Tratado sobre el aborto y la maternidad subrogada

Traemos esclavos a este mundo. Durante toda nuestra vida, recorremos un “camino de servidumbre” magnífico libro de Hayek, socialdemócrata convertido a liberal tras leer el libro “Socialismo” de su mentor: Ludwig von Mises. Todos los que no vivimos de subvenciones públicas somos, de cierta forma, esclavos.

Mantenemos a mucha gente, políticos, nichos de votos para políticos, trabajadores de ONG, cargos de “libre designación”, funcionarios públicos en exceso… trabajamos por y para ellos, nos guste o no. Por ello y sabiendo las posibilidades de ser etiquetado como “socialista» creo que el estado, sí debería mejorar la viabilidad del embarazo, sobre todo porque es el mayor interesado, es quién más se beneficia de la producción del individuo. Lo puede ver, con toda la frialdad del mundo, como una inversión.

De todas las ideologías, el seguidor más exigente es sin duda el liberal. Como aprendiz de liberal, que me considero, y según los pocos libros que me ha dado tiempo a leer: hay tantas corrientes liberales como cantidad de individuos que se creen así mismos “liberales”. Pasando por encima de las etiquetas de las corrientes más “destacadas”, de quién está más cerca del anarquismo o quién permite mas o menos estado (minarquistas), posiblemente el mayor punto de colisión entre todas las corrientes sea el aborto. Debido a esto, muchos evitan posicionarse, no es mi caso.

El profesor Juan Ramón Rallo en su magistral libro: “LIBERALISMO, los 10 principios básicos del orden político liberal” explica los distintos puntos de vista de otorgar o no al nasciturus derechos plenos o parcias. El profesor acuerda colocar dentro del liberalismo tanto a quienes están a favor o en contra del aborto, con una explicación más detallada que recomendaría a todos leer, así como el resto del libro, es una auténtica obra de arte. Sobro lo aquí tratado podéis consultar en la 11ª edición: Aborto página 223 y Gestación subrogada página 229. Para quién quiera comprar el libro à Amazon

Lejos de dar carnés de liberales buenos o malos, socialistas o conservadores, se me ocurre una salida donde, espero, la mayoría de las corrientes se sientan cómodas y sean útiles a los dos únicos implicados en un embarazo: madre y nasciturus, lo siento por los padres, pero en este caso no tenemos derecho, voz, ni voto en esta decisión, salvo que la madre decida subrogar la maternidad y aquí entra mi “propuesta/salida/solución” a esta problemática: LA SUBROGACIÓN.

En primer lugar, el padre nada tiene que decir: la continuidad del nasciturus no depende de él, se desarrolla dentro y gracias de una persona con capacidad de agencia. Por lo tanto, aunque al nacer sí tenga responsabilidad, por haber sido partícipe en su concepción, es únicamente la madre quién podría y debería tomar la decisión de llevar a término su embarazo.

La subrogación puede ser la solución al aborto asistido o forzado. Como poco, es una salida a terminar con la vida del nasciturus con el peligro que conlleva para la gestante. Muchas mujeres en países con el aborto prohibido utilizan medicamentos para animales, recetas peligrosas o sufriendo traumatismos que acaben con la vida del nasciturus, poniendo en grave riesgo la vida. ¿Por qué obligar a una mujer o un hombre a tener y mantener un hijo que no quieren tener? ¿Por qué condenar a criaturas inocentes a una infancia traumática que puede llevarlos en muchos casos a la muerte por asesinato, abandono o incluso habiendo alcanzado unos años al suicidio?

El padre podría deshacerse de la responsabilidad de serlo, podría subrogar dicha responsabilidad al estado, pero ojo, con un coste de su bolsillo. Se tendría que fijar dicho coste, más realista que la pensión alimenticia actual, en relación con el coste real de la vida y no a su sueldo. En caso de no llegar a dicha cantidad, el estado a modo de préstamo pondría la parte restante, préstamo que arrastraría el padre  y estaría obligado a pagar. El dinero sería entregado a la madre, que tendría que justificar su uso. Esto liberaría al padre de responsabilidades penales, pero nunca económicas, así que, si no quieres hijos, ponte el “chubasquero” campeón.

También podría darse el caso de existir otro interesado en recibir esa subrogación, aquí sería mucho más simple. El nuevo responsable sería esa persona y sus obligaciones para con el nasciturus sería idéntica a las que tendría el padre (en este caso) biológico desde el mismo momento del acuerdo y sin poder romper unilateralmente dicho pacto. Por supuesto, al igual que el padre biológico podría subrogar al estado su nueva responsabilidad, pero los costes serían asumidos por el nuevo tutor y ya nunca más por el padre biológico. Así que hay que tener muy claro cuando aceptamos la responsabilidad de tutorizar una vida. Por supuesto daría igual el sexo del tutor a quién se le subrogaría la tutoría del nasciturus. El caso más complejo es el de la madre, es de ella y solo de ella, de quién depende la formación del nasciturus, de convertirse en un ser humano pleno, de nacer… no me cansaré de repetirlo.

