¿Se acabó?

España tiene en su haber tristes récords; somos número uno en consumo de cocaína en Europa. Tenemos además la mayor tasa de paro de toda la OCDE. Somos, al parecer, el único estado que alberga entre sus oriundos a un individuo que se atreve a agredir sexualmente a una futbolista en mitad de un campo de fútbol con todo el planeta mirando por la condenada tele.

La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha abierto diligencias contra Luis Rubiales para dilucidar si hay indicios para procesarle por un delito de agresión sexual. Antes de seguir dando la turra, les emplazo, por si desean entender lo que ello implica, a que le echen un ojo a la redacción del artículo 178 del Código Penal tras el paso del «Huracán Montero»: […] Será castigado con la pena de prisión de uno a cuatro años, como responsable de agresión sexual, el que realice cualquier acto que atente contra la libertad sexual de otra persona sin su consentimiento. Sólo se entenderá que hay consentimiento cuando se haya manifestado libremente mediante actos que, en atención a las circunstancias del caso, expresen de manera clara la voluntad de la persona […]

Interesante cipote el que se ha montado en relación al presuntamente forzado beso de Rubiales a Jennifer Hermoso, campeona del mundo con la absoluta femenina de fútbol. Más interesante aún el tratamiento de los medios, que no ha mucho difundían un comunicado de la futbolista en el que se lee […] Me sentí vulnerable y víctima de una agresión, un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento por mi parte […]. Días antes, la propia Jennifer, entrevistada en un programa de radio decía empleando no un comunicado sino su propia voz: […] A mí no me importa […] Ha sido la emoción del momento, no hay nada más allá. Se va a quedar en una anécdota […] Si la gente le quiere dar bombo se lo va a dar […].

Unos días antes, la madre de la jugadora, entrevistada en directo, quitaba también hierro al asunto. Era por aquel entonces que Irene Montero signaba en Twitter: <<Felicidades y GRACIAS a las jugadoras de @SEFutbolFem y a todo el equipo técnico por esta victoria. Gracias por demostrar, sobre todo a tantas niñas y mujeres, que sí se puede>> No se le escape que introduce de matute la Montero en este tuit el lema de su partido ¿Y por qué no? Era una gran ocasión para sacar rédito de una victoria que le es del todo ajena. Bien se sabe que mil padres tiene la victoria y huérfana es la derrota, e Irene ya anda ebria de derrotas.

 ¡Que oportunidad más propicia para arrastrar esta gesta deportiva por el albañal de la política! Les emplazo de nuevo a echarle un ojo a aquel anteproyecto de la Ley trans parido desde el ministerio de la Montero que disponía allá en 2021 que […] En las prácticas, eventos y competiciones deportivos se considerará a las personas que participen atendiendo a su sexo registral, sin que puedan realizarse en ningún caso pruebas de verificación del sexo […], lo cual hubiera implicado de facto la desaparición del deporte femenino.

En aquellas horas, Yolanda Díaz también aprovechaba el rebufo mediático de las de rojo y además exigía la dimisión de Rubiales por haber vejado- según sus propias palabras- a Jenni Hermoso. En aquel momento, solo constaba un comunicado remitido desde la Federación Española de Fútbol en el que se atribuían a Jennifer las siguientes palabras: «Ha sido un gesto mutuo totalmente espontáneo por la alegría inmensa que da ganar un Mundial. El presi y yo tenemos una gran relación, su comportamiento con todas nosotras ha sido de diez y fue un gesto natural de cariño y agradecimiento>>

La Montero, como no podría ser de otra manera, se sumaba al sanedrín, a pesar de haber proyectado en 2022 una ley que ha implicado la excarcelación de más de cien violadores, y clamaba en sus redes: <<No demos por hecho que dar un beso sin consentimiento es algo «que pasa». Es una forma de violencia sexual que sufrimos las mujeres de forma cotidiana y hasta ahora invisible, y que no podemos normalizar>> Siempre que Irene se presenta en pública comparecencia o tuitea recuerdo que el maestro Escohotado ya nos advertía que el mundo progresa cuando los políticos duermen.

