MC8: Una final con la emotividad al punto

Con aroma a Oscar y sin alfombra roja de por medio, dio comienzo la última gala de esta edición de MasterChef Celebrity; La periodista Toñi Moreno, el jinete Álvaro Muñoz Escassi, la actriz de telenovelas Laura Londoño y el influencer Dani Illescas se enfrentaron en el día de ayer a los distintos retos que se iban a dar dentro del programa.

La primera prueba consistía en la última caja misteriosa que, tras ser destapada, se descubre un plástico en forma de cilindro. Este sería un elemento imprescindible para la elaboración del plato. Los chefs tenían que replicar un postre; un helado, a base de fresas y nata con varias texturas y, para ser honestos, de una elaboración muy complicada.

El postre fue presentado por Jordi Roca, chef considerado el mejor pastelero del mundo y que es a su vez el director del Restaurante Can Roca, junto a sus dos hermanos. Otra de las sorpresas la dio el propio Jordi quien acabó elaborando el postre al lado de los concursantes, quienes debían seguir el ritmo y las indicaciones del propio chef. El ganador del primer reto pasaría directamente al duelo final, además de obtener la chaquetilla con su nombre.

La prueba prometía y los concursantes a priori no parecían tener serias dificultades en los primeros minutos. Luego vino Toñi Moreno a ir a remolque y, con el transcurso de los pasos a seguir y el tiempo, comenzaron a notarse las desigualdades entre los participantes. Todos consiguieron terminar el plato, motivo por el que son felicitados. Los helados tenían buen aspecto, pero debían ser una réplica, cosa que Álvaro, Toñi o Dani no consiguieron del todo. La ganadora indiscutible fue Laura, su plato llegó a ser casi un calco del que hizo el chef. Por lo tanto, la actriz de telenovelas sería quien consiguiera la chaquetilla que le dio a su vez el pase final. Motivo por el cual se libró de tener que realizar la prueba de exteriores.

Hablando de exteriores, los chefs se desplazaron a Cáceres para hacer la penúltima prueba de la edición. Para ser exactos, acudieron a las cocinas del Restaurante Atrio. Ellos tenían que elaborar un menú diseñado por el director del establecimiento, el chef Toño Pérez, de tres estrellas Michelín, quien se encontraba acompañado de su pareja y encargado de la bodega del restaurante, José Polo. Sin lugar a duda, un menú completo y propio de una final del concurso; consistió en cinco platos y un postre.


Dani, el influencer, como segundo clasificado en la prueba anterior, fue el primero que eligió dos platos; uno de gambas marinadas, mantequilla noisette -bolas de mantequilla- y granizado de yuzú -cítrico asiático-. El segundo de su elección, presa de cerdo ibérico con crema de zanahoria y naranja. El siguiente al que le tocaba elegir fue a Álvaro Muñoz Escassi. Este se decide por uno de pichón oloroso con morcilla de Guadalupe. El postre acabaría siendo una ganache -chocolate y nata- montada de kalamansi -cítrico de Filipinas-, limón curado y licuado detox. Es entonces cuando Toñi se queda con lo que sus compañeros no eligieron; un primer plato de bogavante, frutos rojos y emulsión de pimiento, mientras que el segundo estuvo compuesto de lubina, hinojo y cítricos. El menú tuvo como jueces a ocho reconocidos chefs; los vascos Martin Berasategui, Pedro Subijana y Elena Arzak; los catalanes hermanos Torres y Joan Roca; el chef navarro Jesús Sánchez, junto al también chef Toño Pérez, director del restaurante en el cual se celebraría la prueba y, cómo no, Jordi Cruz representando al jurado del programa.

La presentadora y periodista, Toñi Moreno, una vez que comienza la prueba inicia una pelea desigual con los bogavantes. La pobre se perdió en los primeros pasos de preparación. Agobiada a la mitad, pudo sacar un algo de todo gracias a la ayuda de Pepe, chef y jurado. Por otro lado, Dani no correría mejor suerte; sin encontrarse en ningún momento iba como pollo sin cabeza animando a sus compañeros, poniendo en marcha mil cosas a la vez, para después no terminar ninguna. Dos veces se le quemó la mantequilla… ¿Quién quema una mantequilla? Dani es capaz de eso y más. Al igual que le ocurrió a Toñi, el influencer pudo presentar su plato gracias a la inestimable ayuda de Pepe y después de repetir algunas elaboraciones, aparte de la mantequilla… Quejándose permanentemente, negatividad en estado puro, resultó ser Dani un corta rollos para quienes se encontraban en ese momento a su lado. Por contra, Álvaro se exponía seguro y a lo suyo.

La valoración no fue para nada mala. Los platos estuvieron ricos y bien presentados. Los tres concursantes se mostraron agradecidos de su paso por el programa y lo que personalmente les supuso de positivo para cada uno. El agradecimiento fue manifestado de manera efusiva, especialmente por parte de Toñi y Dani, curiosamente, de los peores participantes, con evolución dudosa y, sobre todo, con mucha suerte. La irregularidad de Toñi es manifiesta, el buen hacer de Dani tan solo se ha visto cuando estaba guiado de cerca por un chef o a la hora de trabajar en equipo. En solitario, queda solapado y sus carencias culinarias quedan escondidas, eso no quita para reconocer que como persona es excelente. La prueba la gana con justicia Álvaro. Tan solo él consiguió elaborar y sacar sus platos de manera eficiente. ¡Ahúa! Fue su grito de guerra.

