Hoy es un día especial para la mitad de la población mundial y, por esa razón, es a ellas a quienes quiero hacerles mi particular homenaje en este 8 de marzo. Las mujeres sois seres únicos e irrepetibles; sin vuestra presencia, nuestra vida estaría anclada constantemente por la monotonía y la depresión. A veces, podéis resultar peculiares por vuestras manías y cambios de humor. Sin embargo, en otros instantes, nos demostráis que sois indispensables, brindándonos vuestro apoyo cuando más lo necesitamos. Vuestra ausencia nos marchita lentamente, y cuando esta se prolonga, la muerte en vida irrumpe en nosotros… hasta que finalmente tiene lugar la muerte física, convirtiéndonos en polvo… y hasta la próxima vida.
Es cierto que, en tiempos pasados, lo habéis pasado mal, tanto como para estar incluso al borde del infierno. Desde el mercadeo con vuestras vidas humanas, a las cuales se les ponía un precio, hasta la constante angustia de ser madre o esposa en periodos de entreguerras, donde rezabais ante Dios con la intención de que vuestro ser querido regresara a casa con vida y no en ataúd. Tampoco hay que obviar aquellos momentos en los que sufristeis la marginación, no dejando que ejercierais profesionalmente lo que bien soñabais siendo niñas… y qué decir con el primer atisbo de luz que recibisteis gracias al sufragio universal, un detalle por el cual gracias a hombres y otras mujeres lograsteis alcanzar el derecho al voto. Los derechos que, en tiempos pasados os fueron arrebatados, actualmente en los países occidentales, los tenéis firmemente establecidos, a pesar de que existan voces que intenten negarlo, con motivo de que son meras odiadoras que buscan el conflicto entre nuestros sexos para poder así vivir precisamente de chiringuitos.
La sociedad, conformada por hombres y mujeres, o, lo que es lo mismo, personas con sus virtudes y defectos, por supuesto que quiere la igualdad en el mundo. Sin embargo, no podemos pasar por alto a las odiadoras mencionadas anteriormente, las supuestas defensoras de la opresión, quienes manifiestan reiteradamente y de forma falsaria que en España las mujeres son discriminadas. Precisamente, lo dicen aquellas que miran hacia otro lado cuando en Marruecos, Afganistán o Irán a las mujeres las tratan como auténtica bazofia. Y sí, son las mismas que no solo no se quejan de las injusticias que se dan en esos países, sino que, además, cuando acuden a ellos se colocan prendas opresoras. El cinismo hecho chiringuito y plagado de doble vara de medir.
En definitiva, este artículo quiero culminarlo de la mejor manera posible, homenajeando a nuestro sexo hermano, amante y confidente, buscando lo positivo que nos dais las mujeres. Sin duda, vuestro apoyo incondicional hace que seáis especiales; los besos robados en periodos de penuria, con un beso, hacéis que sonriamos. Eso sin contar que unas palabras bien dichas de vuestra boca acarrean que movamos montañas. Estos son unos entre los tantos motivos que tenemos para que jamás os consideremos nuestras enemigas, sino todo lo contrario.
Además, los hombres buenos queremos, amamos y deseamos a las buenas mujeres que existen en el planeta Tierra y, como es lógico, en España. Codo con codo junto a vosotras estaremos siempre porque, gracias a la unión de ambos, conseguimos lo inaudito: crear descendencia formando familias que hacen a su vez que dejemos un legado para forjar a las generaciones venideras. Si no fuera por vosotras, los hijos que hoy tenemos o algún día tendremos jamás nos harían abuelos y eso a su vez, acarrearía que jamás alcanzásemos la excelencia como personas. ¡Feliz 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer para todas!
Periodista bilbaíno a jornada completa, anteriormente locutor en Cadena SER Miranda y al mismo tiempo articulista en diversos medios digitales. Amante del gimnasio y la naturaleza a tiempo parcial.
“Si tú no trabajas por tus sueños, alguien te contratará para que trabajes por los suyos”
-Steve Jobs.
No somos mejores ni peores. Somos diferentes