Pronto las redes ardían. Antes del último comunicado de la campeona del mundo en el que se retractaba de su apoyo a Rubiales, tiktokers, onlyfaneras, buenistas aliados y usuarios de todas las redes mostraban una farisaica indignación, haciendo de recaderos y correveidiles de la política de tendencia como quien reparte flyers. Mordieron el cebo, y corrieron tras la pelotita como un caniche a requerimiento de sus amas recurriendo a todo tipo de clichés y lugares comunes. Algunas eran capaces incluso de espetarle a la supuesta víctima, campeona del mundo, que le hacía un flaco favor a la causa de la mujer por no condenar la procacidad de Rubiales.

Esta ida de olla ya es planetaria. Natalie Portman, la ONU, la hinchada del Friburgo e incluso Arnaldo Otegi (no se rían) se han sumado a la defensa de Hermoso, tras soltarse a los cuatros viento un nuevo y ambicioso hashtag:“Se acabó”. Bien se sabe que aquí en Españita fue el relato quien mató al dato, pero parece que hemos llegado a un punto en el que el personal se muestra tan sumiso ante la corrección política que prefiere dar carta de naturaleza a un comunicado antes que a aquello que ve con sus propios ojos. Cúmpleme informarles que seguramente la carrera de Rubiales en la RFEF ha acabado, y al que les escribe estas líneas esto no le escuece, porque nadie que presida nada relevante debería dar un espectáculo como el que él nos ha arrojado no tanto en los últimos días como en los últimos años.

¿Se acabó? Hay cosas que trágicamente no han acabado, como la angustia de más de mil mujeres, niños y niñas que cada vez ven más cerca de sus hogares a los canallas que les abusaron o agredieron sexualmente gracias a la idiocia jurídica de un gobierno que parece vivir en la eterna parra. Tampoco el dolor pretérito o presente de las menores tuteladas abusadas en Baleares durante la gobernanza de Francina Armengol, hace unas semanas ungida nueva presidenta del Congreso. Tampoco el calvario de Teresa Tanco, la menor tutelada víctima de abusos por parte del ex marido de Mónica Oltra, la cual fue imputada por el supuesto encubrimiento de este crimen. Lejos queda en la memoria la imagen de Adriana Lastra haciéndole la cobra al señor Ábalos en el Congreso en plena hecatombe coronavírica cuando compartir el mismo aire podía costarle la vida. Del Tito Berni ni hablamos.

No deja de parecer una coña berlanguiana que en un país en el que se lleva años exigiendo que no se judicialice el conflicto catalán, y los infortunios que este aún trae, se haya judicializado en menos de una semana un beso en un campo de fútbol y la posterior juerga en un vestuario en Sidney, en el que todos y todas sin excepción andaban celebrando como en una verbena. Este caso, más que ningún otro, llena de contenido la definición de prejuicio. A diferencia del sumario a Dani Alves, ustedes presenciaron desde el sofá de su casa la que ha sido catalogada como «agresión sexual». Ustedes, testigos y jurado por designio del destino, pueden concluir, en base a lo que vieron, si se cometió un delito ¿Es necesaria una instrucción por lo penal? ¿Hace falta un careo o un informe pericial?

Sea la justicia -porque ya no queda otra- quien depure responsabilidades, y ante ella debería comparecer Jenni ¿Piensa denunciar o querellarse? La centrocampista del Pachuca Femenil debería aclarar si en efecto se sintió agredida sexualmente por don Rubiales, y el último video que se ha filtrado de la selección femenina en un autobús no muestra precisamente a este, el “presi”, como a Harvey Weinstein. Les emplazo una vez más a una lectura atenta del artículo 456 del Código Penal: […] Los que, con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad, imputaren a alguna persona hechos que, de ser ciertos, constituirían infracción penal, si esta imputación se hiciera ante funcionario judicial o administrativo que tenga el deber de proceder a su averiguación, serán sancionados […] Con la pena de prisión de seis meses a dos años y multa de doce a veinticuatro meses, si se imputara un delito grave […]

El feminismo se ufana de su nueva victoria, y no comprende que quizá esto sea un punto de inflexión. Este nuevo sainete del género, lejos de ayudar a la mujer en el fútbol, puede retratar aún más al feminismo contemporáneo como desnortado, chusco y antipático. Hay algo que también puede que tristemente haya acabado y es el apoyo de muchos hombres al futbol femenino. Nos dieron la inmensa alegría de ganar el mundial y esto se ha convertido en tiempo récord en un macabro híbrido entre una telenovela y La isla de las tentaciones; en una suerte de ópera bufa en la que quien lleva la batuta, una vez más, es la pérfida política y sus logreros mediáticos. Y ustedes aplauden.

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