Al Pam, Pam y al Berni, Berni

El nivel es alto, muy alto. Quien quiera dedicarse a esto de la política, tiene una cantidad de espejos en los que mirarse y que le sirva de inspiración. Total, en un país donde cada vez se premia más la mediocridad, o peor aún, la ineptitud es aceptada y enaltecida por las masas, a quién le hace falta intelecto, esfuerzo o espíritu crítico para llegar a lo más alto.

La realidad es que una no sabe si hablar o no de Ángela Rodríguez, alias Pam. Lo ideal sería ignorarla y que se canse ella misma de estar todo el día diciendo barbaridades, porque no se le puede calificar de otra manera, pero claro, cuando la susodicha ocupa un señor puesto como es el de Secretaria de Estado, pues se antoja un poco complicado pasar desapercibida. Y principalmente porque el ministerio al que pertenece, el de Igualdad, es posiblemente el más conflictivo de la democracia española. Y no porque quienes lo critican sean machistas retrógrados, ni calificativos similares, sino porque habría que comparar los millones de euros que engulle cada año de los Presupuestos Generales con los pobres resultados que arroja.

Ahí es donde aparece Pam, soltando burradas, una detrás de otra y distrayendo al ciudadano, porque mientras llena la prensa de titulares de muy dudoso gusto, no se habla de lo escrito antes: que el ministerio del que es la número dos es uno de los fiascos de Pedro Sánchez. ¡Qué caro le está saliendo a los españoles este gobierno progresista! En cualquier caso, una cosa es desviar la atención y otra es insultar y atentar contra la dignidad de todo aquel que piensa diferente a ella. El hecho de que una Secretaria de Estado califique de violadores a los hombres de este país (se desconoce qué opinará de los de otras naciones), que le ría la gracia a las enfervorizadas que aludieron a la madre de Abascal o que se mofe de las rebajas de condenas a agresores sexuales, es cuanto menos insultante. Pero aún resulta más obsceno que el Presidente del Gobierno no diga esta boca es mía. Porque el mutis de su jefa, Irene Montero, no le extraña a nadie, pero que el señor Sánchez no se pronuncie, no deja de ser patético, aunque tampoco sorprendente.

En lo que sí que coinciden el número uno del Ejecutivo y la mano derecha de la ministra de Igualdad es en el silencio sobre el ya famoso Tito Berni: cocaína, prostitutas, orgías… En Hollywood sacarían para una película, pero aquí nadie sabe nada. Bueno sí, a Patxi López le ha tocado el marrón de defender lo indefendible y cada vez que le sacan el tema, también le sacan de sus casillas. ¿Alguien ha oído a Pam hablar del asunto? Más que nada porque ella y todo su partido, junto con los socialistas, por supuesto, se consideran los megadefensores de la abolición de la prostitución, pero visto lo visto, solo de cara a la galería.

Las cosas como son, al pan, pan y al vino, vino. Este es el gobierno que preside quien da lecciones de moralidad y progresismo. El Presidente que por tener que pagar a quien le puso en La Moncloa, se inventó tantos ministerios como favores debía, y sigue debiendo, a costa del bolsillo de los españoles. Es el número uno de los socialistas al que se le llenaba la boca hablando de corrupción, quien ahora calla porque son los suyos quienes se gastan el dinero del contribuyente en fiestas a lo grande. Pero qué más da, Pam y el Tito Berni aún encabezarán muchos titulares y lo que es peor, le seguirán dando la cobertura a Pedro Sánchez mientras agota una legislatura que hace mucho tiempo está más que finiquitada.

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