Estancados igual que en la saga de ‘Los juegos del hambre’

El estreno de la nueva película de la saga de ‘Los juegos del hambre’ apunta a ser arrasar en nuestros cines las próximas semanas. ‘The hunter games: balada de pájaros cantores y serpientes’, cinematrográficamente hablando, es muy buena y cuenta con unos efectos especiales espectaculares. A ello hay que sumarle la trama que nos hace ver nuestro yo interior y más terrenal, algo a lo que también podríamos llamarlo: instinto animal.

Se podría decir que este largometraje hay que analizarlo minuciosamente y no solo desde la perspectiva del entretenimiento, sino que, también por esa parte más relacionada con el subconsciente humano. Sí, es ese iceberg humano que nos hace ver, hacer o decir, cosas que ni siquiera somos conscientes de si las vivimos por mera casualidad o, por el contrario, se trata de información genética transmitida de generación a generación. Tampoco es descartable que sea aprendida culturalmente, según la clase socioeconómica a la que uno pertenezca.

El juego del hambre podríamos decir que es una lucha constante por la supervivencia. Matar para vivir son las paradojas que tiene la vida. En nuestro cerebro y, concretamente en la amígdala, tenemos estas funciones que activan ese instinto primerio tan necesario para sobrevivir en el día a día. Por otro lado, en los riñones se encuentra la hormona de la adrenalina para lograr poner en movimiento nuestro cuerpo ante la defensa personal y la lucha más salvaje del reino animal, aquella que emula a los animales de la selva por la disputa del territorio o una hembra.

En esta nueva entrega de los ‘Juegos del hambre’ es increíble ver cómo se mezclan escenas de actualidad con otras relacionadas con los reality shows. También las hay asociadas al circo romano, guerras, soldados, pájaros que muerden, vampiros, murciélagos entre otros tantos, incluso podemos hallar como algo necesario el uso de la fuerza bruta para obligar a alguien a hacer algo en contra de su voluntad. Todo ello hace que esta película sea como un popurrí que nos muestra que el ser humano no aprende de sus errores, sino todo lo contrario, que va llevando consigo unas mochilas que cada vez pesan más y más, a lo largo de su evolución.

La muerte, en esta saga nos la pintan como un juego en la que los diferentes protagonistas se enfrentan hasta que el oponente pierde su vida. Me atrevo a comparar esta película con la de ‘Juegos de guerra’, en la que la moraleja es para ganar, mejor no jugar; porque, realmente, el mayor premio que se puede obtener es la vida y, por ese motivo, participar en ella no merece la pena, para evitar la muerte fatídica, hecho que nunca se debería de hacer por nada ni nadie, ni tan siquiera en el amor o la política.

Esta película de ficción es sensacional y cuenta como director con Francis Lawrence y protagonizada por Rachel Zegler, Viola Davis, Dexter Sol Ansell, Hunter Schafer, entre otros. Amigos, quiero animaros a verla porque, sobre todo, os servirá para reflexionar sobre todo lo que es la vida, a pesar de que en ella encontremos mucha ficción y efectos especiales de dejarnos con la boca abierta.

Volviendo a la simbología animal y tal y como su título indica, hay pájaros que muerden, murciélagos y serpientes que muestran ser el símbolo del diablo en la biblia o, lo que es lo mismo, la personificación del maligno en los mitos y las leyendas.

Desgraciadamente, donde hay muerte y destrucción siempre hay fatalidades como penas, hambre, guerra, maldad y la serpiente es uno de los símbolos que representan al demonio. Con ella podemos comprobar incluso la personalidad cambiante que se muestra en uno de los personajes: Snow, que tenía un aura “humana”, pasa sin venir a cuento a ser un asesino capaz de arrebatarle la vida a cualquiera. La representación de este personaje nos muestra los cambios de personalidad y de actitud que se pueden ver en el ser humano ante la adversidad y las guerras, porque solo existe una premisa: matar o ser matado.

Para terminar, quiero dejar también el lado positivo que tiene esta película y este se basa en el poder del valor cuando una persona ayuda a otra con el fin de seguir adelante. A pesar de ello, quiero dejaros la pregunta del millón para haceros reflexionar con respecto a esta película. ¿De qué nos sirve tener tecnologías y considerarnos ser personas modernas si nos comportamos después de manera primitiva tirando de violencia física o verbal los unos contra los otros?

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