Salvad al soldado Fariña

Hoy os traigo una historia. Una de esas en las que si su protagonista fuera mujer llenaría algún que otro telediario, pero como no es el caso y su protagonista es un hombre -y encima español-, se tiene que conformar con intentar darle visibilidad a través de las distintas redes sociales o pequeños medios de comunicación que se cercioran en hacerse eco de su sufrimiento.

Agustín Fariña era un militar tinerfeño, que por desgracia sufrió una lesión durante unas pruebas físicas. Tras una baja de tan solo 10 días, decidió solicitar el alta para poder desempeñar sus funciones dentro de lo posible en base a su estado. Esta decisión que en cualquier empresa privada se hubiese elogiado, al parecer no sentó bien a su superior quien le indicó según Fariña “Que ni la Institución Militar ni esa unidad, podían permitirse el lujo de tener a un soldado trabajando rebajado de servicios físicos y guardias” a lo que nuestro protagonista respondió que si no le había parecido correcta su decisión volvería al botiquín militar a solicitar de nuevo la baja. Nuestro protagonista cuenta como jamás olvidará la respuesta de su superior: “¿Cómo? ¡Te vas a enterar!” 

Al seguir en su puesto, fue acusado tanto de consumo de drogas como de varios robos en su unidad. Tras un tiempo sintiendo la presión y el acoso, decide interponer las primeras denuncias en el año 2015, pero aún con grabaciones y testigos son archivadas. ¿Hubiese ocurrido lo mismo si de una fémina, o una persona de un “colectivo vulnerable” se tratara? Estoy convencida de que no. En ese hipotético caso seguramente la justicia y la presión mediática hubiesen hecho lo imposible hasta esclarecer todo el asunto. Pero para desgracia de este soldado, es varón y nacido en España por lo que “ajo y agua” como se diría vulgarmente. 

Finalmente, y derivado a todo lo acontecido Fariña cae nuevamente de baja, concretamente por estrés-postraumático. Tras 19 años de servicio, Defensa decide prescindir de sus servicios por contar con un 25% de discapacidad. Sin pensión alguna, en cambio, por lo civil le otorgan un 53%, lo que le motiva a este soldado a seguir con su lucha y que al menos se le reconozcan todos sus derechos como exmilitar y se le dé una pensión digna. Sorprende que, mientras se acogen a inmigrantes en hoteles, costeándoles pensiones de diversa índole y un largo etcétera, se aparte de esta manera a quien ha servido a su país de manera honrada.

Durante toda esta historia, una señora se ofrece a ayudarle para poder llevar su caso al Congreso de los Diputados, pero nada más lejos de la realidad, la diputada socialista Zaida Cantera. Esta señora tendió su mano en falso, para llegar y atacar al Gobierno de ese momento -el PP-, pero después… si te he visto no me acuerdo. 

Tras varias huelgas para que le reconozcan lo que por derecho le pertenece, en la última acampado delante del Congreso de los Diputados, algunos políticos de diferentes partidos -Vox, PP para ser exactos- se acercaron a preocuparse por su situación. No apareció nadie del PSOE ni de Podemos, aquellos tan progresistas, pero solo de cara a la galería, claro está.La lucha de Fariña no es contra las Fuerzas Armadas hacia las cuales solo tiene buenas palabras, es contra la institución de Defensa por la cual se siente menospreciado y ninguneado.

Pasados los meses, y ya algo más recuperado físicamente, volverá el día 9 de abril -mañana- a su huelga de hambre delante del Ministerio de Defensa. Espero personalmente que se escuche a Agustín Fariña y que se le reconozcan sus derechos, aunque sinceramente dudo mucho de que la casta política que nos gobierna en la actualidad lo haga.

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