Agenda Globalista: objetivos utópicos

La “agenda globalista” es un término que está adquiriendo mucha presencia en la palestra política durante este último año de la mano de la formación política Vox, liderada por Santiago Abascal, frente al evidente aprovechamiento de la crisis del coronavirus para implantar políticas globales,  en el caso de España el único partido que ha elaborado un programa electoral opositor frontalmente a dicha agenda es Vox. Programa titulado “Agenda España” y que fue presentado el fin de semana del 9 y 10 de octubre en IFEMA. ´

Vox ha capitalizado el discurso en contra de una Agenda 2030 que lleva implantada en España desde 2015, año en que Mariano Rajoy (PP) la suscribió. Pero siendo lo más justo posible, debo decir, si alguien no me demuestra lo contrario, que es el historiador y comunicador César Vidal el primer autor en habla hispana que acuñó el término “globalismo”. Remito a quien lo quiera comprobar a ver que el 20 de septiembre de 2016, el autor antes mencionado publicaba en su blog personal un artículo titulado “¿Globalismo o americanismo? (I)”. Dicha denominación para el artículo no dista en absoluto con una de las tesis que ha sentenciado en el libro que publicó en 2020 sobre geopolítica, ‘Un Mundo que cambia’, afirmando que: «El mundo del siglo XXI no se divide entre izquierda y derecha, sino entre patriotismo y globalismo«.

Me sorprende comprobar que lo que estamos viviendo no es un proceso surgido con la crisis del coronavirus, sino que se lleva fraguando desde hace años. El globalismo es una hoja de ruta a nivel mundial que se puede discutir si comenzó en la Edad Media, en el Renacimiento o en el final de la II Guerra Mundial (esto puede dar para muchas líneas), pero lo que vislumbro más claramente es que la agenda globalista, tal y como la conocemos en el año 2021. Es decir, como la Agenda 2030, ya viene acompañándonos desde el año 2000, cuando se firmaron por 189 países de la ONU los Objetivos de Desarrollo del Milenio, también conocidos como Objetivos del Milenio (ODM).

Los objetivos en cuestión son ocho “propósitos de desarrollo humano, aplicables para la década y media comprendida entre 2000 y 2015, tales como: Erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer, reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y fomentar una alianza mundial para el desarrollo.

A priori, ninguna persona con una pizca de humanidad se puede oponer a que estos objetivos se acaben cumpliendo. Pero a mi juicio, han acabado siendo ocho brindis al sol y ni por asomo acabó el año 2015 habiéndose cumplido dicha primera agenda. La ONU (lejos de hacer autocrítica y analizar exhaustivamente porqué los ocho objetivos del milenio no se han cumplido y en mi opinión, ya que debieron resolverse en 2015, fracasado) inició en dicho año un proyecto más ambicioso todavía llamado Agenda 2030 u Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Los 17 objetivos que pretendían implantar son los siguientes: Fin de la Pobreza, hambre Cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, energía asequible y no contaminante, trabajo decente y crecimiento económico, industria, innovación e infraestructura, reducción de las desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles, producción y consumo responsables, acción por el clima, vida submarina, vida de ecosistemas terrestres, paz justicia e instituciones sólidas y alianzas para lograr los objetivos. Es razonable tener el mismo dilema que para los objetivos del milenio. ¿Realmente es necesario presupuestar tanto dinero público para cumplir estas utopías?

En España, se ha ido implantando la Agenda 2030 sin una consulta soberana al pueblo español, ya que si, explícitamente, nos consultasen a los españoles mediante referéndum si estamos dispuestos a anteponer utopías marcadas desde Naciones Unidas a proyectos concretos para los nacionales, lo más seguro es que no contasen con tanto apoyo. Pero esta es una agenda trasversal que nos han ido inoculando poco a poco y que, salvo Vox, el resto de las formaciones en las Cortes Generales han acatado fielmente las directrices de los expertos de la ONU (¿les suenan?). También es cierto que algunos partidos como Ciudadanos han sustituido desde hace un par de años la bandera nacional y la senyera por la de la Agenda 2030 (y así les ha ido, por cierto).

La Agenda 2030 está metida de lleno en las instituciones españolas ya que hasta tiene un ministerio ad hoc (Derechos Sociales y Agenda 2030) y ministerios satelitales como son los de Trabajo y Economía Social; Transición Ecológica y Reto Demográfico; Inclusión, Seguridad Social y Migraciones o Igualdad. Me resulta poderosísimamente curioso que, además, unos objetivos suscritos inicialmente por un partido de “centro-liberal y reformista”, como es el PP, acaben siendo acatados hasta por el mismísimo Secretario General del PCE, Enrique Santiago, y también Secretario de Estado para la Agenda 2030 (¡qué manera de acumular cargos, por cierto!). Barrunto, y solo es una opinión mía, que “la juventud sin futuro” que venía a “asaltar los cielos” (como dijo Pablo Iglesias), ha encontrado en la Agenda 2030 la excusa perfecta para vivir muchos años de los Presupuestos Generales del Estado, cronificando los problemas y aplicando objetivos utópicos.

Finalmente, y espero que, con la oportunidad de hablar más adelante de ello, citaré la última agenda utópica, sostenida con dinero del contribuyente: el “Plan España 2050”, con la que puesto a rizar el rizo, Pedro Sánchez, anunció hace unos meses unos “fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional a Largo Plazo” (sic). ¿No me digan ustedes que esto no es otro brindis al sol? “Largoplacismo” en estado puro. Como en muchos asuntos de la vida, siempre hay un aspecto negativo y otro positivo: El negativo es que las élites globalistas lo van a seguir intentando por todos los medios y el positivo es que muchos intentaremos arrojar luz (patrióticamente) a la deriva despilfarradora que están tomando las instituciones públicas en este asunto. ¡Fuerza y honor!

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*