En estos primeros días del mes de Marzo, preludio del aquelarre feministoide en que han convertido el día de la mujer trabajadora (ya ha perdido hasta su sentido) y atisbando el batiburrillo grotesco de actividades que hacen en la mayoría de los casos, con el ánimo (subvencionado y subvencionable) de visibilizar, concienciar y -ya que se ponen- adoctrinar con mantras hembristas a la población, me veo en la obligación de poner de manifiesto la que es, bajo mi punto de vista, la mayor lacra social en España por delante de la mal denominada violencia de género: los suicidios.
Vaya por delante que la que suscribe estas palabras no niega que haya personas que agredan, violen o maten; esto es algo innegable y que desgraciadamente ocurre. Lo que sí que niego es que haya una violencia “machista” propia de un modelo heteropatriarcal en el que según el conglomerado feministoide vivimos oprimidas esperando a que ellas nos den la manita y nos lleven ante papá Estado para que nos rescate. Siendo mujer y presunta oprimida, creo que estas adalides de la igualdad, al estilo orwelliano, permitirán que me pueda expresar con conocimiento de causa…, ¿o seré menos mujer por disentir de su discurso único, en el cual pretenden instalarnos a todas?, – “¡Ay, pobre de la que se “menee” de la fila!” – dice enfurruñada la Irene Montero de turno.
Quieren hacernos creer que hay un odio sistemático de los hombres hacia las mujeres y que simplemente por el hecho de serlo se nos mata o se nos agrede. Este argumento simplista que repite una argumentación de contraposición de elementos básicos no acepta matices: la mata porque es mujer; y tampoco acepta variantes en su LIVG: si por ejemplo una lesbiana mata a su compañera sentimental, esta ley no es aplicable, pero no por ello deja de ser violencia. O si un homosexual mata a su compañero, ¿dónde lo situamos? Y ya rizando el rizo, fíjense en que lodazal va a convertirse el tema cuando empiecen a abundar los asesinos hombres que matan a sus mujeres pero que a la vez ellos mismos se sienten mujeres.
Según el INE, en 2021 han muerto 43 mujeres a causa de violencia “machista” pero ¿saben ustedes a cuánto asciende el total de suicidios según este mismo Instituto en su última actualización? 3941 personas; 90 veces más que las muertes producidas por violencia de género. Este colectivo, el de las personas que cometen suicidios (tanto los que llegan a consumarlo como los que no se consuman), ni cuenta con herramientas suficientes para que se informe a la población sobre este problema de salud pública, ni cuenta con una partida presupuestaria, ni mucho menos con un Ministerio propio y una marquesa que puño en alto les defienda.
Es un grave problema, una realidad silenciosa que no se quiere abordar con contundencia, que además se ha incrementado en época de pandemia y que está aumentando especialmente en la población adolescente (entre 15 y 29 años). ¿Concienciación y visibilización para todos los problemas, o solo para aquellos de los que sacamos rédito?
Muchas gracias por tocar este tema tan duro.
De nada. Es de justicia.
Cien por cien de acuerdo contigo. El suicidio si que es una lacra y no se hace ni caso. ¡¡Nos estamos matando!!