‘JuanMa’ y los cambios de discurso

La semana pasada, unas declaraciones del actual presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, me dejaron completamente estupefacto. En ellas, aseguraba que, en caso de tener que gobernar en coalición, lo haría con Ciudadanos y que, de no ser con ellos, su intención sería hacerlo en solitario. En política ya no hace falta tirar de hemeroteca para darse cuenta de las meteduras de pata de los políticos, sino que a veces la memoria cortoplacista puede evitar que no se acabe pecando de bocachancla. Al presidente de la Junta se le ha olvidado que su socio preferente está en la UCI y con pronóstico de recibir la extremaunción. Y, con el adelanto electoral anunciado hace unas horas, al igual que sucedió con Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León, Moreno va a tener que comerse sus palabras, ya que la estabilidad en Andalucía pasa por un Gobierno formado por PP y Vox. Todo lo demás es mentir a su electorado… o que la izquierda vuelva a San Telmo.

Jamás lograré entender estas estigmatizaciones que realizan algunos de los integrantes del Partido Popular a Vox. En primer lugar, porque demonizar a Vox es hacerlo a sus propios exvotantes: al fin y al cabo, la formación de Abascal es un germen del PP y eso no se puede olvidar. En segundo lugar, Feijóo aseguraba que quería recuperar a los votantes que se pasaron a la formación verde… menospreciando o señalando al partido que actualmente votan sus exvotantes. Imposible que estos cambien de parecer. Y en tercer y último lugar, lo que debe hacer el presidente de la Junta de Andalucía es seguir la senda de Isabel Díaz Ayuso: ver en Vox a su fiel aliado contra la izquierda y no a la izquierda como aliada contra Vox, como en alguna que otra ocasión ha dejado caer.

Alfonso Fernández Mañueco, a pesar de cometer al principio el error de no querer saber nada de Vox, buscando que su partido gobernase en solitario la Junta de Castilla y León, cedió, como así se debe hacer, a su orgullo torero, admitiendo que era la única opción para gobernar el feudo castellano y leonés. Ese cambio de postura la aplaudo, porque ahí demostró que pensó en los intereses de su comunidad autónoma y no exclusivamente en los de su partido. De haber seguido por la senda de la cabezonería, en vez de lograr el acuerdo entre formaciones para gobernar con el ya vicepresidente de la Junta de Castilla y León, ya se sabía que las consecuencias hubiesen sido: ¡elecciones a la vista o izquierda belicista socialista! Un hecho que el pueblo castellano y leonés no perdonaría al ya presidente de la Junta de Castilla y León. Espero que, con este antecedente acontecido hace no mucho, escasas semanas, Juan Manuel Moreno Bonilla dé marcha atrás a sus intenciones de menospreciar a Vox, su socio natural, aunque le pese.

El caso de ‘Juan Ma’ Moreno, de no querer saber nada de la formación de Abascal, no es puntual. Dentro del Partido Popular hay unos cuantos que no se dan cuenta de que Vox ha venido para quedarse. Sus votantes, un alto porcentaje de ellos, en los próximos comicios que se celebren a corto y medio plazo, pueden acabar depositando la confianza tanto a la formación liderada en España por Abascal como a la de Feijóo, y si ‘las vacas sagradas’ se decantan por la posibilidad de ir contra Vox y por ende contra sus votantes… El votante del PP puede empatizar con el de Vox a consecuencia de que jamás entenderá el ataque a sus ‘hermanos de ideología’, mientras que el votante voxtiniano puede sentir odio por las siglas ‘peperas’ a causa de esa demonización hacia su persona, lo que acarrearía que jamás retornase a la formación de la gaviota. Juan Manuel Moreno, Esteban González Pons y otros políticos de peso detractores de Vox, asimiladlo de una santa vez, ambos partidos estáis condenados a entenderos durante unas cuantas legislaturas.

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