Los tentáculos de George Soros en los Balcanes

Como no podía ser de otra manera, la agenda globalista se va desvelando por parte de los actores que la conforman de una manera cada vez más sugerente. El caso del que les hablaré en el presente artículo será el de las intenciones de George Soros en Serbia. Sin irme más lejos, el pasado 1 de agosto me llego a mi smartphone un artículo del diario El Mundo cuyo título rezaba lo siguiente; FAMILIAS MILLONARIAS ¿Reptilianos? George Soros: 8.600 millones alimentan su leyenda negra.

Para los que nos apasionan los temas de conspiranoicos y bebelejías no podía ser un titular más atractivo. Les confieso que intento ser una persona perspicaz ya que considero que la suspicacia no es un valor positivo, pero algo me decía mi intuición que encontraría algún tipo de conexión del magnate con Serbia, y la verdad es que no iba mal desencaminado. Lo más seguro es que el autor del mencionando artículo en La Otra Crónica de El Mundo estuviese tirando de ironía, intentando ridiculizar lo que comúnmente se conocen como teorías de la conspiración, aunque siendo sinceros no aporta ningún dato que refute las supuestas teorías. Pero vayamos a lo nuestro y sigamos la pista de un dato que me llamó la atención: George Soros es el demiurgo de las denominadas revoluciones de color. La negra en Serbia (2000), la naranja en Ucrania (2004), los Tulipanes en Kirguistán (2005) y la que más nos toca de pleno, la amarilla en Cataluña.

La presencia de Soros en Serbia (territorio de la antigua Yugoslavia) se remonta desde 1991. Con la caída del Telón de Acero, los tentáculos de las fundaciones de Soros alcanzaron Belgado y poco a poco se extendieron a los demás territorios de los Balcanes Occidentales (Albania, Montenegro, Croacia, Eslovenia, Bosnia y Herzegovina, Kosovo, Macedonia del Norte). Se puede decir que la filantropía sorosiana está institucionalizada en los gobiernos balcánicos y que la sociedad civil de esos territorios es la única que ha hecho oídos sordos a los dogmas de fe globalistas de Soros y cía.

En mi opinión, y poniendo el foco de atención en Serbia, no considero a Aleksandar Vučić, su presidente, como el adalid del patriotismo, es cierto que hasta 2008 sí que pudo adoptar una postura más antiglobalista, pero hoy en día, ha licuado su discurso asemejándolo a lo que conocemos como el Partido Popular Europeo. Por lo tanto, estoy convencido de que es un Mariano Rajoy a la serbia, con un bagaje histórico que puede aparentar seriedad, pero que, al fin y al cabo, se ve obligado a cabalgar ciertas contradicciones hasta el punto de llegar a tener hilo directo con el despacho de los Soros. Desconozco si Rajoy lo tenía, pero al menos no se llegó a fotografiar –que se sepa- con el hijo del filántropo.

Podemos creer en unos Balcanes bucólicos, con unos gobiernos resistentes a la Sociedad Abierta que propone Soros, pero mucho me temo que no estaríamos acertando en nuestra tesis, ya que si echamos un ojo al timeline que Alexander Soros (más que probable heredero de la fortuna y del poder de su padre) tiene en Twitter, nos encontraremos con reuniones recientes (estoy hablando de hace casi un par de meses) con los presidentes de los países mencionados en el anterior párrafo. Toda una declaración de intenciones para hacernos ver con luz y taquígrafos que esto de la agenda globalista tiene poco de teoría y mucho de conspiración, y que además está todo atado y bien atado para un posible relevo del poder en el clan, ya que el tito Georgie cumplirá el próximo 12 de agosto la friolera edad de 92 años.

Que los medios de comunicación sistémicos en “el mundo libre” hayan degradado la profesión periodística es un hecho contratable y contrastado. Les he puesto un ejemplo de un artículo panfletario en El Mundo con nula argumentación, pero es que si uno bucea en internet sobre la relación de Soros con Serbia se encuentra con una noticia de N1 (medio perteneciente a la CNN y que opera en los Balcanes) que afirma que la “Open Society Foundation niega que Soros financie a activista de Serbia”, probablemente sea cierto porque no es un activista solo, sino a varios.

En la web oficial de la fundación Open Society, en serbio, se puede leer claramente que dicha organización “impulsa y apoya las iniciativas de organizaciones, movimientos y activistas” que operan en ámbitos muy variados como por ejemplo la ideología de género y la afrenta a la crisis del coronavirus (que según el propio Soros es la crisis de su vida) todo ello apoyándose en think thanks, sindicatos y medios de comunicación. Los mass-media son clave a la hora de presentar a Soros como un viejito entrañable, preocupado por conseguir una “sociedad abierta” o, por el contrario, mostrarlo como un ingeniero social capaz de hacer cualquier cosa por conseguir sus objetivos.

Para mí, es un ingeniero social que ha colonizado desde 1991 los Balcanes (además de lo resumido anteriormente, Soros se ha jactado en alguna entrevista haber sido una pieza clave en la caída de la URSS). Conquistar dicha península supone darle un golpe bajo a Putin en esa pugna que tienen ambos. Y ojo, aquí no estamos hablando de que uno es malo y el otro es bueno, estamos hablando de poderes, egos y agendas. Eso sí, me pongo en el lugar de Georgie y es que lo entiendo; son 92 años los que le contemplan al especulador y todavía le queda enfrentarse a dos titanes como son Rusia y China, una dupla económica que cacho a cacho van aliándose con medio mundo y que, a diferencia de la Open Society, promueven los intereses comerciales en los que ambas partes salgan beneficiadas; Putin y Xi son listos, no se les ocurriría imponer la agenda feminista o la agenda racial en los países que compran a base de cheques en blanco.

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