Una servidora, que carga con taitantísimos años, aunque en estado de curiosidad y observación permanente, razonaba esta mañana que la vida está plagada de paradigmas, contradicciones, asimetrías, desequilibrios, en suma, desigualdades con un largo etc. Las paradojas son plaga, favorables o no según y dependiendo ‘de’.
Me paro en una de ellas… que me atañe por aquello de los taitantos. Mi volumen aumentado, debido al sobrepeso que suelen traer los años, ocupa más espacio y si Arquímedes no erró en su teoría, debería por tanto ser más visible. Pues oye, de eso nada. A más años, menos espacio ocupamos en una sociedad en donde cada vez… ¡Oh, paradoja! En la que somos más numerosos.
Edadismo se da en llamar a ese parapeto a la sabiduría por experiencia, a esa pared a lo de antes que supone prescindir de una riqueza intelectual y social, toda vez que hemos sido catalizadores necesarios en el crisol de las vivencias. Se nos llena la boca con el vocablo de una igualdad imposible anatómicamente y una igualdad de trato que nos está llevando a una individualidad cuando menos, poco pragmática.
Sin salir de mi soma, donde mi salud física y mental pasa por conciliar a tantas y tantas células, todas dotadas de inteligencia con lo que conlleva, imaginaos el desgaste de conciliación interior, todas hablando y reclamando a la vez. O las escuchamos y atendemos adecuadamente… o ahí tenemos a las miles de patologías existentes acechando. Todos los procesos anabólicos, catabólicos, metabólicos han de librarse correcta y basalmente influenciados por el ánimo, solo así podremos librar y afrontar las discrepancias del nuestro mundo exterior. En una situación de desorden interno, solo puede manifestarse en el exterior de la misma manera.
Nuestras células se han hecho a la distopía, yo pienso que por comodidad y es lo que sacamos al exterior, a este cercano exterior que ha permitido a la política de los distópicos políticos entrar olímpicamente hasta en nuestras intimidades y aunque somos muchos los que nos revelamos ante tanta intromisión que nos resta libertades, son más los perezosos que, junto a los distópicos, conforman una ínfima mayoría, aunque suficiente para hundirnos lastrados hasta el mundo abisal.
Me van asustando las noticias de última hora donde se avanzan las andanzas, las últimas fechorías del partido Sanchista. Bueno, es un eufemismo porque este partido no existe, sino que es la transmutación del socialista afectado por la distopía. Su liaison con Sumar, otro partido que no es tal, sino una amalgama de distópicos intensos y voraces. En vilo me tiene todo este proceso con los del procés, otra formación distópica… pero que viven como Pachás de una amenaza que no es más que una vil trampa para seguir viviendo como tales.
Como soy mayor, aprovecho para invocar a aquellos hablantes y escribidores, o sea, a mis ídem, para que se pongan los trajes de Superman y hagamos lo posible por hacer de nuestro espacio un remanso reivindicativo, de nuestra opinión, alharaca. Se puede entrar en la modernidad de la mano intergeneracional, así llegaremos más lejos y más iguales.
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