Trans e inclusión

Vaya por delante, mi absoluto convencimiento, de que cada uno es libre de pensar, vivir o sentir, como considere oportuno. Como personas, cada una es diferente, única y especial. Todos merecemos el más absoluto de los respetos. Una mujer es la hembra adulta de la especie humana. Un hombre es el macho adulto de la misma especie. ¿Qué es una ideología? El conjunto de ideas fundamentales que caracterizan el pensamiento de una persona, colectivo o época de un movimiento cultural, religioso o político. ¿Podemos considerar una ideología como verdad absoluta? Desde luego que no. Las ideologías cambian con los tiempos. No tenemos más que mirar atrás; lo que antes se consideraba aceptable, ahora nos parece una barbaridad. Por ejemplo: la esclavitud.

Dicho esto, voy analizaros algunas cuestiones con respecto al tema. ¿Es adecuado que para beneficio de una minoría se ponga en peligro a una mayoría? Cierto, que cada uno tiene todo el derecho del mundo a sentirse como prefiera, pero no es menos cierto que no podemos imponer nuestros sentimientos a los demás, pues ellos tienen también los mismos derechos que nosotros. Vemos a diario como una minoría pretende hacer pasar una ideología como verdad absoluta, sin derecho a réplica, sí es una pena de muerte social.

Con la nueva Ley de Género, cualquier persona tiene derecho a registrar su género sentido sin necesidad de cambiar el nombre, de someterse a tratamientos médicos o cirugías, todo como si fuera el real. Y sí, digo bien cuando me refiero al real, pues se pretende con esta ley que hagamos caso omiso de la realidad biológica y que nos centremos exclusivamente en los sentimientos. Esto causa diferentes problemas de seguridad física, jurídica e incluso psicológica. A partir de ahora, cualquier hombre que se sienta mujer, puede acceder a la protección especial de la que ahora veníamos disfrutando las mujeres. La Ley de Violencia de género queda completamente desautorizada, pues cualquier agresor podrá declararse mujer y, por lo tanto, ya no entraría en esta categoría. Ningún delito que cometiese este varón a partir de su cambio cumpliendo además sus penas en cárceles femeninas, en caso de ser condenados por algún delito con el consiguiente peligro para las mujeres internadas en estas cárceles.

El deporte femenino está abocado a su desaparición. No veremos a ninguna mujer ganar si se presenta a la competición una persona trans. La superioridad física de un hombre nacido es indiscutible. Hombres que eran en el deporte simples deportistas del montón, milagrosamente, pasan a ser campeonas indiscutibles batiendo todos los récords femeninos. El esfuerzo y el sacrificio de la mujer para arrancar un segundo a una marca será desperdiciado porque vendrá un trans que acabará superando con creces su marca. ¿Cuánto tiempo seguirán las mujeres esforzándose para ver a un transexual en el pódium como vencedor? Además, tendrán que compartir vestuarios con hombres que podrán tener sus genitales de nacimiento intactos. La incomodidad está servida. No protestes que serás una tránsfoba. Serán entonces las mujeres quienes acaben siendo discriminadas.

Imaginad, por un momento, un hombre de 40 años que se sienta una niña de 8. En Estados Unidos podemos encontrar casos de ese tipo a patadas. Si a uno de estos le da por querer competir en deportes infantiles… su superioridad será clara y sus sentimientos también. ¿Sería lícito permitirle que compita contra niños? No, ¿Verdad? ¿Por qué se permite en el caso de las mujeres? El acceso de hombres que dicen sentirse mujeres a espacios femeninos es peligroso para nosotras. Lo siento, pero no quiero compartir vestuario con un señor –por muy señora que se considere- con sus cositas colgando. Me siento incómoda y amenazada. Este sentimiento o percepción, también ha de ser respetado. Ya se han dado casos de violaciones, agresiones en baños públicos, cárceles femeninas… La ideología de género en los colegios es otro de los grandes peligros a los que nos enfrentamos como sociedad.

Escuchar a la ministra de Igualdad del Gobierno de España decir claramente que los niños tienen derecho a decidir poder mantener relaciones sexuales con quien quieran, me pone los pelos como escarpias. Un niño jamás será capaz de mantener una relación sexual en igualdad de condiciones con ningún adulto. Decir esto va contra cualquier tipo de decencia, estando en grave peligro la protección de los menores. A los niños, lo único que se les debe enseñar, es el respeto a las personas. Cada una de ellas es única, especial e irrepetible. Que personas trans o que se muestran favorables a adoctrinar en ideología de género accedan a los colegios es una barbaridad. Los niños tienen todo el derecho del mundo a descubrir su propia sexualidad y cada uno a su propio ritmo, de igual modo que lo hemos hecho todos.

Tú puedes sentirte mariposa, perfecto. Puedo decirte incluso que tienes bonitas alas. Pero si pretendes acudir a un colegio a convencer a unos niños cuya mentalidad es altamente manipulable, de lo estupendo que es ser una mariposa y animarles a subir al tejado para que emprendan el vuelo. Lo siento mucho, pero con la realidad hemos topado y en eso sí que no estoy de acuerdo. Los niños como bien he dicho son influenciables, poseen sexualidades inmaduras y están expuestos a modas potencialmente peligrosas para su salud física y mental. No puede ser aceptable algo así. Las declaraciones de transexualidad han subido un 10.000% y esto se debe exclusivamente a la propaganda trans. Nadie puede creer que, la gran mayoría de esos niños parece una disforia real. Permitir que estos menores accedan a tratamientos médicos, que son susceptibles de destruir sus cuerpos y mentes, resulta ser una gran aberración.

Como sociedad, no podemos permitir que se mutile a los niños contando exclusivamente con un autodiagnóstico y sin acompañamiento psicológico y sin poder llevarles la contraria. Niños con problemas de bullying, de autistmo, de integración… ¿Cuántos de estos mantendrán su decisión llegados a la edad adulta? Personalmente, creo que serían muy pocos y, en ese momento, cuando su mentalidad varíe, pedirán responsabilidades a la sociedad y al Estado que no les protegió. Tendrán razones sobradas para ello, pues la sociedad en su conjunto les habría fallado. De ninguna manera puede ser aceptable que un niño tenga acceso a tratamientos de hormonación ni a los bloqueadores de la pubertad.

Un menor es absolutamente incapaz de decidir cómo será la totalidad de su vida adulta. Es impensable cargarles con semejante responsabilidad. Los medicamentos que se utilizan para bloquear la pubertad son los mismos que se utilizan para la castración química de los agresores sexuales. Todos estos tratamientos son experimentales, irreversibles y potencialmente dañinos. La gran mayoría tenemos límites; los niños son una gran línea de prohibido el paso. Los niños no se tocan. Por supuesto, no creo que esté en posesión de la verdad absoluta y aquí simplemente me limito a expresar mi opinión sobre algunas de mis inquietudes, preocupaciones y reflexiones, las cuales considero que son de puro sentido común y que además, abarcan aquello que consideramos que es libertad de expresión.

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