La madre podría tener una “salida” al aborto con la subrogación, bien otorgando al padre (si este quiere) el 100% de la tutoría y haciéndose cargo del sustento económico correspondiente, de la misma forma antes expuesta, para el padre biológico. Con la diferencia, de recibir una compensación diaria mientras tenga al bebé en su vientre. También podría subrogar la paternidad al estado, recibiendo este (el estado) compensaciones económicas indisolubles por parte de ambos padres biológicos, perdiendo estos, todo vínculo y/o responsabilidad que no sea económica. Los demás no somos responsables, ni deberíamos asumir con nuestros impuestos  el resultado de la irresponsabilidad de otros. Resumiendo, sería como dar a un orfanato público la custodia temporal o no de su hijo.

Mantener la asignación al orfanato, para la manutención, cuidado, educación, vestir y el largo etc., que lleva la vida del menor, daría la posibilidad de recuperar esa tutoría a los padres biológicos, siempre y cuando sus condiciones económicas y mentales, revisadas por especialistas lo consideren viable. En caso de no haber satisfecho todo el coste hasta la fecha que ha ocasionado el menor, se fijarían plazos para la devolución de la integridad de dicha cifra.

En el caso de no conocerse la autoría paterna, el estado debería asumir automáticamente dicha responsabilidad, obteniendo deberes y derechos sobre el nasciturus y nacido hasta su adultez, salvo que la madre quiera para sí el 100% de tutoría, repito, es de ella y solo de ella la posibilidad de llevar el embarazo a término. También la responsabilidad de: sí asume el 100% de la tutoría, es de ella y solo de ella el 100% de la responsabilidad y por supuesto de la manutención del ya nacido, salvo que el padre biológico, probado, solicite el 50% al que tiene derecho y del que tiene obligaciones.

Llegados a este punto, se nos presenta un problema que ya tenemos hoy: ¿qué pasa si la madre, o los padres (ambos) no quieren hacerse cargo del coste de la manutención del hijo que subrogaron al estado? Podrían llegar a las mismas prácticas descritas cuando el aborto es prohibido, provocarlo poniendo en juego la vida de la gestante. En situaciones puntuales y después de una evaluación psicológica el estado podría eximir a los posibles padres biológicos de la manutención del ya nacido, rompiendo también cualquier vínculo y posibilidad de futuro contacto. Ya que como detallaba anteriormente, solo el pago del coste ocasionado daría derecho a recuperar la custodia y con ella derechos y deberes. Una persona o pareja que ni siquiera intente saldar la deuda que genera su propio hijo, no lo merece.

También hay que tomar una decisión y fijar unos límites de tiempo a una interrupción, llámese aborto, regulación menstrual, etc. ¿Cuándo ya se puede considerar un ser humano? ¿Cuándo hay un sistema nervioso formado? He leído alguna publicación que fija dicha fecha en las 14 semanas. Esto daría la posibilidad a interrumpir el desarrollo embrionario del fruto de violaciones, por ejemplo. Pasado este “límite”, solo podría estar justificado si el embrión o feto, tuviese una enfermedad que le impidiera una vida autónoma, su continuidad pusiera en peligro la vida de la gestante. Y es que no habría justificación de acabar con la vida de lo que ya tiene muchas posibilidades de ser un ser humano pleno. Como mucho supondría un sacrificio de la gestante, pagado por el estado o a quién se subrogue la tutoría, durante el tiempo de gestación.

La maternidad subrogada, prohibida en España, es la única solución de que parejas homosexuales, o de una madre con problemas como haber superado un cáncer de útero u alguna otra afección que la dejara estéril, pueden cumplir su sueño de traer vida con su ADN, gracias a una mujer que voluntariamente acceda a gestar a sus hijos. En el caso de parejas gay o mujeres que no pudieron salvar sus óvulos a tiempo, convendría utilizar óvulos donados y no los de la gestante, esto evitaría un vínculo genético que puede ocasionar problemas a la hora de entregar al nacido.

Seguramente pueden darse muchos “casos particulares” que necesiten una valoración específica, pero creo que la sociedad puede y debe asumir llevar a término un embarazo de un bebé sano, protegiendo legalmente y dando posibilidades a los padres biológicos más allá de acabar con ese posible ser humano, que quien sabe, puede ser desde el bombero que te rescate, al científico que descubra la cura para el cáncer o simplemente el pichichi de tu equipo. Demos más oportunidades a la vida.

Este texto, sin ser ni de lejos un experto en la materia, solo espera hacer llevar a la mayor cantidad liberales posible, a un consenso sobre el aborto.

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