se votaba una Monarquía o una República, sino que se votaba de manera local entre los partidos que se presentaban.

En la primera fase del 5 de abril, los monárquicos obtuvieron 14.018 concejales, mientras que los republicanos obtuvieron 1.832. Una clara y aplastante derrota de las fuerzas antimonárquicas. En la segunda fase del 12 de abril, los datos fueron aún más esclarecedores. Los monárquicos obtuvieron 22.150 concejales, frente a 5.775 republicanos. El fracaso de las fuerzas antimonárquicas fue demoledor, lo que no perturbó en absoluto las ansias de los más radicales del sector republicano de conseguir sus objetivos.

El voto republicano se impuso en las grandes capitales como Madrid, Barcelona o Valencia, donde se ignoró por completo el voto de los españoles en los demás municipios, en su mayoría rurales. Los monárquicos consiguieron más número de votos gracias a los pueblos, pero esa mayoría fue invalidada, ya que no contó en el escrutinio.

Con estos resultados, los republicanos consideraron inmediatamente que era un plebiscito (referéndum) que debía instaurarse de manera inmediata. Como si votar a un candidato republicano para un Ayuntamiento, fuera lo mismo que elegir una República como sistema de gobierno del país.
De hecho, los electores eligieron el 5 y el 12 de Abril concejales republicanos en las grandes ciudades para gobernar sus ayuntamientos, pero en ningún momento eligieron a un candidato que presidiese una supuesta República Española.

Finalmente, el 14 de abril, se proclamó la Segunda República en Eibar, Sevilla, Valencia, Oviedo y Zaragoza. La situación se volvió insostenible en Madrid; el Rey Alfonso XIII, por temor a provocar una Guerra Civil, sumado a su depresión por la muerte de su madre y el miedo de su mujer a acabar como sus parientes rusos, optó por el exilio de España esa misma noche.
El Rey no abdicó formalmente hasta 1941, haciéndolo en su hijo, el abuelo del actual Rey emérito Don Juan de Borbón.

Expuesto este preámbulo, sería interesante reflexionar sobre los argumentos democráticos que nos intentan imponer para blanquear y legitimar una Segunda República que solo trajo desde el primer momento violencia, muerte, manipulación y enfrentamiento.

Un sistema frenético que desembocó en una guerra civil debido a la poca seriedad gubernamental para tratar los problemas de España y la incapacidad para aceptar los resultados de los comicios que se habían realizado.

En las elecciones del 19 de noviembre de 1933, gana la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) con 115 diputados, liderada por José María Gil Robles, como primera fuerza, superando al PRR (Partido Republicano Radical) que obtuvo 105. A pesar de estos resultados, la izquierda no dudó en amenazar con una insurrección si la CEDA formaba gobierno. Cabe destacar que estos comicios fueron los primeros en los que las mujeres pudieron votar, algo que a la izquierda, nunca le gustó ni apoyó.

Es importante destacar que, durante los años de la Segunda República, sus incesantes desmanes, atentados y golpes perpetrados por la izquierda más radical, provocaron la muerte de muchos centenares de personas. Cabe recordar que en 1931 causaron 196 muertes, 190 en 1932, 311 en 1933, 1.457 en 1934, y 46 en 1935.

En 1936, tras el fraude electoral, el Frente Popular desató una ola de crímenes y violencia sin precedentes, provocando 428 muertos, 1.287 heridos en infinidad de contiendas, huelgas, atentados y reyertas callejeras; la destrucción de 160 iglesias católicas; el asalto e incendio de 251 templos de culto religioso y la destrucción y censura de periódicos no afines a sus ideales radicales. Estos fueron sometidos a la censura férrea que impuso la República sobre la libertad de información, como ocurrió durante tres meses y medio cuando incautó la redacción de ABC de la Calle Serrano en Madrid. Otros ejemplos son La Gaceta del Norte, La Rivera Deportiva, Blanco y Negro, El Fusil, Adelante o La Tarde, que también sufrieron fuertes multas y cierres mensuales.

La ola de violencia y enfrentamientos no terminaría ahí, puesto que culminó con el asesinato de José Calvo Sotelo a manos de Luis Cuenca Estebas, un militante socialista, guardaespaldas de Indalecio Prieto, dando paso a la Guerra Civil.

Es realmente desolador el ver lo poco que se profundiza en los colegios y universidades sobre un tema tan recurrente y que está a la orden del día. La Segunda República fue un periodo del que deberíamos aprender todos y cada uno de los españoles para no volver a cometer los mismos errores. La República Española no fue idílica, mucho menos un período de paz y libertad o un ejemplo que debamos de repetir actualmente.

Se cometieron muchos errores, delitos, crímenes y se primaron los abusos de poder y las censuras a la libertad y la verdad. Como en otras épocas, por supuesto que sí, pero esta no es menos mala que otras que España ha tenido que soportar. Si el franquismo no es ejemplo de nada, podemos dejar vigente, con pruebas irrefutables, que la Segunda República tampoco lo fue.
Son momentos difíciles los que vive España a día de hoy y no deberíamos caer en la tentación de repetir errores garrafales del pasado que han costado muchas vidas y sacrificio por parte de nuestros antepasados.

Es momento de mejorar y no de mirar al pasado con orgullo, sino con esperanza al futuro.

https://rcm-eu.amazon-adsystem.com/e/cm?ref=tf_til&t=minutocruci0c-21&m=amazon&o=30&p=8&l=as1&IS1=1&asins=8408149695&linkId=aca09b770fafa7ebb48bbb6793d430c8&bc1=FFFFFF&lt1=_top&fc1=333333&lc1=0066C0&bg1=FFFFFF&f=ifr

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

2 Comments

  1. Breve pero acertada síntesis de lo que fue aquella república calamitosa.

    Respecto a la proclamación de la misma, digamos que la monarquía se saboteó a sí misma y viendo el periodo tan convulso que parecía avecinarse renunció a seguir en activo a pesar de los tímidos resultados de las candidaturas republicanas de centro e izquierda, cuya presencia fuera de las grandes ciudades (y recordemos que España era un país eminentemente rural todavía en aquel entonces) fue testimonial.

    Lo más triste de todo es que, aunque la derecha ya es plenamente democrática, gran parte de la izquierda española sigue sin serlo en pleno 2020.

2 Trackbacks / Pingbacks

  1. Canto del Pico, el palacio paranormal que fue propiedad de Franco -
  2. Canto del Pico, el palacio paranormal que fue propiedad de Franco -

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*