Con La Tierra Media hemos topado

No hace mucho, una columnista feminista de Colombia, llamada Maria Antonia de La Torre, puso en entredicho las obras de J.R.R .Tolkien alegando que eran machistas y racistas.

Otra víctima del discurso feminista radical absolutamente zafio y sacado de contexto. Su fanatismo irracional les lleva a cavar su propia trampa ya que
Maria Antonia, como era de esperar, ni se había leído los libros, ni tampoco llegó a terminar las tres películas de Peter Jackson. De ahí que su alegación, motivada por el carente conocimiento de este mundo y su fanatismo acérrimo por la ideología de género, la dejasen totalmente desacreditada de principio a fin.

La columnista tuiteaba:

«El 90% de los personajes de El Señor de los Anillos son hombres blancos, y las mujeres sólo aparecen cuando el hombre está en peligro para decirle que salga adelante»

«El porcentaje de diálogos y de tiempo en escena que tienen hombres y mujeres evidencia la vergonzosa disparidad. Por no entrar siquiera en el tema racial, que es muchísimo peor. Ni un solo afroamericano ni mestizo ni nada en un planeta multiétnico»

Acusaciones sacadas de contexto y repletas de un más que manifiesto desconocimiento del tema. Revisando la obra de Tolkien, en el tema étnico o racial, podemos ver que la variedad de razas es ingente. En el universo de Tolkien encontramos razas como enanos, elfos, hombres, hobbits, orcos, maiar, valar, trasgos, uruk-hais, trolls, ents… entre otras.

Pero cogiendo el rábano por las hojas, si la columnista a lo que se refiere con tema étnico es al hecho de ver en pantalla gente de color, encontramos varias razas de hombres que representan diversas etnias. Los hombres de Harad o haradrims, los hombres de Rhûn o del Este, los hombres de Khand o Variags, son razas humanas de tez morena/oscura que se distribuían en zonas lejanas de La Tierra Media.

Su osadía e incompetencia fueron de tal magnitud que incluso ignora a los Haradrim que aparecen en la segunda (Las Dos Torres) y tercera (El Retorno del Rey) entregas de El Señor de los Anillos.

La insensatez de la columnista feminista no termina aquí. Tratando el tema de las mujeres, insinúa que Tolkien era machista debido a que el papel de estas es totalmente secundario y solo aparecen cuando el hombre está en peligro. Una acusación que carece de sentido y validez cuando conoces personajes como Arwen, Éowyn o Galadriel, entre otros tantos femeninos, que en El Señor de los Anillos no cobran tanta relevancia, pero en otras obras de La Tierra Media brillan más que cualquier hombre, como pueden ser Luthien, Elbereth o Baya de Oro, por mencionar algunos personajes femeninos relevantes.

Me centraré en las tres primeras mencionadas anteriormente. Arwen consigue, en la versión de la película, derrotar a todos los Nazgûl a la vez y salvar a Frodo de un terrible destino. Éowyn derrota a uno de los personajes más poderosos de la Saga de El Señor de los Anillos, el Rey Brujo de Angmar, pronunciando la mítica frase «Yo no soy un hombre» antes de acabar con él. Por último, Galadriel es la elfa más poderosa y sabia de La Tierra Media en los momentos de la Tercera Edad. Sin contar con los diálogos tan transgresores que aportan a la novela, estos tres personajes son absolutamente imprescindibles en la historia por su conocimiento, valor e inteligencia.

Ya en esos años, Tolkien quiso hacer un guiño, a través del personaje de Éowyn, a la ruptura de las costumbres sobre que la guerra era cosa de hombres. Éowyn quiere participar luchando en la guerra para salvar a su pueblo, como demuestra este diálogo entre la princesa de Rohan y Aragorn en Las Dos Torres:

Éowyn: Las mujeres de esta tierra aprendieron hace tiempo. Las que no las empuñan mueren a su merced. No temo al dolor ni a la muerte.

Aragorn: ¿A que teme entonces mi señora?

Éowyn: A una jaula. A empuñar sus barrotes hasta que la edad y la costumbre los acepte y toda opción al valor ceda al recuerdo y al deseo.

No hemos de olvidar que Tolkien nació en 1892. La sociedad y las formas de pensamiento no eran ni siquiera semejantes a las de la actualidad y, pese a eso, sus obras gozan de una variedad étnica y de género indudables.

Bajo mi punto de vista, que el feminismo se atreva a tachar las obras de Tolkien de machistas y racistas es faltar a la verdad y manifestar un profundo desconocimiento de este mundo.

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