No podría empezar este artículo de otra manera que no sea mostrando mi más absoluta perplejidad ante los resultados obtenidos el 23 de julio. Jamás en la vida hubiera pensado que el PSOE pudiese mejorar los cosechados en el 2019, pero así ha sido. Pedro Sánchez podría mutilar a un niño recién nacido en pleno debate electoral y a ojos de su electorado le parecería fenomenal.
No me parece justo señalar esa poca capacidad de autocrítica del electorado de la izquierda española obviando la irresponsabilidad que tanto Partido Popular como Vox han tenido en esta campaña. Son, a mi juicio, muchos los errores que cometidos por los de Abascal: la imposición en listas del infame doctor Steegmann, felizmente, sin su escaño por Madrid. Ignacio Garriga comportándose como un salvaje ante unos liantes y muchos otros.
Más culpa la tiene el candidato del Partido Popular por no haberse presentado a un debate que marcaría el cierre de campaña alegando dolores de espalda. En mi opinión, un insulto hacia los españoles, más aún la de resucitar los viejos fantasmas con la repesca de Soraya Sáenz de Santamaría y permitir una campaña de continuo ataque a la formación de Abascal, en lugar de centrarse en el objetivo electoral principal: sacar a Pedro Sánchez de la Moncloa.
Pedro Sánchez parece que seguirá gobernando los próximos cuatro años, a pesar de haber perdido las elecciones. Sin embargo, lamento ver como esta derecha sigue sin hacer crítica en absoluto. Vox cree que el enemigo son los medios de comunicación, que la culpa es de Macarena Olona -que no ha sumado ni 6000 votos en toda España- otros de sus voceros señalan a un fraude electoral -excusa nunca vista- y los que directamente van a calzón quitado, desatando su ocio contra la sociedad asegurando que “nos jodamos todos durante los siguientes cuatro años. Puro jarabe democrático. Y, ¿Qué hay del PP? Tratando de salvar la investidura de Alberto Núñez Feijóo a la desesperada, sabiendo que todos los posibles apoyos que pueda encontrar en bloques nacionalistas van a trazar una línea roja con Vox.
Hablando de líneas rojas, yo os planteo las siguientes preguntas: ¿Apoyaría el patriota Santiago Abascal una investidura de Núñez Feijóo con el apoyo de bloques nacionalistas como PNV, CC y UPN a cambio de no formar parte de ese Gobierno y permitir al Partido Popular, lista más votada, gobernar en solitario? ¿Piensa exigir formar parte de ese Gobierno a cualquier precio y bloquear así posibles apoyos para el Partido Popular que llevarían a Pedro Sánchez y a la comunista Yolanda Díaz de nuevo al Gobierno otros cuatro años o tienen planeado cambiarlo todo presentando de nuevo al anciano comunista Tamames en otra ridícula moción de censura dentro de dos años?
La derecha tenía un objetivo muy sencillo y claro: Entenderse y formar Gobierno para sacar a Pedro Sánchez de Moncloa. Han fracasado y buena parte de la culpa la tienen ambos partidos. Lo dije y lo mantengo; el cambio, como pronto, no será hasta el año 2027. Si alguna conclusión saco de las Elecciones Generales es que Pedro Sánchez no es que sea un genio manipulador, sino que tenemos una derecha que se pasa el día agitando banderitas de España y hablando de los españoles, pero cuando tiene que tener altura de miras para tragarse el orgullo y ser generosa con nosotros, nos vuelve a fallar.
Si no hubieran mostrado a vox como indeseable, habrían ganado