Mi anhelada Miranda confinada

Desde el pasado domingo, la ciudad de Miranda de Ebro está confinada a causa del famoso coronavirus. Son 14 días los que tienen que estar en periodo de confinamiento los habitantes de esta localidad ubicada en la comunidad autónoma de Castilla y León ciudad que conozco por diferentes motivos.

El primero por motivos familiares al tener parientes que vivían en ese lugar y a los que en mi niñez visitaba junto a mi familia de vez en cuando durante fines de semana. Este fue el comienzo de mi idilio con la ciudad ubicada a escasos kilómetros de territorio vasco.

El segundo, sería de ámbito académico, ya que hace unos años, tuve la posibilidad de hacer mis prácticas de periodismo durante 7 meses en Cadena SER Miranda. Viví momentos buenos y otros que me han servido para conocer lo que es el periodismo en general con sus luces y sus sombras, pero la experiencia ahí queda registrada en mi mente por y para siempre. Gracias a estas prácticas tuve la posibilidad de conocer a personas maravillosas entre las que estaban dos señores que me mandaban ánimos siempre que salía de la emisora más otro gran hombre llamado Juan Carlos con el que entablé una buena amistad y que siempre que me dirijo a este lugar para descansar de Bilbao, voy a hacerle una visita.

La gente en Miranda de Ebro, la inmensa mayoría es de matrícula de honor, desprenden mucha generosidad y simpatía por el foráneo. Sin haber nacido ahí en el transcurso de esos meses me hicieron sentir un mirandés más, motivo suficiente para quitarme el sombrero ante esta gente. En ese lapso de tiempo fue cuando me dio por crear el grupo de Facebook Miranda Crucial, que sigue en activo para todo aquel que quiera informarse sobre distintos acontecimientos o servicios relacionados con la localidad.

La tercera tiene cierta relación con la segunda, ya que gracias a las prácticas que realicé en la SER, tuve la posibilidad de vivir desde dentro el sentimiento futbolero que hay en Miranda por el equipo de la ‘city’, el Club Deportivo Mirandés. Tan sufridores y efusivos como los aficionados del Athletic Club, eso sí con un mérito mayor que los leoneses, debido a la diferencia de presupuestos que hay entre los dos equipos. Pena me dio cuando tuvieron que enfrentarse en aquella semifinal de Copa del Rey que ganó el Athletic, pero ambos merecían pasar a la final.

Todas estas experiencias me han hecho un ‘mirandilla’ y por ese motivo, desde la distancia que me separa con esta ciudad, quiero expresar mi máximo apoyo y un fuerte abrazo, a los diferentes colectivos que habitan en ella que a causa del virus dichoso se han tenido que confinar.

El primer colectivo al que quiero apoyar es al empresarial por confiar e invertir en ese maravilloso lugar; porque gracias a él, son muchas las personas que cuentan con la posibilidad de tener un trabajo estable. Hoy en día, no es fácil ser empresario debido a la crisis económica y mucho menos con el más difícil todavía que se produce por el asunto del Covid19. Las acrobacias que tienen que hacer para poder sacar sus cuentas adelante son innumerables y por ese motivo, merecen un abrazo enorme acompañado de unas palabras de gratitud por todo lo que han hecho, hacen y harán por Miranda de Ebro.

Este mismo discurso quiero también tenerlo con el autónomo que cuenta con un pequeño o mediano negocio. Otros grandes olvidados en estos tiempos de pandemia a los que hay que mentar y mandar todo mi afecto y admiración porque estos son especialmente los que en su mayoría sufrirán las consecuencias del virus ya que para llegar a fin de mes lo tendrán aún más complicado que las grandes empresas.

Un pequeño inciso, hablando de empresas, quiero hacer un llamamiento a todo aquel que me lea y sea empresario o que tenga pensamientos de invertir a que invierta en Miranda de Ebro. La ciudad de Miranda, de siempre ha sido un referente en el sector industrial y además cuenta con un factor determinante, tiene cerca ciudades tan importantes como: Vitoria, Logroño, Bilbao y Pamplona. Zonas atrayentes que puede atraer a mucha clientela de este sector o incluso en otros más relacionados con el de los servicios. Además, Miranda de Ebro puede servir como puente con otras zonas menos cercanas que aportarían nuevos valores empresariales y oportunidades sin igual para su implantación en esta ciudad.

No quiero olvidarme tampoco del ciudadano de a pie, del ‘currito’ de turno que se despierta a las cinco o seis de la mañana y que realiza su trabajo con o sin descansos paulatinos. Merecen una digna mención porque gracias a ellos contamos con diferentes servicios los cuales no se realizarían en caso de faltar. Panaderos, mecánicos, veterinarios, administrativos… perdonad a los que me leéis si me dejo vuestra profesión, hay tantas que no me entrarían todas para insertar en este texto.

Y, para terminar con las alabanzas, quiero citar a un colectivo que es, ha sido y será indispensable en nuestras vidas por siempre, el sanitario. El papel de protagonista que habéis tenido con el tema del virus es admirable. Al pie del cañón para atender a pacientes, el tener que estar atendiendo a una gran cuantía de gente sin descanso y seguir ahí les honra. Son el Dios terrenal que tenemos y al que hay que mimar como a ninguno porque sin ellos, este virus se habría llevado al triple de personas. Hay que valorar a este colectivo porque en una inmensa mayoría de casos han tenido que hacer un esfuerzo titánico en el momento de meter horas extra para atender a enfermos y que, sin ellos, la tasa de muertos a causa de esta enfermedad o de otras tantas sería mayor aún si cabe.

Querida Miranda, desde la distancia espero que este tiempo en confinamiento pase pronto para que podáis volver a vuestra cotidianeidad. Los partidos del Mirandés a rebosar, las fiestas de San Juan del Monte, Los Viernes del Castillo y otros tantos eventos que tanta grandeza dan a la ciudad se echan en falta y si los extraño yo siendo de Bilbao, no quiero imaginar cuanto lo hará el mirandés de turno.

Habitantes de Miranda de Ebro, un fuerte abrazo desde Bilbao. Espero que mis palabras, aunque literalmente sean palabras lleguen a cada habitante y trabajador que habitáis ahí. La vida es necesaria y esta fatídica pesadilla del coronavirus pasará pronto y recordad, Miranda de Ebro ahí seguirá en 2020, 2021, 2050 y por siempre, porque Miranda es y será por siempre eterna.

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