Una vez conocidos los dos finalistas que iban a batirse en duelo; Laura y Álvaro, en honor a la verdad, justos finalistas de esta finalísima. Los jueces, vestidos de gala, hicieron su entrada para el duelo final. Aparte del cocinado, ocurrieron muchas cosas más. La primera, recibir a los familiares de los duelistas: por parte de Laura, su madre, marido e hijas. En el caso de Álvaro, recibe efusivamente a su pareja y a sus dos hijos también. Tras subir las familias a la galería del plató, irrumpen en el plató todos los participantes de esta edición. La segunda sorpresa; todos alegres y simpáticos, entre besos y abrazos, varios comentaron quien querían que fuese el ganador entre bromas diversas. Jesulín y su sorna, Jorge Cadaval y su imitación de Escassi, Eduardo Casanova y su gorra rosa antiansiedad vino a traer la tranquilidad, “mamá, ya estoy en casa”, declaró. Por su parte, Blanca acabó sellando con un pico su amor platónico por Pepe, miembro del jurado, quien queda gratamente sorprendido. Genoveva Casanova no pudo estar por enfermedad.

Todos les desearon suerte a los duelistas para dar así lugar al último show culinario de la edición. Ambos debían elaborar un menú libre que los representase a cada uno y que, a su vez, estuviera a la altura de MasterChef. El menú consistía en tres platos, compuesto por un entrante, un plato principal y el postre, del cual tenían que hacer dos raciones. Escassi quiso inspirarse en su tierra y el mar; por ello, diseñó un menú a base de marisco al que denominó “Fondo marino”, rabo de toro con foie y aire de vino tino, “El rabo de Jesulín”, en homenaje al fallido rabo que el torero había preparado. El postre del jinete, cerezas con granizado de anís y emulsión también de cereza, lo llamó “Equipo”, haciendo referencia a la familia pintoresca que él había creado.

Por su parte, el menú de Laura resultó previsible en cuanto a la inspiración: muy colombiano, como ella. Este consistía en un entrante con aspecto de ensalada/sopa de flores comestibles; quiso llamarlo “Eterna Primavera”, como homenaje a su ciudad natal, Medellín. El plato principal tuvo como denominación “Aventura de cigala en río” o, lo que es lo mismo, un langostino entre varias salsas, aires y cosas. El postre quiso titularlo “Magia interior”; tapado con algo a lo que prendía fuego y desaparecía. Acabamos descubriendo una “moneda” elaborada con café y de diferentes texturas de chocolate adornada con oro sobre una “cama” de frutas y más “cosas”. Laura es muy fan de las “cosas”.

La presentación de cada plato para su valoración fue también un cumulo de sentimientos y agradecimientos a la vida por haber puesto el programa de MasterChef Celebrity en su camino: desde la nula relación de la colombiana con la cocina a su propia familia creada con la ayuda de Dios -intuición-, la familia “osito”, la perfección. Alvaro lloró también lo suyo dedicándole casi todos los platos a su madre, gran cocinera y que había fallecido durante el transcurso de esta edición.

Para la valoración, invitan al chef con mayor proyección internacional que existe en Brasil, Álex Atala, con restaurante en Sao Paulo. Laura y Álvaro fueron excelentemente valorados, todos sus platos eran merecedores de formar parte del menú de cualquier restaurante con estrella Michelín. La elección del ganador se planteaba difícil. La ganadora acabó siendo Laura ‘Mandoño’, quien se lleva, aparte del reconocimiento, 75000 euros para donar a una ONG y un curso de fin de semana en el prestigioso centro de enseñanza culinaria, Basque Culinary Center. Si sois observadores, os habréis dado cuenta de que Laura no me pareció la justa ganadora. Eso no quita para reconocer que sí me parece justo su premio, ya que fue la concursante más regular y la que menos errores cometió durante el transcurso del programa, además de la más cuidadosa y de muy buen gusto.

En esta final tan igualada, la colombiana presentó creatividad por los cuatro costados y tuvo gran facilidad para las manualidades, cosa que, seguramente, sirvió para que el jurado de MasterChef se decantase por ella. También he de decir que no me gustó la cocina que se ha dado en esta edición, tampoco los menus de estrellas y soles Michelín. Me gusta comer y cocinar, quiero saber lo que como y mis gustos, aunque sean diversos, se inclinan más por la cocina tradicional, la de siempre. Sin lugar a duda, Laura cumple todos los requisitos de este concurso, pero no le encuentro el punto: lo mismo se pasa que se queda cruda. Me parece la típica resabiada, la listilla de la clase que se disfraza con una capa de humildad exasperante. La colombiana lo mismo pasa de Miss Arco Iris o Hello Kitty a la bruja malévola de todos los cuentos. ¡Eso sí, sin perder la sonrisa que tantas veces la he visto falsa y condescendiente!
Es aquí donde termina mi pequeña aportación de analizar el concurso MasterChef Celebrity 8. Lo mismo me ha divertido que emocionado. Espero que nos volvamos a encontrar en otras ocasiones a través de esta pequeña ventana. También me alegro de haberos entretenido a todos los que me habéis leído y deseo que seáis tan felices como yo lo he sido haciendo lo que me gusta. Gracias y hasta más ver.

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