Cualquier tiempo pasado parece mejor. Eso es lo que rezaba la canción y es posible que sea lo que estará pensando el Rey de España estos días mientras participa en las regatas de Mallorca, las cuales serán de lo poco agradable que le deparará estos días a su Majestad.
El cuadro que se ha presentado tras los comicios del pasado domingo, incluso con ese escaño extra obtenido por Adanero, presagian unas vacaciones nada tranquilas para los políticos, pero tampoco para Don Felipe que, como marca la ley, será el responsable de encargar a Alberto Núñez Feijóo o Pedro Sánchez que formen Gobierno. Evidentemente, precedido de la, digámosle protocolaria, ronda de contactos con los dirigentes de las distintas formaciones que compondrán el Congreso de los Diputados.
A estas alturas, nadie duda de la profesionalidad de Su Majestad. Nadie duda de su formación, tanto académica como monárquica. Nadie duda de que, al igual que su padre, está enterado al dedillo de todo lo que ocurre en la política española, la de las puertas traseras, no la que sale en los medios. Pero, ante todo, lo que nadie duda es que, como ser humano que es y por mucho que anteponga su condición de Rey, no le será agradable compartir despacho con determinada gente… si es que éstos aceptan a sentarse frente al Rey de España, lo que dada la educación que han demostrado otras veces, tampoco sería de extrañar que no lo hicieran.
Lo cierto es que las próximas semanas se presenta calientes, y no precisamente por los termómetros que está sufriendo el país. Y es que, no solo es curioso el hecho de que se vea obligado a pedir a Pedro Sánchez, el líder de la formación que no ha ganado las elecciones, que forme un Ejecutivo para los próximos cuatro años. Lo más triste será ver cómo Don Felipe ha de tragar con los socios de Gobierno que le presentará Pedro Sánchez. Unos compañeros de viaje que no son precisamente amigos de la nación, es más, uno de ellos, ya le ha anunciado a Sánchez que tendrá su apoyo a cambio de la autodeterminación. “Te apoyo para formar Gobierno de un país, pero a cambio me dejas irme del país”, esto solo pasa en España…
Por otro lado, por la derecha, Feijóo tratando de realizar la cuadratura del círculo. Los números no le suman todo lo que le gustaría y a las puertas que llama, tampoco le están recibiendo con agrado. De hecho, algunos ya le han dicho que, con la excusa de tener a Vox a su lado, ni se moleste. La realidad es que viendo la tranquilidad con la que se está comportando estos días el candidato socialista, da la sensación de que por mucho que el líder gallego lo intente, Pedro Sánchez ya lo tenía atado y bien atado, a pesar de que la expresión no le guste a un tipo tan progresista como él, antes de elecciones.
Pero volviendo a Su Majestad, se tragará su orgullo y dialogará con todo aquel que desee ser cuestionado por lo que se vivirá en la Cámara Baja que, al fin y al cabo, marcará la política de los españoles para los próximos cuatro años. Seguramente, la cabeza la tendrá en todas partes menos en el Aifos, el teléfono le arderá y su círculo de confianza estará de reunión en reunión tanteando a todos los estamentos sociales y económicos de España. Uno podrá ser monárquico o republicano, de derechas o de izquierdas, pero todo el mundo estará de acuerdo que, a pesar del dilema en el que se va a encontrar, el Rey sabrá mantener la profesionalidad y la firmeza, incluso aunque su real boca se vea obligada a decir ciertas palabras que van en contra de lo que le dicta su real corazón.
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