Como todos conocemos, Jurassic Park es una de las sagas que consiguió marcar el cine de los años 90 y 2000, principalmente por sus increíbles efectos especiales para la época, como por ejemplo, en la legendaria escena que da entrada al Braquiosaurio y que a todos se nos quedó en la memoria, la de los famosos T-Rex o de los Velocirraptores, entre otros. En esta primera trilogía, fueron muchos los grandes actores que participaron. Son los casos de Sam Neill y Jeff Goldblum quienes participaron en tres diferentes historias tanto en la primera entrega de Jurassic Park (1993) como en El mundo perdido (1997) y el Parque Jurásico III (2001).
Sin embargo, en este artículo de opinión voy a centrarme en la siguiente trilogía; más concretamente en la primera de las películas de Jurassic World (2015). La historia se centra en un nuevo parque de atracciones mejorado con dinosaurios en el cual millones de visitantes acuden a verlo, incluido famosos. Esa es la idea de la primera entrega de la antigua trilogía, tener un parque sin fugas de las hambrientas criaturas carnívoras. Pero, en este caso, dentro del reparto cuenta con Chris Pratt y Bryce Dallas Howard quienes son los principales protagonistas.
En este largometraje, el conocido actor que trabaja en la película de ‘Los vengadores’, hará el papel del militar Owen Grady, quien además se dedica a la cría de Velocirraptores. Grady, con el paso del tiempo, descubre que esta inteligente y letal especie de dinosaurios, si se les cría desde muy pequeños, son capaces de obedecer órdenes. Es ahí cuando por un plan oculto de su sección militar irrumpen entre los ingenieros genéticos del parque, expertos dispuestos a crear el primer híbrido genético: el indominus rex, una mezcla entre el T-Rex, velociraptor, cocodrilo, sepias y ranas, entre otros, que harán un súper animal tremendamente terrorífico e inteligente dispuesto a matar por placer.
Dicho monstruo escapa del recinto y mata a todo aquel que deambula por los alrededores. Es en ese momento cuando la jefa de operaciones, Claire, interpretada por Bryce Dallas Howard va a salvar a sus sobrinos -guiño de los nietos de Hammond, el director de la primera película realizada en el año 1993, que los tenía en el parque y que a su vez podían ser devorados por raptores o el propio T-Rex- y busca la ayuda del militar mientras el director del parque moderno llamado Simon Masrani, interpretado por Iffran Khan, conocido por todos por su papel en Slumdog Millionaire, tratará de buscar el modo de atrapar a la criatura.
Bajo mi punto de vista, este es uno de los largometrajes más completos que tiene la trilogía debido a que respeta la historia original además de la esencia del género en este tipo de películas. En la segunda, dirigida por Antonio Bayona, sale la criatura del Indominus Rex en su versión a escala reducida, ya que la criatura, en la primera entrega, es tamaño Rex y hace de esta segunda, una más a su estilo tirando también un pelín a más terrorífica. Sin embargo, la tercera ya me gusta menos debido a que mezclan a los personajes de la antigua trilogía con la nueva sin éxito en una especie de ‘Apocalipsis’ que carece de sentido. En resumen, recomiendo encarecidamente que vayáis a ver la primera película que he descrito y, en caso de que os guste la intriga y la tensión a mansalva, hagáis lo mismo con la segunda. Sin embargo, la tercera no la recomiendo para nada por lo citado anteriormente.
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