Fabio Coentrão: del césped al alta mar

El que fuera futbolista de entre otros equipos el Benfica y Real Madrid además de internacional con la selección de Portugal, Fabio Coentrão, después de lograr un palmarés envidiable, sobre todo tras jugar en el conjunto merengue, nada más llegar a la edad de 33 años quiso colgar las botas para darle un giro radical a su vida. 

Fabio Coentrão ha jugado en diversas ligas de primer nivel como son la portuguesa, país del cual él es nativo, la española y la francesa.  La misma que le vio nacer como futbolista a la friolera edad de 16 años acabó siendo en la que dijo adiós. Ambos periodos tuvieron a un club como protagonista: el Río Ave, aunque antes de hacerlo pudo disfrutar jugando en uno de los equipos grandes de su país, el Sporting de Lisboa. En la española, los equipos  que le representaron además del conjunto merengue fue el Real Zaragoza. Mientras que el Mónaco sería el equipo francés en el que acabaría jugando.

Pero no solo consiguió despuntar en los equipos de fútbol debido a su destreza con el balón, sino que además lo hizo defendiendo la elástica de la selección de Portugal logrando disputar dos mundiales en las que participó en 52 encuentros. Sin duda, Fabio Coentrão es un jugador que le ha dado mucho al fútbol portugues, pero también el fútbol le han generado unos ingresos los cuales decidió invertir en una flota de barcos pesqueros tras colgar las botas.

Bajo mi punto de vista, Coentrao es todo un ejemplo para los futbolistas del presente y futuro, ya que en vez de despilfarrar en juergas y desmanes, quiso invertirlo en algo futuro y en donde se generan muchos puestos de trabajo, el mar. Dedicarse a ser pescador o pescador para nada es algo vergonzoso, sino todo lo contrario, algo hermoso por todas las maravillas que te da, pienso que el mar es una de las maravillas que nos encontramos en este mundo cada día más abandonado. 

De ganar dos Champions a pescador y sintiéndose orgulloso de su nueva profesión y con tan solo 35 años, que acabarán siendo 36 el día 11 de marzo. El mensaje que da el exfutbolista es claro y rotundo mediante sus acciones: no hay que perder la cabeza una vez dejado el balompié, cualquier trabajo es tan válido como digno para sentirse bien con uno mismo. 

Desde luego que existen compañeros suyos que han perdido el control por culpa de no tener la cabeza en su sitio y que el retiro les ha llevado a creerse los reyes del mambo. También jóvenes que comienzan su andadura pasando de no cobrar nada a tener en su cartilla cantidades ingentes de dinero, motivo por el cual tienen el mismo desenlace que los retirados mencionados con anterioridad, convirtiéndose en juguetes rotos. 

El bueno de Fabio, como bien digo, está dando una lección tanto a los unos como a los otros, incluso al aficionado al fútbol que considera que todos los futbolistas derrochan todo lo que ganan en los terrenos de juego. Su evolución es positiva y dejando claro que va a seguir durante mucho tiempo invirtiendo en el negocio del mar, lugar con el que disfruta tanto o más que con la profesión que lo convirtió en multimillonario. 

Tener una página en un deporte tan seguido como es el fútbol resulta complicado, pero mucho más lo es saber cómo exponerse al mundo real una vez que la nube mediática y la fama se esfuman. Cuando todo el éxito futbolístico pasa, luego queda lo que uno invierte de todo lo ganado… y adaptarse a una nueva profesión es tan gratificante como necesario. Estoy seguro de que la cabeza de Fabio siempre permanecerá en su sitio. Su humildad le otorga muchos puntos. 

La nueva vida del que fuera futbolista portugués es de enmarcar. De pasar a tocar el cielo a no caer directo al suelo, sino que directamente acudió al mar para disfrutar y trabajar en otra de sus pasiones. El carpediem, la humildad y los valores siempre serán cruciales para lograr así la felicidad.

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