El bueno, el feo y el malo

Como si de una película dirigida por Sergio Leone con Clint Eastwood, este Gobierno ha convertido la política en un auténtico western. La confrontación entre el Gobierno y los medios de comunicación es cada vez más palpable. Nuestros dirigentes parecen más preocupados en indagar que periodistas insultan o hacen comentarios sobre aspectos físicos, que por garantizar políticas sociales que contribuyan al bienestar de la ciudadanía.

El feo de este rodaje como el mismo se ha definido con la frase “yo por feo y Pedro Sánchez por guapo” es el ministro de Trasportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente. En este caso, no es el deleznable Tuco, aquel personaje de la película, sino el ofendido y autentico especialista en bloquear en las redes sociales. El exalcalde revelaba que había encargado a su equipo de asesores la elaboración de un informe sobre las opiniones publicadas en distintos periódicos.  Estos han realizado un dossier a modo de resumen con los artículos de opinión que contienen expresiones que no son del agrado del vallisoletano. La cuestión es que el seguimiento externo informativo de noticias en medios de comunicación y sistema de archivos para el ministro, nos cuesta la friolera cantidad de 62.436 euros.

Los vaivenes de la política española no son más que una escena agónica que vemos pasar a cámara lenta pero constante. Como uno de los “villanos” más destacados se encuentra el presidente del Gobierno Pedro Sánchez. El malo que encontramos en cualquier cortometraje no solo del oeste sino de una verdadera película de terror. Aunque ahora no lo creamos, Sánchez está en su peor momento. El caso Delorme lo debilita y más aún cuando puede afectar a la “primera dama” Begoña Gómez. Son múltiples las noticias que se filtran en la prensa sobre las reuniones de su esposa con el comisionista del Ministerio de Transporte. El supuesto apoyo que le brindó a dos empresas para que se llevaran un contrato del Gobierno  de 7, 7 millones de euros, y la ruptura del silencio de la empresa Air Europa admitiendo reuniones secretas con Javier Hidalgo.

Pedro Sánchez y sus acólitos han sobrepasado todas las líneas rojas en los últimos años. “No habrá ni amnistía ni referéndum” y aquel famoso “con Bildu no vamos a pactar”. Como en cualquier film típico del Oeste donde se aislaban las tierras, con pequeños pueblos fronterizos con un saloon, que bien podría ser en la actualidad la marisquería La Chalana, el lugar  donde se reunían Koldo García y demás implicados el pasado mes de enero.

Tendríamos que pasar a hablar del bueno de la cinta, pero por mucho que busquemos en esta formación, no encontramos ninguno que obtenga el mérito de convertirse en el socialista del año. Quizás muchos intentaron camuflarse bajo un halo angelical, vertiendo declaraciones un tanto contradictorias con la doctrina socialista, como es el caso de García-Page o un supuesto plañidero José Luis Ábalos. Pero como un vitral que está compuesto de vidrios y esmaltes, el ensamblaje está formado por varillas de plomo.

Como se suele decir, no hay socialista bueno si el objetivo es ayudar a Sánchez. No sabemos si a esta legislatura le queda mucho o si veremos una pronta escena final. Aunque como decían al término de la película “El mundo se divide en dos categorías, los que tienen el revolver cargado y los que cavan”.

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