Lo de ‘La vida de Brian’

Lo de la polémica en torno a la adaptación de La Vida de Brian, ya me disculparan, manda cojones, pero me refiero a unos dídimos como los que le cuelgan al rocín de Espartero. Los actores que participan en la adaptación teatral de la obra maestra de los Monty Python al parecer han exigido eliminar el que es, en mi humilde opinión, el mejor gag de todo el metraje. Aquel en el que los militantes del Frente Popular de Judea discuten en relación a la repentina autopercepción como mujer de Stan o, más bien, Loretta.

La cosa viene de largo en aquello de la eterna búsqueda del agravio en el cine, la música, el humor y las artes. Hará unos años, tras el estreno de la última película de la saga 007, se anunciaba que este sería sustituido por una mujer racializada. No pude evitar preguntarme a mí mismo si la nueva 007 pasaría a ser 008m ¿Conservaría todos los rasgos canallas que tenía el personaje de las novelas de Ian Fleming? ¿Sería monárquica, adicta al sexo y a los vodka-martinis agitados no batidos? ¿Conservaría esa tajada de masculinidad tóxica, o bien, en un inesperado giro de corrección política, sería republicana, lesbovegana y despacharía a sus enemigos con un soneto en lugar de a balazos? ¿Su archinémesis también sería hembra, o bien varón cis-hetero alopécico? Si bien la idea de la nueva agente 007 no prosperó, el buenismo contemporáneo consiguió –cuidado, se viene spoiler– lo que no lograron ni el Doctor NO, ni Goldfinger, ni Escaramanga; mató a James Bond.

En cuanto a atañe al mundo de la comedia, al menos dos maestros del Stand up comedy, Jimmy Carr y Ricky Gervais, han estrenado en Netfix sus más recientes monólogos con un disclaimer previo. Incluso en el mundo del bufoneo y el payasismo ya hay que cogérsela con papel de fumar. Dave Chapelle tuvo que lidiar con severos intentos de cancelación tras el estreno de su “Sticks and Stones”, y ya en su día advertía aquello de que todo es gracioso hasta que te pasa a ti ¿De verdad hay tantos tarados que piensan que un comediante que sube al escenario realmente habla en serio soltando toda una sarta de tontadas por muy groseras o salvajes que sean?

En una excelente tribuna a principios de año, Juan Soto Ivars lo resumía en román paladino: <<La ficción no le debe nada a la moral. Quienes consideran que la ficción debe ser moralizante me pueden chupar, ficticiamente, un huevo. El derecho, el izquierdo o el ficticio que hay entre los dos>> Cualquier producción cinematográfica, cualquier creación épica o lírica, cualquier acto parido desde la mollera de un artista no arrastra una deuda con la moral, porque la moral no es más que ese culo en el que nos sentamos para criticar el de los otros, y el arte no puede andar pendiente del sentir de cada oyente y usuario. Usted no puede subirse a un escenario a hacer reír o rapear ni filmar un plano secuencia preocupado por cuantos traumados y plañideras se van a sentir trémulos y escocidos. Es ficción, es una broma, no es una invocación al Maligno.

Volviendo a los Monty Python, estos ya tuvieron que bregar en 1979 con un buen asedio por parte de sectores reaccionarios de aquella sociedad, una suerte de activismo contra la blasfemia, tras el estreno de la película, la cual fue prohibida en varios países y, gran parte de su éxito fue debido a lo verdaderamente iconoclasta de la trama: La vida de un paria hebreo con una vida paralela a la del mismísimo hijo de Dios. Se parodiaba desde la crucifixión hasta el sermón de la montaña. Aquello si era ser progre y no lo de los seminarios sobre el cambio climático desde la perspectiva de género. Eligieron un gran slogan promocional: «Una película tan divertida que la han prohibido en Noruega»

Si usted ve un chiste de lesa humanidad en el puñetero gag de Loretta, cúmpleme informarle que la vida le depara toda una serie de frustraciones. Si pretende usted vivir en plena armonía con su propio cosmos, en el macartismo de lo cuqui, en la inquisición de los ñoños, siga usted cancelando al prójimo en su heroica lucha por lo acertado, pero tal como dijo John Cleese en la repudiada e hilarante escena eso no es sino un símbolo de su lucha contra la realidad. Tenga en cuenta que, si usted le echa valor y pone en marcha su propio arte, en lugar de moñear como crio de teta, llegará el día que la impostada ofensa de otros se le volverá en contra como un boomerang y, como decía el poema de Martin Niemöller, vendrán por usted. No se trata de la moral, sino de su moral, y no hay cualidad del individuo más interesada y artera que esta, y si desde esa poltrona coartas el ingenio vas a llenar estadios y salas de conciertos solo en tus sueños.Lo de “Nadie espera a la Inquisición española” ya lo profetizaron los propios Monty Python.

Imaginen ahora que otros moralistas, con unas coordenadas éticas que no coinciden con las de usted, aprueban retirar de las librerías toda la poesía de Rafael Alberti, dado que este le dedicó un poema a Stalin, o bien los dramas de Shakespeare por los sesgos antisemitas de “El mercader de Venecia”. ¿Cancelamos también toda la filmografía de Martin Scorsese por los rasgos racistas y homófobos del protagonista de Taxi Driver? ¿Relegamos al olvido a Almudena Grandes por aquel artículo dedicado a la violación de la madre Maravillas? ¿No será usted uno de esos cabrones del Frente Judaico Popular? ¡Disidente!

En una sociedad rebañega y agilipollada, la nuestra, donde se trivializa incluso un genocidio que está a las puertas de Europa, desde el altar de la corrección política se ha decidido descuartizar una de las mejores comedias de la historia del cine ¿Conseguirá el wokismo lo que no consiguió la Santa Madre Iglesia? Tal vez quien mejor lo ha definido en Twitter ha sido el cojonudo Angel Sanchidrían: “Os lo tomáis todo a broma en la vida excepto el humor, que os lo tomáis en serio, cabrones”. Relájese y cante conmigo: “Always look on the bright side of life”.

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