Hace 12000 años, en el Neolítico, surgió la agricultura, cuestión que revolucionó la historia que cambiaría nuestro modo de subsistir. Ello originó una variación sustancial que mejoró la existencia de los seres humanos aumentando así la supervivencia y la calidad de nuestra vida. La labor de los agricultores es algo de lo que debemos estar muy orgullosos, puesto que son los encargados de la producción de productos agrícolas. Pero su labor va más allá de cultivar alimentos ya que cuidan y preservan el medio ambiente.
El trabajo, durante la pandemia, es de valorar y ensalzar dado que deberíamos tomar conciencia toda nuestra sociedad sobre la importancia del sector primario. Abastecieron a toda la población de alimentos saludables y de calidad durante aquellos momentos de incertidumbre. Fue tal su esfuerzo que incluso la empresa Agroquimes especializada en la producción y distribución de productos agroquímicos y fertilizantes, lanzó una campaña para resaltar la valía de los agricultores durante la curva epidémica de coronavirus. Ahora todos deberíamos devolverles con creces todos esos esfuerzos. Para ellos puede llegar el peor de los escenarios posibles, la “Ley de Restauración de la Naturaleza”.
Dicha ley, presentada en junio de 2022 por la Comisión Europea, la cual forma parte del Pacto Verde Europeo, como objetivo para cumplir uno de los elementos de la estrategia de Biodiversidad de la Unión Europea para 2030. Quieren rehabilitar zonas terrestres y marítimas degradadas de Europa. Os preguntareis, ¿cuál es el problema, si aparentemente lo que quieren es disponer de ecosistemas más saludables y una biodiversidad más rica?
Os explico en que consiste exactamente, si definitivamente se aprueba la Ley de Restauración de la Naturaleza. La comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo votó la semana pasada, tras pasar una serie de enmiendas con 44 votos a favor y 44 votos en contra. Al no obtener mayoría para adoptarse, fue rechazada, en unas comisiones de Agricultura y en unas comisiones de Medio Ambiente. Es obvio que algunos están a favor y otros en contra, pero la cuestión es que se convertiría en una amenaza para los agricultores, pescadores, y gestores forestales.
Parecía que ya se había acabado la pesadilla para todos ellos, pero al no efectuarse esa mayoría, casi con total seguridad el 12 de julio se volverá a hacer la votación definitiva, esta vez con los 705 diputados que representan a los ciudadanos de los 27 Estados miembros. Esta votación se obrará con el texto original ya que no hay cabida a modificaciones. Si finalmente fuera aprobada, el 40% del Territorio Nacional que son Parque Naturales en su mayoría como Cabañeros, Doñana, Monfragüe, Tablas Daimiel… será historia, puesto que el 20% tiene que ser abandonada tanto en zonas terrestres como marítimas para el 2030, el otro tanto por cierto se realizaría años después.
Quizá expreséis que todavía queda un 60%, lo que desconocéis es que ese porcentaje está formado por carreteras, fincas, montañas…Lo cual va a ocasionar que los Agricultores reduzcan la capacidad de producir alimentos, e implicará que queden expuestos a las importaciones. Y para aquellos que piensen de manera egoísta porque no pertenezcan a dicho gremio, tendrán que saber que provocará al consumidor final un alto coste económico.
Pero aquí no acaban las catastróficas desdichas para todos ellos, porque también se les añade la problemática del Cuaderno de campo agrícola o también conocido como Cuaderno Digital. La utilización de dicho cuaderno se publicó en el BOE de 27 de diciembre. Es una herramienta electrónica que los agricultores y ganaderos españoles deben utilizar para llevar un registro detallado de las actividades que realizan en sus explotaciones. La implantación del mismo se realizará a partir del 1 de septiembre de 2023 con cultivos de más de 30 hectáreas, y las explotaciones inferiores tendrán un plazo hasta el 1 de septiembre de 2024. Esto conllevará un nuevo coste añadido al incremento de los precios de producción.
Hay que añadir que los agricultores no encuentran ingenieros que le resuelvan posibles errores con dicho cuaderno. Ya son muchos los agricultores que reclaman constantemente el abandono y la desidia que tienen hacia el sector primario, algunos como Juanvi Palleter, un agricultor que reivindica todas estas cuestiones a través de las redes sociales. No se puede entender que actualmente el país que más abastece a España de productos hortofrutícolas es Marruecos, que además se beneficia de la divergencia regulatoria a nivel de producción con requisitos fitosanitarios que no se exigen a las producciones extracomunitarias y si a las producciones comunitarias. Sánchez está imponiendo a los agricultores la agenda globalista 2030 a marchas forzadas, su reforma ecológica del campo tiene que estar adecuada a los criterios de cultivo de dicha agenda, porque más del 86% de la superficie agrícola utilizada tendrá que cumplir con la normativa agraria y medioambiental.
Todo parece un plan orquestado para que no continúen ejercitando su maravillosa y mal remunerada labor. Pero nosotros los españoles de a pie debemos poner nuestro pequeño grano de arena para que no acaben con los agricultores o pronto veremos cómo nuestras zonas rurales quedan despobladas y envejecidas. Consumamos productos de nuestra tierra, producto español en defensa de todos ellos que estuvieron en el momento que más lo necesitábamos. El campo no se toca.
Luego hablan del comercio de proximidad, pero quieren traer todo de lejos