Pedro Sánchez ha convocado elecciones para el 23 de julio tras la bajona electoral en las locales y autonómicas. Pedro, el héroe alado, el de la sonrisa profident, el de las pétreas posaderas, más guapo en su traje azul que Clark Gable, dice que su conciencia le obligó a ello. Menuda puñalada marronera le ha metido a su vicepresidenta Yolanda Díaz, la cual llega por los pelos a presentar su Sumar, al parecer sin Irene y con Podemos, el cual ya es oficialmente sumar un cero a la izquierda (lo sé, un chiste malo). Yolanda, nada menos, la más genuflexa en el gobierno de coalición ante los designios del Sanchismo, a diferencia de las díscolas podemitas, la misma que hace solo semanas advertía que los puestos de trabajo serían adaptados a las condiciones climáticas, aunque ello implicara dejar de trabajar. Ahora quieren poner a millones de conciudadanos, muchos ancianos, a tomar la solana haciendo cola para votar el día más caluroso del año. Sánchez eligió la fecha y el modo, quiere abstenciones y quiere voto por correo. Si usted vota por correo, las papeletas y el resto de documentación le llegarán a partir del 3 de julio a su domicilio o a la dirección que usted comunique, y tendrá de plazo hasta el 19 del mismo mes para votar. Más le vale dejar claro a los de Correos, que advierten de una próxima huelga, si usted estará en Barbate, Tenerife u Oslo, en hotel o en apartamento, y si no está en ese momento le dejarán aviso para que se pase por la oficina más próxima ¿Qué podría salir mal?
Quedaba a continuación declarada por el preboste la quincuagésima alerta antifascista !Es la épica, es la lírica, es la peripatética! El monclovita ya apostata de la realidad como hace su ex socio de gobierno con el que antaño no dormiría tranquilo. Nos retrata a los votantes como una ola reaccionaria, y ya solo quedaba mentar la bicha en su speech: !La derecha extrema y la extrema derecha! !El fascismo de los mercados! Ese PP de Feijóo, inmerso en muchos de los mantras de la izquierda contemporánea, se asemeja tanto a un tardofranquismo como un bichón maltés a un lobo. Trapiello ya nos lo advirtió; no se es facha por decir exactamente lo mismo que decía Pedro apenas unos meses antes de ese discurso. El propio Sánchez advierte que sus rivales políticos y mediáticos- cómo si tuviera muchos de estos últimos- le acusarán de orquestar un pucherazo y tratarán de encarcelarle, y con esto nos recuerda aquello que parlan los juristas de excusatio non petita, accusatio manifesta. Sus rivales, dice su Sanchidad, podrían actuar como las turbas de Trump y Bolsonaro ante una eventual derrota. Ante tal peligro ¿No resultaría acertado recurrir a instancias internacionales para garantizar la seguridad de los comicios del 23-J, aunque ello implique ser retratados ante el mundo como Cagancho en Almagro? Desconozco si esto es jurídicamente viable. Consúltese a la Comisión Europea, a la Eurocámara o a la OSCE.
¿Sospechas de pucherazo? Se acordará usted del otoño de 2016, que no hace tanto tiempo, de aquel Comité Federal del PSOE en el que Sánchez se dejó el retrato contra el suelo por 132 votos en contra y 107 a favor. Los diarios de mayor tirada, de izquierda a derecha, retrataron que las votaciones previas de ese conclave tuvieron lugar sin control, ni censo, ni interventor, y la misma terminó con gritos de «pucherazo» dirigidos al Sanchísimo. En las elecciones generales de ese mismo año Peter solo sacó 85 escaños, el resultado más pobre de la historia de los socialistas. Hará unas semanas, multitud de medios de distinta cuerda también informaban de intentonas de fraude electoral en varias regiones, desde Melilla a Mojácar, que se saldaban con más de una decena de arrestados. Estos, por su perfil, no parecen de la extrema derecha o de la derecha extrema ¿Quedaríamos como una república de bananas si invocamos la intervención de observadores internacionales el 23 de julio en mitad de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea? ¿No lo somos ya? Esta Españita sumergida en el cantonalismo, cálido pesebre para sediciosos, malversadores, okupas, abusadores sexuales y secuestradoras de niños, con una deuda pública del 115% sobre el PIB y una tasa de desempleo que duplica a la media de la Unión Europea. Una confederación de taifas, rehén de los delirios expansionistas de Marruecos, donde se lanzan odas a los gudaris de ETA, donde ya lo del imperio de la ley suena a chiste, y en la que el Parlamento Europeo tiene puesta la mira por la falta de transparencia en los miles de millones de euros concedidos.
