Crucifixión y Resurrección: ¿Fiesta religiosa o legado pagano?

Estos eventos, arraigados en los rituales del Viernes Santo y la Pascua, manifiestan su significado profundo en la renovación espiritual de la humanidad. Es notable que estas festividades no tengan una fecha fija, sino que varíen cada año, abarcando un período desde finales de marzo hasta finales de abril. Esta variabilidad se basa en una antigua fórmula: la Pascua se celebra el primer domingo después de la Luna llena en Aries, que marca el inicio de la primavera en el hemisferio norte el 21 de marzo.

Esta fluctuación en la fecha nos invita a reflexionar más allá de las explicaciones convencionales. Desde una perspectiva terrenal, durante el equinoccio de primavera, el sol parece ser simbólicamente crucificado o cruzar el ecuador celeste en su movimiento hacia el norte. Los místicos interpretaron este fenómeno como un sacrificio cósmico en beneficio de la humanidad, señalando que tras este evento, la naturaleza emerge de su letargo invernal con renovado vigor.

La conexión entre la crucifixión simbólica del sol y la celebración de la Pascua como un momento de redención espiritual no es accidental. En la antigüedad, se creía que el Hijo, simbolizando la divinidad, debía haber derramado su sangre durante este período, conocido como «paso» en la tradición judía, para marcar el renacimiento y la liberación. En esencia, la variabilidad de la fecha de la Pascua nos lleva a contemplar la interconexión entre los ciclos naturales y las creencias religiosas. Es un recordatorio de que, al igual que la primavera trae consigo la renovación de la vida en la naturaleza, también podemos experimentar una transformación espiritual y renacimiento en nuestras propias vidas.

Este fenómeno no se limita al catolicismo; diversas tradiciones religiosas han entrelazado sus festividades con los ciclos cósmicos. En el judaísmo, la Pascua judía, conocida como Pesaj, se celebra en la misma época y está ligada al equinoccio de primavera y a la luna llena. Además, tanto en el hinduismo como en el islam, se observan festividades basadas en el calendario lunar y en los cambios estacionales. En resumen, la Semana Santa nos invita a reflexionar sobre nuestra posición en el cosmos y la profunda relación entre lo divino y lo terrenal. Es un momento para sintonizar con los ritmos naturales y encontrar renovación espiritual en la maravilla del universo que nos rodea.

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