Cayetanos en el punto de mira

La humanidad desde que el hombre es hombre ha tendido a unirse, primero en grupos buscando protección y más tarde creando pueblos y ciudades. Y así ha sido a lo largo de la historia: el ser humano es propenso a juntarse con aquellos con los que se siente más identificado, bien a través de la moda, la música o las formaciones políticas.

No solo en los partidos, en todos los grupos, asociaciones o sociedades juveniles, el componente ideológico es importante. Y si encima es reivindicativo, mejor; atizar al Gobierno siempre ha sido del gusto de la gente joven. Que no es malo. Pero cuando se sobrepasa el límite y se empiezan a quemar contenedores y coches, entonces, las justificaciones pierden su razón de ser y a lo mejor, o seguro, los padres de la mente lúcida que lanzó el cóctel molotov han de pagar las consecuencias de que a su hijo le hayan lavado el cerebro.

Pero no hay que desviarse del tema. Hace años, los odiados por casi todos los demás eran los pijos: niños de papá vestidos de marca y que nada más obtener el carnet de conducir, tenían aparcado un Golf GTI en la puerta de casa. Como todo en la vida, esto también ha evolucionado, ahora, los que visten como aquellos se hacen llamar “cayetanos”. A los clásicos Levi´s y jugadores de polo se les han unido, apostando por la marca nacional, calaveras y gansos, sin olvidarse nunca de los mocasines castellanos y todo ello adornado con pulseras de lazo con los colores rojos y amarillos.

La verdad es que es una mezcla infalible para ser el objetivo de los sectores juveniles de una izquierda que, cuando se le acaban las ideas, recurre a lo más fácil: meterse con el aspecto de la gente. Sí, sí, esos mismos, los que defienden la igualdad y los derechos por encima de todo, juzgan a las personas porque les gusta llevar un jersey al hombro o estudiar en una universidad privada. Universidad privada… esos son palabras mayores que quizás merezcan otro artículo aparte. Porque claro, ir repeinado es de fascistas, lo que mola son las rastas que desconocen lo que es el champú. ¿Vestidos como los que lucía Emma Stone en ‘La, La, Land’? Mejor los pantalones de rayas moradas cubiertos con una chilaba aromatizada con porros y porros de marihuana. Y es que, en este país de políticas tan progresistas, depende de quién hable o cómo vista no gusta, sobre todo si esas ideas o modas tienen cierto aroma clásico.

Volviendo al tema, o al término en sí, los memes y gracias a cerca de la ropa o estilismo pasan a un segundo plano, en el momento en el que el típico chulo de instituto se ríe de un estudiante por llamarse Cayetano. Quizás ese Cayetano sea el que mejores calificaciones saca de su clase, pero el borrego de turno, puede que ya venga motivado de casa donde le han enseñado que si los demás obtienen buenas notas es porque se las regalan. Últimamente, el esfuerzo estudiantil no está bien visto y de eso, ya se encargan quienes dirigen España.

Pero la verdad es que los cayetanos y cayetanas, que se enfada quien todo el mundo sabe, dan mucho juego. No se puede negar que la mayoría simpatizan con el Partido Popular o VOX, un argumento más para dar caña a la derecha y que el rebaño se olvide de que la gasolina ha pasado de dos euros y la luz, más de lo mismo. La cuestión es que para esta izquierda adoctrinadora que mal gobierna a lo loco y sin sentido, cualquier excusa es válida para dar de comer a un electorado al que le es indiferente el desempleo, el abandono escolar, la inseguridad ciudadana… Todo se ve mejor cuando la culpa es de la derecha capitalista. Y si viste de marca, más culpable. Por favor, reivindiquemos el vestir bien, los conjuntos de “Las chicas del cable”, las corbatas y gorras de “Peaky Blinders”… O el cinturón Hermès de Zapatero, ¡qué hipocresía!

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