En primer lugar, cualquier parecido con la realidad, será pura casualidad. Empezamos, tener buen sexo a partir de los cincuenta merece la medalla de oro y, si me apuran, la de plata. Evidentemente, hay tantas formas de tener relaciones sexuales como individuos habitan el planeta Tierra y, por supuesto, dependiendo de si estás en pareja o libre como los pájaros.
Una de las cosas que tendemos a mezclar, quizás por nuestra educación católica, hablo de mayores de cuarenta años, es el amor con el sexo, como si uno no pudiera existir sin el otro. Afortunadamente, esas ideas carcas hace tiempo que desparecieron y uno practica lo uno y lo otro sin mezclarlos. Puede que alguno me corrija y diga que el sexo sin amor no tiene sentido; por supuesto, cada uno es libre de opinar y hay parejas sólidas, muy pocas, pero las hay que tras, por ejemplo, treinta años de estar juntos, aún practiquen un sexo apetecible.
Los que, como yo, nunca nos unimos a nadie durante muchos años, la cosa resulta más salvaje, todo depende del momento y de la piel, sin mirar atrás muchas veces, sería lo que muchos llamaríamos un ‘aquí te pillo, aquí te mato’. Unos y otros opinamos “fíjate, qué aburridos, siempre las mismas posturas y con la misma persona” o “pobres, buscan en el sexo, el amor que no tienen”.
Posiblemente, las dos afirmaciones sean correctas, porque el sexo puede llegar a aburrirte soberanamente, hasta el extremo de tener que disimular y pasar el expediente rapidito. A todos los que me leéis, deciros que he pasado por ambas situaciones, las dos estuvieron bien. Al final, uno juega con las cartas que le dan, lo que sí es sorprendente y maravilloso, llega a ser a partir de los cincuenta, tengas relaciones con alguien mucho más joven; porque, no nos engañemos, los cuerpos se estropean, te dan rampas criminales en mitad del acto y la risa floja la cual rompe cualquier posible romanticismo. Aun así, no hay que renunciar a ello porque es cierto que, el sexo es como montar en bicicleta, no se olvida por mucho que pasen los años.
Por el contrario, si a tu pareja no le apetece al 100% estar en la cama contigo, busca soluciones. Hablar es lo primero, la comunicación es fundamental y si esto no ayuda, lo segundo es separarte. Lo que no aconsejo es un triángulo, cosa que muchos hacen, pero cada uno vive su vida como diría Frank Sinatra “a su manera”, tan válida como la del otro. Lo que sí tenemos que tener en cuenta es que el tiempo es un enemigo implacable y que, si quieres probar el Kama Sutra entero, no te despistes mucho.
Como habéis podido comprobar, con cierto sentido del humor, se puede hablar de todo. Por cierto, este artículo y no os miento, es el número 69 que escribo, desde que decidí meterme en este fregado de ser articulista. Yo, ahí lo dejo, no renunciéis jamás a nada y sed muy felices. que hace 69 desde que decidí meterme en este fregado de escribir. Yo, ahí lo dejo, no renunciéis jamás a nada y sed siempre muy felices. Porque la cosa se está poniendo muy fea. La pretensión es convertirnos en zombis sin voluntad ni conciencia, un mundo gris donde el sexo será mecanizado o, sencillamente, prohibido. Y mientras pensamos si vamos a consentirlo o no, lanzaos a la piscina ¿qué más da que no tenga agua?
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