PP-Vox: la ruptura con la que ganaría Sánchez

Dos de los partidos de la derecha española -PP y Vox- se tiran constantemente los trastos a la cabeza. La última ha sido tras la abstención de los populares en la Asamblea de Ceuta a la declaración en la que consideraban al líder de la formación verde, Santiago Abascal, persona non grata en la ciudad autónoma.  Una auténtica inmundicia, teniendo en cuenta que Ceuta es un territorio español en donde debe imperar la libertad de movimiento a todo aquel que venga de manera legal, y mucho más cuando se trata de estigmatizar a alguien oriundo que además fue perseguido por ETA. De todas formas, antes de tocar el tema de las dos derechas, quiero tratar en un breve párrafo mis impresiones sobre esa nauseabunda propuesta que vino por parte del partido musulmán Movimiento por la Dignidad y Ciudadanía.

Esta iniciativa me hace sacar dos conclusiones; la primera que Ceuta tiene que estar divinamente -nótese la ironía- para que los “demócratas” de MDyC la planteen y a su vez, para que los izquierdistas, en vez de quejarse de esta, respaldarla. Parece ser que en la ciudad autónoma ya no impera la inmigración ilegal ni la delincuencia. Los cayucos han debido desvanecerse y ahora, aparentemente, no existen los ‘menas’ haciendo de las suyas contra los ceutíes. Y la segunda conclusión es que, tanto los creadores de esa propuesta como los que han votado que sí, lo más seguro es que tengan mucho tiempo libre para lanzar semejantes planteamientos en un sitio tan serio como la Asamblea de Ceuta. Lo siguiente que harán estos sujetos será declarar a don Pelayo otra persona non grata, aunque en este caso sea de manera póstuma. Bromas aparte, a los mismos que han planteado tal declaración como a los que la han respaldado, quiero dedicarles la siguiente frase: Los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas”.

Una vez lanzado mi ‘alegato’ dando mi opinión sobre esa fascioiniciativa, ahora es cuando me mostraré crítico tanto con el PP como con Vox. Para empezar, vamos a tirar por varios hechos objetivos que tienen como similitudes: la primera, que ambos partidos son de derechas, aunque uno tenga el complejo de catalogarse de centroderecha y el otro no esconda su condición diestra. La siguiente que es que comparte sus mensajes en un alto porcentaje a un mismo electorado, personas contrarias al ‘progresismo’. Y la más importante: ambos quieren a la izquierda vendehúmos cuanto más lejos, mejor. A pesar de que el PP y Vox vayan a diferentes velocidades -nótese el símil- pero por un mismo carril, son dos formaciones que deben mirar hacia una misma dirección y, por ese motivo, las dos tienen que establecer puentes y jamás buscar la destrucción la una de la otra ya que quien saldrá beneficiada de esa pelea es la izquierda, o lo que es lo mismo, Pedro Sánchez y sus socios de Podemos además de los independentistas.

Peperos, dejad de demonizar a Vox porque vosotros sois lo mismo que la formación verde pero con complejos cuando se tocan temas clave como el aborto o la eutanasia, asuntos que evitáis que salgan a la palestra para que no os traten de derecha rancia como hacen con la formación de Abascal. Voxtinianos -cómo así os llamo yo cariñosamente-, no os paséis de frenada con el PP porque los que hoy pertenecéis a Vox, antaño defendíais las siglas del partido que lidera Pablo Casado y en el fondo no sois tan diferentes -salvo en matices- a esa formación. ¿Qué el PP ha cambiado y se ha vuelto un partido plagado de complejos? Sí, es verdad. En ocasiones parece ser un PSOE 2.0. pero, amigos de Vox, tirad de sensatez y racionalidad, aunque sea por pura conveniencia. Si no vais los dos partidos a dueto -exclusivamente en los intereses que afectan a los españoles en su totalidad-, con vuestra división quién ganará esa batalla y la guerra entera será el actual presidente del Gobierno y su séquito de acólitos que carecen de moral.

Los fanáticos de uno y otro partido defenderán al ‘suyo’ como si no hubiera un mañana. También aquellos que viven de esas formaciones. Pero la gente que no tiene vinculación o intereses por medio y que cuenta con dos dedos de frente necesita tirar de racionalidad a consecuencia de que, en caso de resquebrajarse las relaciones entre ambos partidos, lo que conllevará esta lucha será que la izquierda y su progresismo de vender humo ganen legislatura tras legislatura durante mucho tiempo. La alianza entre las derechas es necesaria puesto que esta servirá para derrocar al Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez. Sin embargo, si los dos se ametrallan, quien se reirá en nuestra cara y quien saldrá victorioso es el presidente del Gobierno -y desde la distancia, también lo harán sus socios demoníacos. PP y Vox, vuestras discusiones de patio de colegio a lo que van a conllevar es a que nos indigestemos de Sánchez hasta que le salga la última cana en su frondoso tupé de Superman. Conservadores, espabilad, o se acabará cumpliendo ese deseo de Su Sanchidad, el de estar en el Gobierno de España hasta el año 2050. Ríete tú después de la Agenda 2030 y de las consecuencias que nos pueden traer las pataletas de los dos principales partidos de la oposición.

Lo dicho: el objetivo no debe ser ni para el PP acabar con Vox ni para Vox hacerlo con el PP. Les guste o no, ambos partidos permanecerán en el Congreso de los Diputados durante muchas legislaturas salvo catástrofe de alguno de los dos. Podrán bailar las cifras de un partido al otro en forma de trasvase de votantes, pero poco más. Tampoco descarto que Vox, el día de mañana, le haga un sorpasso al PP si este sigue siendo tan buenista en temas clave. Pero seamos realistas, las dos derechas están condenadas a entenderse por un bien común: los españoles que aborrecen los nacionalismos y que, a su vez, aman la unidad de España. Así que ya sabéis: o la derecha se abraza o ganará Sánchez y el socialcomunismo.

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