Llegaron las elecciones catalanas, con su lluvia, sus mascarillas, sus epis y sus contagiados, no faltaba ni un perejil, y votaron, bueno, por lo menos votó la mitad, votaron los que siempre votan, los que en medio de un Armagedón no dudaría en ir a depositar su voto antes de ir a buscar refugio con su familia, lo de siempre, vamos. Y ganó la abstención, pero como no hay ningún partido político constituido que se llame así, eso potenció al separatismo, nada nuevo bajo el sol.
Ganó el candidato de los 100.000 muertos, seguido del que está en la cárcel por sedición y la medalla de bronce fue para el que está en Waterloo fugado comiendo mejillones, me reiría si no fuera porque esto nos va a costar un dineral al resto y el 90% de los que se quedaron en casa, porque eso de levantar el culo no merece la pena, luego gritarán al resto de España que no les dejemos solos, y como todo cansa, lo mismo ese día los demás nos quedamos en el sofá.
Ciudadanos es un cadáver que lleva muerto dos años, pero que la prensa de extremo centro moderado y moderno se niega a enterrar, se quejan de que no «movilizan» y sinceramente, no sé qué esperaban, a la primera de cambio, tras un exitazo en las últimas elecciones catalanas, Arrimadas se despidió a la francesa y se instaló en Madrid, que es mucho más tranquilo donde va a parar, y se ha dedicado a ser el felpudo de Sánchez dejándose pisotear sin dignidad ninguna, y claro, los votantes que son los que al final deciden, no escriben columnas de opinión en ‘El Mundo’ loando su buena estrategia, son más de sobrevivir día a día en un territorio que los desprecia y han debido entender esa estrategia reguleras.
Lo del PP es de mención aparte, Casado no ha debido de entender bien por qué fue elegido cuando se presentó con un discurso fuerte y nacional, y los de siempre, los tertulianos, gurús y jefes de opinión del ABC y similares, le dijeron que no, que debía » girar al centro”, desprenderse de las Cayetanas de turno y moderarse, porque imagino que para ellos la vida es eso que transcurre agradablemente desde su chalet adosado, en una pintoresca sierra de Madrid, hasta su despacho de la calle Alcalá, o almorzando en un restaurante VIP cuando termina su sesión en TV, nada que ver con el votante conservador medio que ve como sus ideas no las defiende nadie mientras sufre que a su alrededor todo va de mal en peor.
Vox triunfó, y lo hizo porque dice lo que piensa, sin buenismos ni eufemismos, partiéndose la cara, la misma cara partida que tiene el votante nacional en Cataluña después de años de palos e insultos, conectando perfectamente con los problemas reales de esa gente, no hay más. El centro no es nada, es el espantajo que grita el PSOE para hacer ver a sus votantes que hagan lo que hagan, no tienen que preocuparse, porque, aunque lo que hagan sea grotesco y desmesurado, son «moderados», y nuestra derecha le compra el pack completo, lleno de complejos y sin autoestima ninguna, pero sus votantes no…y luego llegan los lamentos, la realidad es que el PP desprecia a su base social, pero pretende que les vote, muy loco todo.
El centro no existe, es una equidistancia «bien» que sólo se pueden permitir unos cuantos con la vida resuelta, y en España las cosas no están bien, y peor que se van a poner, así que habrá que elegir, y quién no se atreva a llenarse los pies de barro, por lo menos que no moleste, dejen paso a quién si se atreva, y por Dios santo, que dejen de lloriquear como niños a quiénes les han quitado el bocadillo en el patio de la guardería, un poquito de dignidad, que seguro que si buscan bien en el fondo de algún bolsillo de un pantalón, lo mismo encuentran algo.
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