Irlanda del Norte: la resaca tras la euforia brexitera

“Irlanda del Norte está en una posición única en el mundo entero al tener un acceso privilegiado no solo al mercado interno del Reino Unido, que es el quinto más grande del mundo, sino también al mercado único de la Unión Europea. Nadie más tiene eso. Nadie». Podrían pensar que esta frase la ha dicho algún personaje reconocido previo al Brexit, o simplemente, algún entusiasta europeo, pero lo irónico es que esta apología a la UE ha sido dicha por el Primer Ministro británico y reconocido “hard brexiter”, Rishi Sunak. Sí, por raro que suene, Sunak dijo esto en una rueda de prensa recientemente en el contexto del “Marco Windsor”: el protocolo de Irlanda del Norte. Un protocolo que fue un dolor de cabeza para uno de sus predecesores, Boris Johnson, quien por cierto ahora critica a Rishi Sunak por el acuerdo alcanzado. 

Y a pesar de lo positivo que es para Irlanda del Norte, es absolutamente normal que se genere una gran controversia a raíz de este acuerdo: muestra lo dañado que ya está el Brexit y sus propias contradicciones. Tenemos a un Premier celebrando que Irlanda del Norte forme parte del mercado común y el británico, a un SNP molesto porque Escocia no tiene la misma condición a pesar de haber votado mayoritariamente a favor del Remain, y a los “hard brexiters” entendiendo que esto es una traición al camino planteado. 

Mientras tanto, las encuestas a los Tories no les ponen en un buen lugar: si hoy fueran las elecciones sacarían en torno a los 20 escaños, frente a los Laboristas que pueden conseguir la mayoría parlamentaria más amplia de su historia (550 escaños de 650). Esta respuesta tan contundente por parte de los británicos es un claro mensaje contrario a los efectos del Brexit. 

Ni el NHS se hizo más fuerte, ni Londres se ha vuelto un “Singapur sobre el Támesis” como prometían los gurús económicos del Brexit. Y no, tampoco Reino Unido ha conseguido sustituir la UE por una Commonwealth más unida y sólida: siguen yéndose países, y sin la influencia de Isabel II, muchos más países parece que se irán en cosa de pocos años. Tampoco se ha disipado la amenaza de una Escocia independiente, a pesar de que se haya desinflado el movimiento tímidamente (probablemente, el único logro del Número 10 junto a la cuestión ucraniana).

Una vez pasada la euforia y el “plazo de gloria” dado a los gobernantes para conducir a Reino Unido a un éxito sin depender de la UE, hoy vemos que incluso el propio Sunak celebra un logro más propio de la vía de Theresa May que la de Boris Johnson, y casi parece empezar a arrepentirse de lo que defendió. Menuda jaqueca debe de tener este hombre ahora. La pregunta en consecuencia es, ¿cómo llevarán los Tories la resaca post-Brexit cuando lleguen las nuevas elecciones?

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