España de pan y circo

España está definida como un país soberano que es miembro de la UE que está construido en un estado social y democrático cuya forma de gobernar es la monarquía parlamentaria. Es la misma España que, el 23 de julio, me dejó sumida en una decepción absoluta. No supo estar a la altura de las circunstancias y que la decisión de las urnas nos va a hacer pagar con creces las consecuencias de, entre otras cosas, otros cuatro años de Gobierno Socialcomunista.

En estas Elecciones Generales no ha ganado nadie y hemos perdido todos. La participación total registrada, tras los votos escrutados, ha sido de un 70,4%, pero para poder gobernar con mayoría absoluta es necesario obtener 176 escaños, situación que no se ha producido en ningún partido político. El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, es el vencedor de estas elecciones después de obtener 136 escaños. Sin embargo, su gobernabilidad se encuentra en el aire, ya que tendría que pactar con otras formaciones para poder llevar a cabo este proceso.

Teniendo en cuenta que el PSOE, el partido de Pedro Sánchez, cuenta con 122 escaños, la formación de Santiago Abascal 33, la formación de la planchadora oficial del reino con el aire acondicionado a 17 grados, Sumar, obtuvo 31 escaños, ERC y JxCat 7, EH Bildu 6, PNV 5 y UPN, CC y BNG 1 escaño, el escenario que se plantea ahora requiere de un baile de pactos complejos e inauditos ya que, según las negociaciones que se construyan, se podría producir un bloqueo que nos aboque a una nueva repetición electoral.

Las cábalas que tienen que realizar tanto el PP como el PSOE son dignas de un espectáculo de circo de al “más difícil todavía” porque si el líder de los populares quiere gobernar, tendría que pactar con VOX, Coalición Canaria, UPN y aun así le harían falta los 5 escaños del PNV y teniendo en cuenta que este último tiene unas elecciones autonómica próximas que podrían perjudicarle en este pacto es aún más complicado. Y mientras entre en el bombo Vox, no tiene nada que hacer. Le quedaría como última opción Junts per Cat, pero dudo mucho que otras formaciones quisieran compartir con ellos dicha coalición. Las últimas noticias además vertidas por cargos de la organización de Coalición Canaria han expresado que no pactarán con PP y Vox por no compartir los mismos postulados. Así pues, Feijóo lo tiene muy difícil para gobernar.

Por otro lado, tenemos a Pedro Sánchez que, uniéndose al partido Sumar, al PNV, a BNG y a los nacionalistas catalanes, le darían mayoría absoluta. Pero la cuestión es, ¿a qué precio? Sánchez ya ha contado con ERC y Bildu durante la legislatura. Para hacer el cómputo total y poder gobernar, Sánchez necesita ahora a la formación de Carles Puigdemont, el prófugo de la Justicia sobre el cual la fiscalía ha solicitado una euroorden para reactivar su detención. Eso sí, tiene que conseguir su abstención ya que, si votaran en contra, Sánchez tampoco lo conseguiría. Ahora dependemos de un prófugo independentista que reclama amnistía y referéndum.

Miriam Nogueras, líder del grupo parlamentario de JxCat. ha declarado que no harán presidente a Sánchez a cambio de nada. Pues está claro que van a intentar sacarle hasta los higadillos si pretende gobernar y visto lo que hemos visto hasta ahora, creo que el líder del PSOE, si fuera necesario, vendería su alma al diablo para poder seguir sentado en Moncloa. Porque a Sánchez le importa muy poco España y menos los españoles. El tercer escenario que se podría producir es un pacto de Gran Coalición PP-PSOE, como ocurre en Alemania, pero esta situación en España nunca ha tenido cabida dicho tándem, y a mí personalmente me parecería inverosímil.

Llegados a este punto, la repetición electoral parece que está más cerca de lo que creemos. La situación quedaría de la siguiente manera: el 28 de julio se realizaría el escrutinio general incluyendo el voto extranjero. El 8 de Agosto se efectuaría la proclamación de los resultados. El 17 de agosto se constituiría el Congreso de los Diputados y el Senado. El día 21 se efectuaría la ronda de contactos en Zarzuela y el 24 sería el fin del plazo para formar los grupos. Pasaríamos al 8 de septiembre donde sí se ha logrado, el nuevo presidente tomaría posesión, pero en el caso de que no se lograra se empieza a contar con un plazo de dos meses para nuevos intentos. Si, aun así, pasado este plazo no se lograra se disolverían las cortes en noviembre y, por lo tanto, las nuevas elecciones se celebrarían a los 47 días, lo que nos llevaría a tomarnos el turrón mientras volvemos nuevamente a las urnas. Todo se produce en fechas muy señaladas, este año ni verano ni navidad.

Lo que me ha quedado claro es que muchos españoles están encantados con los planes de Sánchez, que no les ha importado que hayan soltado violadores, ni asaltado el Poder Judicial, ni los indultos a golpistas, ni la malversación del dinero público, ni la pleitesía que le guarda al Rey de Marruecos ni un largo etcétera de desatinos y abominaciones que ha cometido mientras lideraba este Gobierno. Parece que la mayoría del pueblo solamente quiere pan y circo. Y lo que les digo es que el futuro será incierto y una catarsis de la cual no vamos a poder salir si Pedro Sánchez consigue mantenerse en el poder. Cuando todo esto explote será demasiado tarde para ustedes y lo que es peor, para todas las generaciones venideras, porque la desorbitada deuda pública será insostenible. Pero bueno, como se suele decir, disfruten de lo votado.

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