El presidente del Gobierno ya electo, Pedro Sánchez, en el día de ayer, nos mostró su nuevo equipo de ministros, algo que anunció a bombo y platillo como un nuevo equipo de gobierno que serviría “para dotar de estabilidad al país durante los próximos cuatro años”.
Su ejecutiva estará formada por 22 ministerios y no ha suprimido ninguno de la anterior legislatura. Entre los ministros, 5 pertenecen a la formación política Sumar. Félix Bolaños, otra legislatura más, permanecerá en el Departamento de Presidencia y Relaciones con las Cortes y contará además con la cartera de Justicia. Gracias a esta última cartera, a Bolaños le sería sencillo controlar los tres Poderes del Estado como son: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. En esta ocasión, Sánchez ha optado por incorporar a 9 rostros nuevos.
Ana Redondo será quien asumirá el Ministerio de Igualdad, donde la exministra de esa misma cartera ya le ha pasado el testigo. Además, entre los nuevos aparece en escena el exalcalde de Valladolid, Oscar Puente, quien será el nuevo ministro de Transportes y Movilidad Sostenible. Recordemos que el vallisoletano fue a quien Sánchez eligió como Portavoz en el debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo. Por su parte, el Ministerio de Industria tendrá como ministro al exalcalde de Barcelona, Jordi Hereu, y Elma Saiz será quien gestione el Ministerio de Seguridad Social y Políticas Migratorias.
El líder socialista, en rueda de prensa, ha expresado que este Gobierno tiene un “alto perfil político” y que el nuevo Gabinete contará con cuatro Vicepresidencias y las compuestas en este orden por: Nadia Calviño, Yolanda Díaz, Teresa Ribera y Pilar Alegría. El ya presidente del Gobierno, tras su investidura, quizás se sienta como un niño con zapatos nuevos. Su estrategia de pactos parece asegurarle otros cuatro años más en La Moncloa. Sin embargo, las noticias para los socialistas no son para nada buenas: las calles se encuentran abarrotadas de manifestantes y estas se han convertido en una rutina que no se extingue. Los españoles están cansados de las políticas totalitarias de este Gobierno, al igual que de sus subordinados palmeros.
Desde Bruselas consideran que España será el país con más paro; al menos, durante los dos primeros años y que la inseguridad jurídica que provoca Sánchez ahuyenta la inversión extranjera. Con estos presagios; sus pactos con independentistas, el aumento de inmigración ilegal, una deuda pública que no para de aumentar, una amnistía pendiente y un posible referéndum de autodeterminación posterior, Sánchez lo va a tener algo más que complicado para poder ofrecerles a los españoles un buen futuro. En cambio, nuestros esfuerzos cada vez están más unidos para lograr así parar el golpe. Por ese motivo, los españoles debemos seguir en las calles en contra del separatismo. La gobernabilidad de España no puede estar en manos de individuos que nos avocan a un desastroso final, como ha ocurrido en algunos de los países en donde gobierna la izquierda.
Esa izquierda que nos quiere hacer creer que si no tenemos nada seremos felices, esa que pretende que los ciudadanos normalicen el control del Gobierno a la población y que los medios de desinformación, por medio de subvenciones, pretendan vender a la ejecutiva de Sánchez como una de progreso y unidad debemos evitarlo. Esta no es la España de nuestros abuelos, de grandes trabajadores que lucharon durante muchos años por este país. Por todos ellos y por todas las generaciones venideras vamos a aunar nuestros esfuerzos para acabar así con este lobo con piel de cordero. Recuerden, Caperucita venció al Lobo y se hartó de tanto cuento.
No lo conseguiremos si no estamos unidos