Básicamente, un hormiguero es el lugar en el que viven hormigas y cada una tiene una función muy específica, ni más ni menos. Eso sí, liderados por una hormiga reina cuya única función es reproducirse y perpetuar la especie. Pero El Hormiguero de Antena 3 es algo diferente; el líder nos es reina, es rey. Y su función no es aparearse con todo aquel que le plazca, sino dar caña o humor, según quien sea el invitado. Durante la entrevista de la pasada semana a Pedro Sánchez, Pablo Motos se enfundó su traje de hormiga soldado y bajó al barro a darle por todas partes al aún Presidente del Gobierno.
Que Sánchez tiene labia, está claro. Que le sobran tablas, también. Pero tanto años de mentiras hacen que el votante espabile y no todo valga. Lo que no es de recibo es que, a cada pregunta, o casi afirmación, que le hacía el presentador valenciano, el Presidente del Gobierno comenzase a irse por las ramas poniendo ejemplos de vaya usted a saber qué época. Y cuando no había más ramas por las que escaparse, pues nada: “fíjese usted”, me acomodo en la silla con el pecho hacia adelante y a marcar territorio. Claro, que como se ha dicho en líneas anteriores, en ese Hormiguero, Pablo Motos es la hormiga reina y sabe lo que tiene entre manos, por lo que no iba a permitir es que su invitado, por mucho Presidente del Gobierno que sea, se le subiese a la chepa en su propio territorio. Y, de hecho, así se lo hizo saber un par de veces.
Y es que se ha dicho una y mil veces: Pedro Sánchez está herido, posiblemente herido de muerte. Y ahí reside su peligro. Los zarpazos que lanzará no serán los de un león o un oso que ve su final. No, sus últimos ataques será mentiras y más mentiras, que desgraciadamente, tendrán calado en cierto sector de la población que aún sigue creyéndose eso de la extrema derecha y de la resurrección de Franco, Primo de Rivera y toda la tropa. Al día siguiente le tocó al líder de la oposición. La realidad es que Núñez Feijóo no es Presidente del Gobierno, por los que le podrás entrar por sus proyectos, promesas o políticas futuras. Lo que se juega en unas semanas es el Gobierno de España y los tiros han de ir por ahí, por lo nacional.
A modo de ver de la que suscribe estas líneas, el líder popular hizo bien dos cosas. En primer lugar, dio credibilidad. No le hizo falta avasallar al presentador ni recurrir a mentiras para explicar su proyecto o las decisiones queda debido de tomar desde que fue elegido Presidente del Partido Popular. Contestaciones claras y sin doble fondo. Eso sí, ha dejado a todo el mundo preguntándose quiénes serán esa vicepresidenta y el Ministro de Economía que le acompañará en el caso de que llegue a la Moncloa.
Y, por otro lado, con la misma claridad expuso las líneas de su partido en referencia a los pactos con Vox: Si el Partido Popular ha ganado en una comunidad, explicó Feijóo, que se abstengan los socialistas a la hora de elegir presidente para que no gobierne con Vox. Pero claro, eso a la izquierda no le gusta. Con un poco de suerte hay que repetir elecciones o, en el mejor de los casos, gobiernan ellos en compañía de Podemos, Sumar o cualquier formación independentista… La política del Partido Socialista es muy clara: lo quiero todo para mí, como buen comunista, y si no me lo das, ya le daré la vuelta a la tortilla para hacer creer que tú eres el malo de película.
Resumiendo, aún quedan días de debates y entrevistas, aunque la sensación que tiene una es que las cartas ya están encima de la mesa y tanto la mano ganadora como la perdedora llevan nombre. La cuestión es saber cuánto de ganador y cuánto de vencido tienen los jugadores. Hagan sus apuestas. O mejor, voten.
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