Madres protectoras

Cuando no había salido del asombro que me supuso el anuncio a bombo y platillo de las bajas médicas por la menstruación, el pasado miércoles, Irene Montero en otra de sus declaraciones públicas con las que nos suele castigar, celebró el indulto parcial que el consejo de ministros había realizado a María Sevilla, presidenta de la asociación Infancia Libre, encarcelada por secuestro de su hijo menor, rebajándole la condena de dos años y cuatro meses a “solo” dos años para poder salir de la cárcel. Además, le han devuelto la patria potestad de su hijo a cambio de trabajos para la sociedad durante 180 días. Calificó a esta señora como “madre protectora” y bautizó el acto como una “victoria de las feministas”.

María Sevilla tuvo siete años a su hijo separado de su padre. Primero tras la ruptura de ambos y luego a través del propio estado interponiendo no una sino siete denuncias por abusos sexuales del padre al hijo. Incluso habló en el Congreso de los Diputados invitada por Podemos y la contrataron como asesora del partido en esta materia. Cuando se evidenció que las denuncias eran falsas, en concreto, una era verdaderamente rocambolesca intentando hacer testigos de una supuesta agresión a los propios servicios sociales, el padre sale absuelto y como consecuencia le otorgan la custodia, hecho que la madre evita llevándoselo a una finca de Cuenca durante más de dos años, aislado de la sociedad, sin vacunar ni escolarizar. Según declaración de los propios agentes de la policía que los encontraron dos años después, el lugar era insalubre y estaba lleno de frases de la biblia escritas en las paredes. Vamos, una loca del “moño” en toda regla.

Señora Montero, una madre protectora es una madre que evita a su hijo sufrimiento intentando no privarle del amor del otro progenitor. Una madre protectora debe luchar porque un hijo no viva la separación de sus padres como un drama o una desgracia si no como un hecho que puede suceder entre las personas adultas, pero que ambos seguirán amándole por igual. Una madre protectora, aísla de problemas de adultos a los hijos que aún no tienen capacidad para discernir, no lo secuestra, y le hace creer que su padre es un demonio, retorciendo aún más la mentira con denuncias falsas. Una madre protectora, aunque se diera el caso de que el padre dejara que desear en su papel, que los hay, debe procurar no instrumentalizarlo. Y, sobre todo, señora Montero, un estado protector es el que respeta y cree en la justicia y vela por la seguridad de los ciudadanos y no los expone a más riesgos como están ustedes exponiendo a los menores en manos de madres chifladas. Ya solo falta una de Almodóvar, “Madres Protectoras”. Lo veo.

Las maltratadoras también existen señora Montero, aunque se afanen en su discurso ideológico en asignarle la exclusiva al varón y aquí tienen un ejemplo. La Justicia ha demostrado que María Sevilla lo es, como en su día lo hizo con Juana Rivas y este Gobierno las ha indultado a las dos. Esto no supone la victoria de las feministas, es la victoria del odio contra los hombres que vienen ejerciendo las activistas del chiringuito y la falta de respeto a la Justicia. Ha quedado patente que esta asociación era eso, un chiringuito para cobrar ayudas públicas y maltratar a niños y a sus padres ya que todas cumplían el mismo patrón; denuncias de abusos que no pueden demostrar y mientras retención de sus hijos para separarlos de los padres.

Lo que habría supuesto un triunfo de las feministas, señora Montero, habría sido conseguir endurecer las leyes para no tener en la calle a gente como al violador de Igualada que ya había delinquido anteriormente y que violó y torturó dramáticamente a una niña o que hubieran protegido a las dos hermanas pakistaníes de Terrassa que tenían un riesgo evidente de ser asesinadas por su familia. A la delincuente María Sevilla la invitáis al Congreso y la hacéis asesora, pero al padre de la desafortunada Diana Quer, con más de 3,5 millones de firmas para no derogar la prisión permanente revisable, Pablo Iglesias no le quiso ni recibir. Vuestro retrato es dantesco.

El chaval ahora tiene quince años y ya es consciente de lo que ha vivido y manifiesta no querer estar con su madre por lo que probablemente nadie le obligará a verla. ¿Quién le devuelve a este niño los años de su infancia sin su padre? Con la patria potestad restituida, a pesar de que en su día el ministerio público y el órgano sentenciador se opusieron expresamente a mantenérsela, vuelven a exponerle a decisiones vitales de su madre sobre él, una señora que es capaz de todo para arruinar la vida de su hijo con tal de hacer daño al padre. Esto, señora Montero, también es violencia vicaria.

El padre va a tomar acciones legales por las injurias y calumnias que ha realizado la ministra públicamente contra él. Se ha creado una cuenta para donaciones voluntarias para esta causa en la asociación ANAVID, (Asociación Nacional de Ayuda a las Víctimas de Violencia Doméstica). Lógicamente, espero que prosperen, aunque no confío nada en que se haga justicia, porque por encima de ésta, ya vemos que están las tiranas del ministerio de Igualdad y el Consejo de ministros. ¿Qué os está pasando? Preguntaba el otro día la delegada del Gobierno de Valencia, sobreactuando, escandalizada por la violencia de los hombres. No, la pregunta es qué está pasando en este gobierno para que lleven el feminismo al fanatismo y para que no dejen de indultar a delincuentes.

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1 Comment

  1. Es demasiado frecuente que se confunda la sobreprotección con la posesión. La posesión es característica de las madres psicópatas y da lugar a multitud de problemas psicológicos. Lleva implícito el considerar a los hijos/as como cosas, no como personas.
    Muchas gracias por el artículo. Un abrazo

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