Derecho de admisión

Desde hace unos días hemos podido presenciar en Twitter otro bochornoso espectáculo de la ultraizquierda trasnochada de siempre. En esta ocasión, cientos de perfiles vinculados al PSOE, Podemos e Izquierda Unida se han lanzado al ataque contra el cocinero cántabro Nacho Solana. ¿Su delito? Una foto en la puerta de su restaurante junto a Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio. Tan sólo eso ha bastado para que los intolerantes hayan vomitado su bilis, y lanzado insultos, descalificaciones e incluso amenazas de muerte hacia uno de los mejores cocineros de nuestra región.

Leyendo uno a uno los comentarios, he llegado a la conclusión de que nuestra sociedad vive en un permanente y extremo derecho de admisión. No es algo que figure por escrito. Pero, sin duda, es algo que nos afecta a todos los españoles, a los que la izquierda política española nos ha privado de la libertad de opinión y expresión, entre otras muchas libertades

Existe libertad para desear la muerte de un torero, pero no para acudir libremente a disfrutar de una corrida de toros. Existe libertad para celebrar homenajes a etarras, pero no para defender la dignidad y memoria de las víctimas. Existe libertad para manifestarse a favor del aborto y la eutanasia, pero no para defender la vida. Existe libertad para charlas que adoctrinan en las escuelas, pero no para recibir clases de Religión. Y así con todo.

Podemos hablar de una libertad selectiva que, una vez aplicado el filtro de la izquierda política, hace que alguien sea odiado o alabado. Porque, no nos olvidemos, es la izquierda la que gobierna en nuestro país con un programa político socialcomunista, que utiliza burdamente las instituciones para beneficio propio, y con un fuerte aparato propagandístico detrás. De esta manera, podemos ver como también esa libertad selectiva ha traspasado la barrera de lo meramente “moral” (mejor dicho, de la falsa superioridad moral de la izquierda), y puede verse una vez tras otra en las actuaciones e iniciativas del Gobierno.

Ese derecho de admisión hace que la sociedad admita que el Gobierno pacte con Bildu y reniegue de la mera existencia de partidos constitucionalistas como el Partido Popular o Vox. ¿Y sabéis quién es responsable de este derecho de admisión? El PSOE. Es el mismo partido que ha implantado este derecho de admisión. Desde que el sanchismo ha devorado la moderación del Partido Socialista, el PSOE llevado el discurso de la izquierda hasta el extremismo, rozando límites prácticamente anticonstitucionales. Es el PSOE quien ha normalizado pactar con los comunistas, los independentistas y con los terroristas, mientras criminaliza llegar a acuerdos con el Partido Popular y otros partidos de la derecha. Partidos que, por otra parte, defienden a España y su Constitución por encima de sus socios. Pero claro, sin verter ese odio no se puede construir el relato.

Creo que en este momento nadie duda de que la izquierda ha guionizado nuestra sociedad, y que, cualquier persona que con buen criterio se salga del relato único establecido, va a ser tachada, como poco, de fascista. Curioso que aquellos que imponen su totalitarismo puedan atreverse a tachar a nadie de fascista. Pero retomando el tema del restaurante y de la tan “polémica” foto, también podemos ver ese derecho de admisión. Si en la foto hubieran aparecido Pedro Sánchez e Irene Montero, la foto sería estupenda, alabarían al cocinero, y harían propaganda del restaurante. Sin embargo, como los que aparecen en la misma son dos políticos de derechas, la foto es casi una apología al nazismo (algo que he llegado a leer con perplejidad en un comentario).

Maldito derecho de admisión en el que estamos creciendo los jóvenes españoles que tratan de imponer que Otegi es un héroe de paz, pero que Ayuso o Abascal son fascistas que ponen en peligro nuestro país. Romper este derecho de admisión que nos intentan imponer es la misión de todos los que valoramos la libertad y creemos en la democracia. Aún a riesgo de ser cancelados por ello. Es nuestro deber. No siempre lo correcto es lo más fácil. Pero hay que hacerlo.

Me gustaría finalizar comentando que muchos de los intolerantes han “amenazado” a nuestro querido chef con no ir a su restaurante. Me parece perfecto. Ni aparezcan por aquí. Los que valoramos la buena cocina y el trato familiar seguiremos disfrutando del Restaurante Solana y de la cocina de Nacho, en un entorno tan maravilloso como es la Bien Aparecida en Ampuero, Cantabria. 

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