¿Qué está sucediendo en las escuelas francesas? Segun un informe realizado por los servicios de inteligencia francesa, se alerta de la radicalización islámica en los colegios públicos dónde se describe una fricción de los valores republicanos del pais y la práctica del islam por parte de los niños musulmanes. Este informe al que calificaron de confidencial pero, sin embargo, fue revelado por radio Europe1, y que el Ministro de Educación de Francia, Michel Blanquer tiene en su escritorio, comunica que aunque si bien parece una situación estable, existen casos cada vez más difíciles de resolver de nivel religioso e impiden el normal desarrollo de la vida escolar.
Como todos sabemos, Francia es un un país laico. Los colegios tienen prohibida la presencia de símbolos religiosos en las aulas y, sin embargo y según la encuestadora Ifop, uno de cada dos estudiantes de secundaria, está a favor de llevar símbolos religiosos visibles en sus escuelas públicas, lo que choca frontalmente con la población más adulta en general y sin duda deja expuesta una fractura generacional. Que extraño suena todo, ¿verdad?. Que lio, o quizás no tanto porque verán, Jean-Pierre Obin, que fue Inspector General de Educación Nacional de 1990 a 2008, alertó en 2004, a través del “Informe Obin” al Ministro de Educación Nacional de aquel entonces, sobre el avance en determinadas escuelas del país de ataques al secularismo e impugnaciones a determinadas enseñanzas por parte de los estudiantes, además de cierta violencia ligada a la religión.
Sin duda, un tema espinoso y delicado, muy delicado. Pues es caminar en un alambre y además afilado. Una palabra de más o una palabra de menos y te pueden acusar de lo peor. Bien, Monsieur Obin, entendió que era su deber avisar y así lo hizo. Por cierto, el “Informe Obin”, oficialmente se llamaba “ Signos y manifestaciones religiosas en las escuelas”, y recordemos que Francia es laica hasta el tuétano, y como he dicho antes, ninguna simbología religiosa es aceptada en las escuelas, la libertad de expresión es uno de los valores más defendidos en el país galo y que el delito de blasfemia no existe.
Sigamos. Por entonces, Dominique Borne, también Inspector de Educación Nacional de 1988 a 2005, pero que desde el 2002 ocupaba el cargo de Decano de la Inspeccion General de Educación Nacional, comunicó al nuevo Ministro François Fillon (según el diario Le Monde) que; “el informe de Obin no es un buen trabajo, ha sacado conclusiones generales de unos sesenta casos y eso es muy poco”. ¡Qué!, ¿Cómo lo ves? Yo es que hasta le imagino moviendo en el aire la mano, así tipo barrido como quien aparta una mosca. Total, que el informe quedó enterrado hasta que en marzo del 2005 se publicó como resultado de ciertas filtraciones a la prensa. En él se pudo leer sobre el fenómeno del separatismo religioso especialmente entre los jóvenes musulmanes franceses. Estas manifestaciones personales o colectivas, tendían a multiplicarse y diversificarse con rapidez en una fuerte dinámica pudiendo afectar los ámbitos de la vida personal, familiar y social, y por supuesto, en las instituciones educativas. Repito, hablamos del 2005. Hoy sabemos que el islamismo en Francia , en menos de 30 años ha crecido un 900% (citando datos de los servicios de inteligencia francesa) y que es el salafismo, la corriente más rigorista del Islam la que más se hace sentir entre los menores de 35 años. Ese informe que Obin entregó en aquel entonces, ya ofreció ejemplos estremecedores y desgraciadamente no se tomaron en cuenta. Se pusieron de perfil.
En septiembre del año 2020, Jean-Pierre Obin presenta su libro, Comment on a laissé l’islamisme pénétrer l’ecole, donde se pueden leer revelaciones inquietantes y se denuncian constantes ataques al laicismo en la escuela. A tal punto que el Ministro de Educación Nacional actual, Jean-Michel Blanquer, apoyó los análisis de Obin en una entrevista que le hizo Le Point diciendo lo siguiente; (les advierto que las declaraciones del MInistro pueden herir la sensibilidad de buenistas, quizás debieran abstenerse, puede producirles nistagmo rotatorio) “hay fuerzas para imponer un modelo de sociedad que no es el nuestro” y aun gira más la tuerca diciendo “no hubo complicidad a nivel estatal, sino una forma de pasividad a la que estoy tratando desde 2017 de ponerle fin”.
En febrero de este año 2021, el Ministro le pide a Obin un informe con el propósito de promover y armonizar la formación del personal docente en laicismo para luchar contra el separatismo, pues los profesores han llegado al punto de autocensurarse frente a la abundancia de objeciones de alumnos que recurren al Corán para intentar deslegitimar la enseñanza de “eso o aquello”. Si, lo que oyen amigos, algunos estudiantes musulmanes se niegan a estudiar la construcción de catedrales, a abrir el libro en un mapa donde pueda verse una iglesia bizantina, o a admitir la existencia de religiones preislámicas en Egipto. En clase de matemáticas, algunos estudiantes se niegan a usar cualquier símbolo o cualquier figura que parezca una cruz (adiós a las sumas?).
El momento del almuerzo puede ser una pesadilla. Compañeros que pueden llegar a insultar a otros de la misma religión porque no comen halal o negarse a sentarse con compañeros que no profesan su credo y comen cerdo. Un equipo de fútbol de una secundaria del este de Francia, debió abandonar el campeonato nacional de fútbol sala porque la mitad del equipo observaba el ayuno. Madres de alumnos de la ciudad de Lille, que distribuían volantes exigiendo la separación de niños y niñas “en nombre del Corán” y como esto… multitud de ejemplos más.
Voy a terminar de manera breve, casi abrupta. Y es que este tema da para escribir un montón pero me voy a contener o esta lectura sería quijotesca y no querrán leerme nunca más. En Francia hubo quiénes advirtieron sobre lo que podría pasar en las escuelas y pasó. Hoy lo que sucede es que se ha recrudecido porque cuando aún se podía hacer algo, nada se hizo. Quieren “arreglar” algo que fue advertido y a lo que no hicieron caso. No lo lograrán. Espero que España no caiga en el mismo error, estamos a tiempo. Después que no nos digan “no se podía saber”.
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