25-N y la perspectiva de género

Llegó el 25 de noviembre. Así tal cual, esta fecha no suena a nada, pero recordemos que es el Día Internacional contra la Violencia Machista. En todos los medios se hizo campaña por la erradicación de la misma. Diferentes movimientos feministas de una u otra manera salieron a expresar sus reivindicaciones. Incluso en varios colegios se propuso que los niños llevasen ropas de color morado o rosa e incluso faldas. 

Todo un poco paradójico. Pues las mismas que luchan contra los juguetes sexistas (por los cuales doy fe que ya se están dando charlas, con el consiguiente despilfarro económico), son las que clasifican que la falda es para mujeres. Si eres hombre y te la pones ese día, estás a favor de las mujeres. Como si fuera la bufanda de un equipo de fútbol el día del partido. 

Veíamos a Irene Montero dar el discurso entre sollozos. La misma que semanas antes decía a su compañera de partido “la política no aunque estés de baja de maternidad”. Y siguiendo con la hipocresía la señora Vivas hacía un llamamiento a los “coños rebeldes”. Porque ya se sabe que eso es lo que debemos ser las mujeres. Las mismas mujeres que defienden la libertad en todos los ámbitos, son las que menosprecian a aquellas que no piensan igual. 

Voy a hacer una reflexión a toda esta situación como mujer y madre que soy. No se puede medir todo por el mismo patrón. Lo que para unas es perfecto para otras puede ser una ruina. Como mujer, cuando he recibido críticas siempre ha sido por parte de otras mujeres. No debemos echar la culpa a otros, cuando entre nosotras nos atacamos sin piedad. Que otra no haga lo que tú harías, no significa que lo haga mejor o peor. Pondré unos casos como ejemplo y sé que muchas se sentirán identificadas. 

Cuando tuve a mi primer hijo me cuestionaron por mi edad: Era demasiado joven. Iba a echar mi vida a perder. Se te acabó la fiesta. ¿Seguro que no sería mejor abortar? Cuando nació y me incorporé al mes al trabajo: pobrecito tan pequeño, porque no te has esperado. ¿Lactancia artificial? Eso es malísimo, tienes que darle el pecho. Cuando nació mi segunda: Te los has juntado demasiado pequeños. ¿Vas a poder con los dos?. Y más sobre la lactancia de nuevo… 

Cuando me separé: pobrecitos los niños, si es que erais demasiado jóvenes, ¿Te lo has pensado bien?… 

Cuando volví a estar en pareja: Estás segura? ¿Y si te vuelve a salir mal?. Con lo bien que se está sola… 

Cuando tuve a mi tercera hija: Madre mía! Con tres ya te plantas no? ¿Cómo vas a poder con tres? Tendrás que buscar ayuda… 

Cuando decidí dejar de trabajar y dedicarme a mis hijos: Ahora que te mantengan, las madres que están en casa se tocan el “higo”…. 

He puesto algunos ejemplos solo. Todas las frases coinciden con frases que me han dicho otras mujeres. Nunca un hombre me juzgó de la misma forma cruel. Muchas de ellas reconocidas feministas. El problema no está en los hombres, ni siquiera en la educación, puesto que sería tan sencillo como educar en el respeto independientemente del género.

Empecemos por respetarnos entre nosotras. Que tan válido es la quiere practicar la lactancia materna como la que se decanta por la artificial. Igual de valiente es la mujer que decide trabajar fuera de su casa y ascender laboralmente, como aquella que desea quedarse en su casa a cargo de los cuidados familiares. Respetemos a la madre que decide tener hijos (sin importar el número) y también a la que prefiere no tener ninguno. 

La mayoría de mujeres no queremos más derechos que los hombres. Simplemente queremos tomar nuestras propias decisiones sin que nos juzguen ni los hombres ni mujeres. Y actualmente muchas pasan por la situación de ser juzgadas por otras en igualdad de género. Se está llegando a un punto de fanatismo donde todo vale. 

Según el último estudio que se ha realizado el 50% de las mujeres han sufrido violencia machista. En esa violencia se incluían miradas o piropos. Pero claro, ahí entra que depende de quién lo haga sería delito o no. Que si el chico en cuestión te parece atractivo pues no es delito, pero si no es agraciado pues si.

Supongo que quienes estén realizando este estudio no han flirteado nunca (esas miradas cómplices, roces sin querer queriendo, frases con segundas intenciones). No parece demasiado coherente la cosa. De esta forma se engrosan las listas y es más fácil justificar la subida presupuestaria del Ministerio de Igualdad. Luego ya veremos si nos lo gastamos en charlas, en ayudar a las que realmente han sufrido violencia, o en spas (como alguna factura que ya se ha filtrado). 

Definitivamente se ha perdido la perspectiva, con o sin género. La violencia debería de ser erradicada y penada independientemente del sexo del agresor. No podemos decir que las miradas son delito y después bajar los años penales a una violación, porque el delincuente tiene derechos y se tiene que reinsertar. No se debe infantilizar y culpar a la sociedad del daño que unos u otros causen.

En la imagen de una de las manifestaciones, se podía leer el cartel “El violador no es un enfermo, es el hijo de una sociedad heteropatriarcal” Pues no señoras, siento decirles que el violador es eso, un violador. La culpa de sus acciones la tiene él y no la sociedad. Pero si seguimos por esta línea, cualquier acción de un hombre será considerada delito. Pero los delincuentes serán excusados y sus penas rebajadas. 

¿Luchemos? Sí, pero contra cualquier tipo de violencia. Venga del género que venga. Y vaya hacia el género que vaya.

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*