Se me abren las carnes

Entiéndase en sentido figurativo que, por otra parte, es la acepción que ahora promulga la RAE, institución guardiana de nuestra lengua vernácula que vive ahora tiempos convulsos como el resto de los organismos públicos y sociales, estos últimos cinco años con más intensidad, toda vez que ya no se trata de aceptar vocablos nuevos que por uso enriquecen la lengua, sino de dar un giro copernicano a la misma restándole belleza y agilidad a nuestro verbo cervantino. ¡Menuda trágala de sapos llevan sus responsables!

Pues sí, amigos, se me abren las carnes de horror, escalón más grave que la preocupación que ya me vino en tiempo de ZP. Otro vendrá que bueno me hará, se diría ufanamente quien iniciase esas amistades peligrosas portadoras de políticas empobrecedoras y retrógradas. Para muestra, ahí están los botones de donde huyen los que pueden, pero eso le gustaba al expresidente Zapatero.

Posteriormente, ha venido el Sanchismo blandiendo la espada de Damocles, partido desgajado del PSOE con un proyecto para los españoles que no existe como tal y que blanquean con el nombre de progresía. Se compadece con el viejo adagio, “Ande yo caliente, ríase la gente”, solo que en este caso es “Teniendo yo el sillón, que venga ‘Puigdemón’”. El miedo y el horror estarían así justificados, por cuanto el reo está en situación de exigir, está en su salsa separatista saboreando un pacto diabólico con el que se ha creído dueño del cortijo.

Os digo que una no puede digerir ciertas cosas con tranquilidad. Esto no es democracia ni Cristo que lo fundó, esto es indigerible para los que queremos a las personas del entorno, el paisaje de alrededor y el afecto respetuoso del exterior. Ahora, tenemos en las dos bandas del pacto a dos perfiles de personalidad parecida: dos neuróticos que pasan de los perjuicios que ocasionan con su único afán de poder. Ambos son ‘infiables’ y ellos lo saben, hablan y se retiran caminando hacia atrás, por si acaso. Menuda situación en nombre de una progresía desenfocada y engañosa, falaz y desastrosa. No se avanza saltándose desde el ámbito meramente político todas las normas bendecidas democráticamente, judicialmente e incluso de ética… y, ¿por qué no?, moralmente.

107 son las personas que acompañan a Sánchez en su embajada a la ONU, a costa del erario público cuando solo podrán entrar en torno a 60. Vaya un despilfarro atronador y descarado por innecesario, pero esa cohorte la necesita para satisfacer su desmesurado ego. Sánchez es cigarra en la economía, el gasto improductivo sale de las familias que no llegan a fin de mes, no gasta en inversiones productivas… solo por eso, ya no debería dirigir nuestros destinos políticos.

En él, mientras tanto, se encuentran todos sus activos puestos en fomentar el enfrentamiento fratricida, cada día más acentuado y que nos lleva a más desigualdad y más confrontación. Lo que, a partir de ahora, va a suceder es fácil aventurarlo, más los que me seguís sabéis de mi impenitente positivismo esperanzado; además, como soy de rezar, que Dios nos coja confesados.

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