‘Peter’ es el único presidente en democracia en llegar a la Moncloa a través de moción de censura sin ganar antes unas elecciones y, cuando las ganó en 2019, ni sumando con los escaños de Unidas Podemos salían las cuentas. Eso le llevó a tratar con don Pepote con tal de no tratar con don Pepito, y ahora, para guasa de propios y extraños, Otegui se siente algo despechado y le recuerda a Pedro cuando hacían piececitos bajo la mesa. Rufián, por su parte, aumenta la apuesta y dice que si renuevan el gobierno de coalición con el apoyo de sus diputados el peaje le saldrá más caro. Tal vez Sánchez ya ha ganado, porque tal vez le ha tomado la temperatura a este país mejor que nadie, y sabe que muchos españoletes, incluyendo a los patrioteros de pulsera y banderola, van a pasar de votar a 40 grados a la sombra como de comer tornillos. Él no necesita ganar, le basta con que pierdan sus rivales, porque él pactará con quien haga falta. Pedro no es de izquierdas ni de derechas, lo mismo barajó en su día un pacto con el liberal Ciudadanos que formó gobierno con el comunista Podemos. Lo suyo es NacionalPedrismo.
Dice también su presidente que quiere seis debates con Feijóo de aquí al 23 de julio, que esto ya se trata de él o del pepero. Le propone medirse las genitalias media docena de veces, nuevos plebiscitos para sentenciar quién orina más lejos. El reciente abnegado feminista ahora le dice a su compañera Yolanda: “Hazte a un lado, chata, que van a hablar los hombres”; y por supuesto Abascal que se peine, que con fachas no queremos nada, saquen los votos que saquen. Informan los diarios que, al parecer, ya se han presupuestado 440 millones de euros en publicidad institucional para la campaña. Hace solo semanas, en el ardor del circo electoral, Sánchez prometía que iba a construir cien mil viviendas ¡Hospitales y escuelas, gente!
Sánchez podría ganar. Conoce bien a su público, capaces de no ir a votar por no sufrir la calor, no perder un solo día de vacaciones, o no bregar con la tabarra de hacerlo por correo. ¿O tal vez no? Es obvio que elegir tan puñetera fecha fomentará la abstención, pero esta podría alcanzar a sus votantes habituales, quizás ya víctimas del hartazgo. Tal vez al vecino de usted, al que le toque mesa electoral ese día, ya que por allí anda, decidirá votar lo que Sánchez no espera, dado que se va a comer diez horas contando papeletas en un día en el que caerá plomo del cielo. Tal vez por pura retaliación se le acabe el progresismo, porque la gente ya no se fía. Porque solo un arribista que tiene el nepotismo y el despilfarro de lo público metido hasta en el tuétano se encojona con la idea de hacer votar a la plebe un día qué es sencillamente invotable.
El histórico del PSOE y primer presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, le ha dedicado unos embelecos a su Sanchísima Excelencia: <<Has destrozado el PSOE eliminando las voces que se han atrevido a criticarte. Te has cargado las instituciones internas destinadas al debate. Como presidente del Gobierno te has metido en la cama con gente dedicada a cargarse la Constitución y la unidad de España. Has introducido en tu Gobierno a personas que sólo sirven para destrozar las instituciones democráticas, y a mujeres subidas a un feminismo del odio. Has atacado la división de poderes y has invadido el Tribunal Constitucional, etc., etc.>>
Como dicen los salmos; ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo si pierde su alma?
Jurista y ensayista
Be the first to comment