“… lucharemos en las playas, lucharemos en los campos de aterrizaje, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas…”. Cualquier entusiasta de la historia reconocerá la frase de Winston Churchill arengando a sus tropas y diciéndole a la nación, que los nazis no iban a poder con ellos. Gracias a Dios, no hay una tercera guerra, al menos, mundial, ni es necesario combatir en las playas o en las colinas. Pero sí que hace falta luchar en las calles. Y cada vez más.
El anterior fin de semana, en el madrileño barrio de Lavapiés, se produjo la detención de José María Larra, alias Txepe, antiguo miembro de ETA reconvertido en productor de cine medio arruinado, según sus propias palabras. Pero que nadie se confunda, no fue fruto de ninguna actuación espectacular digna del mejor Hollywood, dada la actual o anterior profesión del susodicho, para nada. Resultó ser lo más habitual en las noches de fiesta de determinada gente: pelea entre dos individuos -seguramente, en estado de embriaguez- llega la Policía Municipal y los dos borrachos se hacen amigos entre ellos y el resto del público dejando de lado sus rencillas para liarse a guantazos con los agentes. Y entre todos estos solidarios siempre hay una persona con ciertos años que, con la excusa de su avanzada edad, se cree con derecho a insultar, golpear o, como en este caso, quitar la defensa policial, vamos, la porra de toda la vida, al policía. Pues nada, detenido.
Lo que en cualquier país civilizado sería algo intrascendente, en España no. Tardó poco la izquierda de este país en comenzar su propia campaña mediática: que si brutalidad policial, que si la policía franquista, que si Almeida vigila a tus perros… Vamos, bonitas palabras dedicadas a quienes lo único que hicieron fue hacer cumplir una de las máximas del Estado de Derecho, velar por que se cumpla la ley. Y eso precisamente es lo que les recordó el Alcalde de Madrid a Belarra y resto de comunistas extremistas que campan a sus anchas, con el beneplácito del Presidente del Gobierno, por la política española.
José Luis Martínez-Almeida se puso el traje de Winston Churchill y ante los micrófonos soltó un pequeño discurso que ha tenido calado entre las Fuerzas de Seguridad. Y es que no es habitual ver a un político defender a capa y espada a la policía, se supone que por miedo a ser tildados de represivos. El edil advirtió a Podemos y resto de formaciones radicales que pululan descabezadas por territorio Ayuso, que no va a permitir que “cuatro podemitas le digan a la Policía Municipal lo que tienen o no que hacer”, dejándoles bien claro que en Madrid se cumple la ley “por mucho que a los podemitas les pese”, respaldando en todo momento al Cuerpo, que al fin y al cabo son los responsables de que “a Madrid se le conozca por su convivencia”.
Y es que, una servidora estuvo ese fin de semana en tierras madrileñas (que nadie piense que en el mismo acto que el tal Txepe, por favor) y solo cabe decir que Madrid es mucho Madrid. Le pese a quien le pese, vamos, a los de siempre, la capital de España es una ciudad en la que, bien el propio madrileño, bien el turista, nacional o internacional, pueden disfrutar de lo mucho que ofrece sabiendo que la policía está ahí, los que se ven y los que no, para velar por el interés del ciudadano. ¿Delincuencia? Por supuesto, pero profesionales con ganas de enfrentarse y luchar contra ella, también. Con uniforme o con toga, desde el escaño o desde el coche patrulla… como dijo Churchill “…nosotros nunca nos rendiremos”.
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