El hombre de Atapuerca ya mostró su deseo de plasmar imágenes rupestres para la posterioridad. La evolución imparable de los siglos nos llevó al descubrimiento francés del revelado, el magnesio, el nitrato de plata, etc. La perfección que hemos ido alcanzando lleva ahora velocidad de crucero movidos siempre por el afán de perpetuarnos, de dejar muestras de nuestro paso por la vida, de nuestras hazañas, efemérides y de los acontecimientos relevantes en nuestra trayectoria vital.
Los avances en la tecnología hacen posible que las fotos se puedan manipular a nuestro antojo; personas y paisajes trucados y no digamos nada de los hologramas, técnicas grafoplásticas, collage y muchas más. El hombre sigue con su impulso genético de reflejarse de alguna forma hacia los demás y, como todo lo que sale del intelecto emocional humano tiene sus vueltas, ya desde la niñez se ha convertido la foto en un verdadero arte por cuánto los pequeños hacen sus propios posados sorprendentemente artísticos.
Hay también algunos que, de forma ocasional, van buscando esa foto al lado de personas relevantes de forma que pueda parecer que existe con ellos una estrecha amistad para así utilizarlo en su escalada profesional o, simplemente, de refuerzo a su status quo. Es por eso que añaden siempre que le acompañan en la foto, tal y tal. Yo ahí veo una escasa autoestima, pero cada cual que haga lo que quiera. No es el caso del que busca la foto con el famoso para complacer la admiración que le profesa.
Pero la guinda, la retranca, está en la frase que ya lleva tiempo utilizándose “el que se mueve no sale en la foto”. Menudo meollo que encierra y que alude a esa foto final que sella el fin de una escalada, el logro de una ambición personal o profesional. El ejemplo más reciente lo encontramos en estas elecciones municipales y autonómicas que, tras la nueva victoria aplastante del Partido Popular, y tras la convocatoria in extremis de un Presidente de España atemorizado y acabado que echa mano de una estrategia torticera y de desapego por los votantes que los pone en una situación de dificultad para intentar salvar un sillón, que tendría que compartir con los verdaderos artífices de la política que nos esperaría; de extrema izquierda y de los bilduetarras y separatistas.
Esta maniobra, que ha bloqueado la visibilidad de la victoria del PP y que, ante el fracaso del PSOE, ofrece que se salven algunos enganchados en las listas que, con toda seguridad, aborrecen a quien les llevó al desastre con su infame política, pero que les da una última posibilidad de “salir en la foto”. Así que… nadie se ha movido.
Este abuso a nuestra joven democracia hasta límites insoportables de intervención de órganos de transparencia, de leyes injustas y retrógradas de giro en suma a la izquierda radical es altamente desaconsejada por Europa. Los límites alcanzados de política perjudicial y dañina podrían llevar a Sánchez a los tribunales. Nadie tiene derecho a convertir un país como el nuestro en un auténtico caos. Todavía nos queda un poquito de democracia, usémosla masivamente el 23 de julio.
Eso será si no. Aniquilando el voto por correo