Desde la ciudad de la Costa del Sol parecen despreciar una categoría en la que hay equipos de toda índole disputando encuentro tras encuentro en búsqueda de tal ansiado ascenso que sirva para que estos puedan situar su conjunto en el fútbol profesional.
El descenso más que merecido del Málaga no es un problema económico. De hecho, esta temporada eran el sexo equipo con el mejor limite salarial. Los boquerones se encontraban plenamente recuperados de los periodos en los que presidía el jeque Al-Thani. Sí, ese mismo al que sus aficionados coreaban tras fichar a jugadores como Joaquín, Julio Baptista, Natxo Monreal o Santi Cazorla, entre otros. Ese equipo fue el que llevó a los malagueños a unos cuartos de final de la Champions League.
Creo que el problema de este Málaga viene por la ambición desmesurada que han tenido. Este año ficharon jugadores de renombre con la intención de lograr el ascenso: Rubén Castro, Manolo Reina, N’Diaye, o Álex Gallar. El equipo que formaron fue de peso, pero nunca se adaptaron a jugar todos ellos en colectivo… y a esto hay que sumarle que en las oficinas tampoco hicieron bien los deberes, al menos, en esta temporada. La suma de lo uno y lo otro… trajo consigo el peor de los males para un equipo: el descenso.
Hasta tres han sido los entrenadores que no supieron dar con la tecla para poder reflotar al Málaga: Pablo Guede, Pepe Mel ni tampoco el actual, Sergio Pellicer. Todos ellos con una dilatada trayectoria en los banquillos, pero que tampoco bastó para el desenlace que se produjo. El campo y las oficinas jamás llegaron a un consenso para tener el equilibrio que sirviera para encauzar al equipo.
Los únicos luchadores y que le ponían sangre, sudor y lágrimas: su afición. Del resto, poca implicación. Directivos y jugadores son los mayores culpables. Al final, la excusa del dinero y poner como culpable a Al-Thani es el recurso fácil, aunque también falaz que ni tan siquiera los aficionados de los malagueños se creerán.
Tras veinticinco años, el Málaga se despide del fútbol profesional. No obstante, aterrizarán en una categoría que merece un respeto, por mucho que algunos lo vean como “poquita cosa” o un lugar demasiado pequeño. ¡Qué se lo digan al Deportivo de la Coruña que, año tras año, pasa complicaciones para poder retornar a lo que anteriormente se llamaba la Segunda División.
No voy a ser un bien queda deseando que el Málaga ascienda rápido con dirección a la Liga SmartBank. Tan solo quiero pedirles que se aprovechen de la oportunidad de poder jugar contra equipos más modestos que, jornada tras jornada, buscan ir captando puntos; unos para ascender, otros para quedarse en terreno de nadie y los últimos con la finalidad de evitar el descenso a la 2ª RFEF. Lo dicho, Málaga, humildad.
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