Escritoras a través del tiempo

Debido a la reciente polémica causada por el último premio Planeta, en el cual detrás de un seudónimo femenino se escondían tres escritores masculinos, alegando sin reparo alguno que hoy por hoy las mujeres escritoras son las que causan mayor influencia de ventas, ha provocado en mi persona el reflexionar acerca de esta, cuando menos atrevida, afirmación y mucho más en los tiempos que corren.

Cuando leo la noticia mi reacción es una sonrisa; ciertamente a modo de campaña comercial es un bombazo y la han utilizado a su favor. Ya lo decía mi madre en uno de esos dichos tan famosos: «Hecha la ley, hecha la trampa». Sin embargo, lo que en verdad me ha causado consternación es el preguntarme; ¿es eso cierto? Estaremos de acuerdo en que la lectura no es gusto que todos compartamos, y aún haciéndolo, los factores que entran en juego son tan diversos como estrellas hay en el cielo. A mí, en lo personal siempre me ha gustado leer y además sin límites, aprender cada día algo nuevo es una de mis máximas en esta vida. Sin duda ese conocimiento lo proporcionan las experiencias e historias, ya que sin ellas no sabríamos muchas cosas; desde lo más técnico y científico, hasta lo más espiritual. Todo ello me lleva a cuestionarme lo siguiente; ¿realmente somos tan influenciables incluso llegando a alcanzar ese extremo que no debería de existir?

No es ningún secreto que en esta era tecnológica estamos involucionando en lugar de evolucionar; por pérdida de ortografía gramatical o comprensión lectora. Buscamos lo fácil y cortito de leer, lo que no implique mucho calentamiento de cabeza porque en realidad vivimos aceleradamente y no nos permitimos parar a respirar. O igual no nos interesa. Hoy día reprobamos el machismo con una fuerza descomunal, sin embargo, las canciones con letras machistas o los libros con sometimientos y humillaciones para la mujer son los que más ventas obtienen. Llegados a este punto, ¿es razonable nuestra contradicción además de no predicar con el ejemplo? ¿Se ha puesto de moda lo soez, abriéndose paso por encima de la vulgaridad y la brutalidad tan solo por obtener likes en las redes sociales?

Opino que estamos ante una crisis creativa, el decaimiento ha provocado que las creaciones sin alma ni corazón, se superpongan por el famoseo y el dinero. Los clichés han existido toda la vida y da la sensación de que está todo trillado e inventado, solo que en esta ocasión Quevedo acertó de pleno. Aunque al menos él, conservó su esencia, incluso aun cuando su ironía y sarcasmo exacerbaba al más pintado con sutil ingenio. No olvidemos que durante siglos, las mujeres que se dedicaban a escribir necesitaban usar un seudónimo de varón para poder publicar porque no les estaba permitido el tener una profesión, que en aquella época (no muchos años atrás tampoco), pertenecía exclusivamente al colectivo masculino. E ironías de la vida, resulta, que en el presente las tornas han cambiado. Solo que ya no es un derecho de libertad y equidad; se ha convertido en un marketing de ventas. Tan frío y simple. A algunos podrá pareceros una genialidad o una forma de demostrar algo que todavía no llego a comprender, pero para mí es la prueba de que la igualdad es una utopía y de seguir así, jamás cambiará. Y que conste que lo digo en favor de ambos bandos, aunque para mí no existan.

El arte en general no entiende de dinero, de posiciones en ránkings de ventas, de likes en redes sociales y mucho menos de enfrentamientos entre seres que no deberían verse como el enemigo; no obstante se sigue tropezando con la misma piedra en bucle. ¿Qué ha ocurrido con la esencia de las creaciones? ¿En verdad todo vale por la riqueza material y el destacar? ¿Tan poca confianza tenéis en vuestras propias virtudes que se necesita usar recursos un tanto extraños para llamar la atención de la audiencia a toda costa? Y estoy segura de que habrá gente que aún contestará: «El caso es vender, quien diga lo contrario miente». Pues de ser así, debería declararme la mentirosa mayor del reino.

En definitiva, lo lamento, pero no me trago eso de que las mujeres encabecemos el pódium literario, en cuanto a ventas se trata, solo por pertenecer al sexo femenino. Hay hermosas escritoras que merecen el reconocimiento que tienen sin ninguna duda. Y finalizo con otro cliché: «Un libro no se juzga por la tapa, ni tampoco por quién lo ha escrito. Lo que realmente importa es lo te transmiten sus páginas o a que lugares te transportan cuando lo estás leyendo». No tiene más misterio.

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