¿Y quién piensa en los perros?

Miserables gobiernos de un lado y del otro, Ayuntamientos de ciudades o pueblos. A todos aquellos que carecen de empatía perruna, mi mensaje es el siguiente: mucho os dedicáis a hablar de que hay que ayudar a los más vulnerables, pero al mismo tiempo no tenéis la calidad humana de velar por los intereses del mejor amigo del hombre.

¿En dónde tenéis la solidaridad por el ‘inferior’ que tanto exigís que tengamos el resto de seres por lo que vosotros llamáis colectivos vulnerables? ¡Igual os creéis que los perros se irán de botellón en los horarios establecidos para el toque de queda!

No voy a meterme en los temas políticos de si la situación en la que vivimos es una pandemia, plandemia o en la de que se juega con las cifras por intereses partidistas. Ese es otro cantar, que dejo al libre albedrío de cada uno. Pero de lo que sí veo indispensable hablar es de que los políticos ningunean a todos los perros que habitan en nuestro país y de que en muchas localidades y comunidades autónomas hay un impuesto en el que se cobra al ciudadano por el mero hecho de contar dentro de sus familias con un can.

Tan sensibles para unos temas y, sin embargo, para otros, ¡cuánta falta de empatía! Hacer de menos a un ser vivo que tiene más lealtad que muchos humanos y que la inmensa mayoría de los políticos que tenemos en nuestro país de cualquier ideología. Luego nos venderán su falsa moralidad de que en otros países hay injusticias y que tengamos solidaridad con ellos cuando dentro de su núcleo, a no tantos metros, carecen de miramientos por nuestras mascotas que cuentan también con una serie de necesidades fisiológicas.

Un perro, a diferencia de las personas, no tiene una hora concreta para orinar o hacer sus defecaciones. Lo mismo puede hacerlas a la mañana, que a la tarde o incluso de madrugada. Además, en muchos casos pueden hacerlas tanto de mañana como de tarde o tanto de tarde como de noche entre otras combinaciones que se pueden dar. Sucede igual que con las personas, también puede darse el caso de que tengan ‘colitis’ y que yo sepa, los humanos acudimos al WC, en el caso de los perros ¿Qué hacemos?  ¿Les enseñamos a orinar y a defecar en nuestro baño?

Políticos de este país, si nuestra mascota tiene ganas de orinar o de sacar excrementos por su maravilloso orto, ¿vosotros vais a tener la gentileza de venir a nuestras casas para quitárselos? Cómo seguramente la respuesta que me deis sea un NO, exijo mediante este artículo que seáis un poco más empáticos con estos animalitos que no tienen la culpa de nada de lo que sucede en nuestro país. Por cierto, por si a alguno se le ocurre eso de que coloquemos una caja de cartón con arena absorbente, son muchos los perros que necesitan andar para poder hacer ‘sus necesidades’, lo digo a causa de que siempre saldrá el hater de turno que comente eso.

Apostaría a que más de un político, dentro de su entorno tiene una o varias mascotas de este tipo. ¿Qué piensan hacer en el momento que su buen amigo se vaya patas abajo? Bueno, qué tonto soy, seguro que más de uno tiene casoplón con un jardín impresionante en donde los perros harán sus cosas y el que no lo tenga, posiblemente se salte de forma picaresca el toque de queda cuando nadie lo vea.

No quiero políticos que sean ‘perros’ sino políticos que piensen en los perros, unas mascotas que merecen un respeto y que tienen unos derechos, desde el minuto uno en el que cómo bien digo en párrafos anteriores hay que pagar un impuesto por contar con ellos. Lo dicho, que el Gobierno, las comunidades autónomas y los alcaldes de turno se dediquen a mirar por este amigo vulnerable que lo necesita y por el cual muchos daríamos nuestra vida. Ellos, lo merecen.

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