Mi querida España

¿Qué te han hecho? O mejor, ¿qué te hemos hecho? Porque unos por acción y otros por omisión, te hemos destrozado, tanto que, como diría Alfonso Guerra: “No te va a conocer ni la madre que te parió”. Cuesta pensar que hemos vivido, más o menos bien cuarenta años, disfrutando del periodo de paz más largo en la historia de España. 

Hubo cambios sociales importantes, con la Constitución todos los españoles alcanzamos la igualdad en derechos y obligaciones, el país prosperó, a la misma velocidad que la corrupción se iba institucionalizando, permitiendo que los sucesivos gobiernos y los de las comunidades autónomas se quedaran con dinero que no les correspondía. Pero vivíamos en la ignorancia de “imaginar” sin “comprobar”, no como ahora que sabemos casi exactamente lo que nos roba un político de mil formas diferentes y parece que nos sigue dando igual, porque no somos capaces de salir a la calle. 

Cuando se decidió redactar la Constitución en una Logia, fraccionar el país en diecisiete reinos de taifas, se creó el germen maquiavélico que años más tarde nos conduciría a lo que estamos viviendo atónitos, en estos momentos. Hubo dos comunidades, que sin ser históricas salieron muy beneficiadas gracias a esas mentes masónicas, Cataluña y el mal llamado País Vasco. El resto, se quedó las migajas que quisieron darnos. Era evidente que el chantaje de ambas regiones continuaría como así ha sido: unos matando y otros robando a manos llenas, mientras quien tenía que frenarlos miraba hacia otro lado, o esperaba su recompensa. 

Así las cosas, tenemos una España a la deriva metida hasta la cocina en una criminal Agenda 2030 y con una U.E dispuesta a destruirnos, por tanto, no nos queda otra que resistir mientras los enemigos de la nación marchan a galope sin respetar nada, con tal de seguir en el poder unos meses más. De aquellos barros, estos lodos, donde el gobierno en funciones negocia con golpistas y terroristas sin ningún pudor, como si fueran los amos de una tierra que, antaño, gobernó el mundo. Personalmente, pienso que el Jefe del Estado debe poner orden y si ejerciera como tal, mandar detener a los traidores, a todos. Sueño que no parece veré cumplido, dado lo indiferente que vemos al Rey ante acontecimientos realmente muy peligrosos, o eso parece. 

Cuarenta años de paz se desmoronan como un castillo de naipes ante la indolencia de un pueblo dividido, incluso complaciente que no quiere ver una realidad incómoda. La convivencia que tantas lágrimas les costó a nuestros abuelos, ha saltado por los aires. Aquellos que juraron o prometieron la Constitución se la saltan a la torera porque son los dueños de todos los poderes. Prácticamente, ellos han prostituido las instituciones sin apenas resistencia de una oposición entregada y podrida. Hay que comprender, que estamos solos, ya no hay héroes, porque se han aburguesado o, lo que es peor, forman parte de la trama corrupta que nos gobierna desde hace años. 

Mientras los ciudadanos sigan siendo cigarras, las hormigas no tendremos más remedio que seguir despertando conciencias y en el peor de los casos, hacer despensa porque las cosas se van a poner muy feas y encerrarnos es el sueño húmedo de las grandes fortunas, si no hacemos nada, seremos los nuevos esclavos, ya saben: “No tendrás nada y serás feliz”, pues eso. 

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