Esta semana tenía pensado escribir sobre otro tema muy diferente pero el suceso ocurrido este viernes 16 de octubre en Francia aunque en un principio me dejó sin palabras, tras procesar toda la información mentalmente, me decidí a plantar cara y a demostrar que debemos alzar la voz (o en mi caso las letras) para reclamar nuestro derecho a la libertad de expresión.
Un joven profesor ha sido decapitado por un radical islamista, únicamente por defender y querer enseñar a sus alumnos el valor y la importancia de la libertad de expresión. Mostró en su clase una publicación de la revista “Charlie Hebdo” en la que aparecía una caricatura de Mahoma. Tras recibir críticas y quejas por parte de varios padres de algunos alumnos, se produjo el asesinato. Horas después, se ha conocido que han detenido al padre de una de las alumnas por estar involucrado en la acción aunque no en la ejecución.
Tras la primera noticia, miles de tuiteros se pusieron manos a la obra publicando como homenaje a título personal diferentes viñetas de la citada revista francesa. Otros, por el contrario se dedicaban a justificar la trágica muerte con frases como: “lo ha provocado” o “se lo buscó” y algunos mas incultos o insensatos, comparaban este gesto con la ultraderecha española, (aunque no se muy bien donde le ven el parecido y ninguno de ellos me lo ha sabido explicar por redes sociales). A los que han justificado esta acción, por favor acudid urgentemente a un psiquiatra y que os revisen la mente perversa y llena de odio que tenéis.
Este tipo de actos no es justificable bajo ningún pretexto. En Europa hay leyes y debemos regirnos por ellas, de lo contrario ¿qué sería de nosotros? Pero en la actualidad es lo que estamos viviendo en la actualidad en España y Europa, una más que posible radicalización de diversos colectivos como por ejemplo este al que estoy citando hoy.
En nuestro país, parece ser que en ese sentido, como en muchos otros, volvemos a estar a la cola de la Unión Europea. Aun teniendo uno de los Cuerpos de Seguridad del Estado mejor preparados para la lucha antiterrorista, las políticas de inmigración y sociales hacen que todo el trabajo realizado por policías y guardias civiles que exponen su vida, se vaya poco menos que por el retrete.
Somos un país donde el dicho de “allá donde fueres haz lo que vieres” no se ajusta a la realidad. Aquí ponemos todas las facilidades para que quienes llegan se sientan cómodos y no pasen problemas de ningún tipo, contando ellos con un sinfín de recursos para que puedan vivir lo más dignamente posible. Tanto es así que, en vez de adaptarse a nuestra cultura, (y ya no digo religiosa) y costumbres, somos el resto quienes debemos adaptarnos a la suya propia y en caso de no hacerlo, ‘somos unos fachas’.
Asistimos a un cambio en la educación: los mismos partidos políticos que exigían la retirada de la asignatura de religión de los colegios públicos, bajo el pretexto que España es un país laico, son los mismos que este curso han decidido implantar la asignatura de religión islámica, cuyo profesor será escogido entre los propios imanes, pero que el sueldo lo abonaremos con los impuestos del resto de españoles.
Padres, muy progres, que se han dedicado a poner el grito en el cielo en caso de haber alguna cruz cristiana en las aulas que frecuentan sus hijos, ven ahora con buenos ojos que compañeras de sus vástagos se dediquen a acudir con burka a los centros de enseñanza, justificando que este tipo de acciones es su cultura y que debemos asumirla.
Nótese aquí que ya no afecta ni el feminismo, ni tampoco el machismo. Aún no he visto a la Ministra de Igualdad pronunciarse al respecto sobre este tema tan ‘cultural’ como discriminatorio. Cualquier persona con un mínimo de conocimientos sabe que esta religión no es una de las que beneficie a los colectivos femenino, incluso podríamos decir que toda acción que realice una mujer, debe pasar inicialmente por el visto bueno de un hombre, todo muy igualitario, sí…
Seguimos dando facilidades a diferentes colectivos como MENAS que siembran el terror en diferentes barrios de nuestro país aunque fijaos que nunca van a las viviendas habituales de los políticos que los defienden, a aquellos a los que los citan como ‘sus niños’. Al mismo tiempo, dejamos que entren de manera incontrolada, inmigrantes ilegales por nuestras costas sin certificado de antecedentes ni nada y sin saber de qué van a vivir y en muchos casos, éstos fugándose de los centros sin poder seguir ningún tipo de control pero claro, debemos ser tolerantes como buenos españoles de bien.
No se trata de un problema de aceptación social, pues creo que España es un país que acepta a cualquiera que venga a ganarse la vida de manera honrada y digna. Es un problema de voluntad de integración de diversos colectivos que quieren beneficiarse del sistema de políticas sociales que tenemos pero que su cultura y costumbres están por encima de cualquier otro asunto.
Que alguien sea asesinado por ejercer su derecho a la libertad de expresión en pleno siglo XXI, debería hacernos reflexionar como sociedad e intentar poner remedio antes de que sea demasiado tarde y acabemos como en el siglo VII.
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