MC8: Un pasito pa’lante, un pasito pa’trás

Como en cada programa, con el corazón contento, entran los presuntos cocineros al plató de MasterChef Celebrity. Al poco es cuando los jueces hacen las preguntas de rigor, ¿Qué tal todo? Y ¿Cómo va la cosa? Todos están estudiando mucho y practicando más. Esto último es preocupante. No, la cocina no va a ser un espacio que forme parte de su día a día.

Jesulín dice que quiere que salga Dani, su “amigo”, el que parece que será el próximo “ahorcado” y se saca de la manga a última hora unas almejas de lujo. A ver, Jesús, eran unas almejas con salsa… fin. Jorge Cadaval diciendo que el diestro salga por “porculero”. ¡No! En realidad, todo se trata de una broma y quiere que todos se queden a vivir en MasterChef para lograr batir el récord de programas de la serie ‘Cuéntame’. Toñi es de las que sigue a piñón con sus clases, pero todo depende de su racha. La de esta mujer es más cambiante que la dirección del viento. Mientras que Eduardo Casanova estaba tranquilo… estaba no quiere decir que vaya a estarlo en un futuro a corto plazo.

Llega el primer reto. Los concursantes tenían que cocinar su plato estrella, ese con el que amenazan algunos a los que invitan a su casa a comer. Para darle salseíto a la prueba, invitan a un exconcursante ‘Celebrity’, Florentino Fernández alías ‘Flo’… pero todo no podía ser tan fácil. Después de haber cogido cada uno los ingredientes para condimentar a su plato, los tienen que intercambiar con el compañero de al lado. ¡El drama llama a la puerta!

Toñi se encontraba sola y es ‘Flo’ el encargado de elegir los ingredientes. El cambio fue mortal de necesidad. La comunicadora presentó unos champiñones naturales, es decir, con tierra -no los había limpiado- y carne a medio asar. Edu, que pensaba preparar una ternera strogonoff de color rosa, finalmente acabó presentando algo que no sabía bien lo que era de lo malo que estaba. En compensación se llevaría un morreo de ‘Flo’. No fue el último, ya que consiguió darse un pico con el mismísimo Jesulín. ¡Las dos Españas! Exclamó Eduardo completamente emocionado. El pico con el torero acabó calificado como un “momento histórico”.

Dani, Jesús y Miguel, ni fu ni fa, mientras que Laura y Jorge, malos. Los que ganaron por goleada fueron Blanca y Álvaro Muñoz Escassi.  El jinete resulta vencedor del dúo, cosa que le serviría para llevarse los 4000 euros solidarios.

El segundo reto sería como de costumbre la prueba de exteriores. Esta vez el equipo del programa y los concursantes se trasladan al set de rodaje de ‘La Promesa’. Todos los concursantes vestidos de época son recibidos en palacio por los Marqueses de Luján. Los chefs darían de comer a 80 personas del equipo de la serie… entre ellos, algunos de los actores protagonistas. Los equipos que se forman son capitaneados por Blanca por un lado y Escassi por el otro –los mejores del reto anterior- El resto de concursantes se acabarían poniendo detrás del capitán que sea de su agrado. Un pequeño lío, casi todos se fueron con Blanca, con lo cual, dos de ellos se tuvieron que ir con Escassi al equipo azul.

El chef invitado sería todo un cuarta generación de hosteleros, este presentó como entrante pescado; primer plato, tortilla de bacalao; de segundo, coquelet con cosas y de postre, tarta de queso con chantilly y compota de cereza. Una vez más volveríamos a ser espectadores el apaleamiento al que someten al pescado y el coquelet, denominación muy cuqui que los franceses dan a los pollos pequeños, los ‘pimpollo’ que todos conocemos.

El equipo rojo, compuesto por las chicas y Eduardo, empiezan unos minutos más tarde. Edu las entretiene con ejercicios de relajación que, en realidad, tan solo él lo necesita… y un conjuro de la buena suerte que le enseñó Carmina, la madre de Paco León. Eduardo llevaba un rato intranquilo, tanto es así que se hizo un tajo en un dedo, aparte de llevarse parte de la uña. ¡Se quedó con una mano a modo peineta con aquel dedo vendado y tieso!

El resultado de la prueba es diverso, aunque parecido en ambos equipos. En el equipo azul, Álvaro ejerció una capitanía blanda, Jesús trabajando bien, Dani y Miguel se mostraron competentes y Cadaval demasiado centrado. Todos sus platos, correctos. Mientras que el equipo rojo también estuvo bien. Edu haciendo tortillas como loco. Las chicas bien y Blanca, la capitana, haciendo lo que le salió del mismísimo moño, muy Blanca. El equipo ganador fue el azul y Dani, el guapete influencer, fue el mejor de los aspirantes. Sinceramente, creo que siempre será aspirante. Tiene más suerte que buenos cocinados y a estas alturas no debería estar en el concurso. Ya me fastidia decirlo, no sólo es guapo, sino que también, bueno, educado, amable, tierno… ¿alguna soltera que sepa cocinar? Porque de virtudes no se come, nenas.

A la prueba de eliminación van Blanca, Toñi, Edu y Laura. Laura conserva el pin de la inmunidad y decide no utilizarlo arriesgándose a cocinar. La tía tiene más moño que Jesulín pelotas testitulares. El tío intenta deshacerse de Laura porque es fuerte, pero no hay manera, se arriesga y gana. Invitan al acto a Carlos Latre, ¡Qué tío más bueno! Harán un juego donde podrían ganar minutos extra para la prueba. En tres tandas probará cada concursante una magdalena, una bebida y, por último, un bombón. Algunos tenían como ingrediente pimienta, el que mejor mintiera, es decir, no demuestre que le ha picado, sería quien mantuviera el tiempo total del cocinado.

La prueba la perdió blanca, los demás consiguieron 20 minutos más. Es ahí cuando invitan a una exconcursante de quien tienen que replicar su plato, Ana Pérez. La cocinera presenta una tarta de diferentes texturas; bizcocho y diferentes capas de gelatina con sabor a naranja y limón terminada en una cúpula hecha también con gelatina, a la que se le inyecta colorantes de varios colores que acabaría formando un dibujo, en este caso, girasoles.

La tarta que hizo Laura tan sabrosa como estéticamente bonita . A la actriz colombiana se le dan bien las manualidades, algo imprescindible en este tipo de tarta. La de Toñi era desigual, el dibujo de lo más abstracto y la cúpula, más pequeña que las otras capas… pero era comestible. En el caso de Blanca no dibujó girasoles. Particularmente, me gustó mucho por ser la más original: una cúpula gelatinosa en tonos azules y verdes, según dijo, el fondo del Cantábrico, una bonita casualidad. Y Eduardo… hizo una tarta a su imagen y semejanza, ¡Caótica! Recubierta a paletazos en tono rosa. El actor y director estaba empecinado en hacer algo rosa, cada capa desigual… alguna rota, en conjunto torcida. La cúpula era pequeña y amorfa, además de incomible. Sin lugar a duda, la peor tarta de MasterChef, pero la que hará historia.

Por supuesto, Eduardo fue expulsado. Entre lloros de sus compañeros y de él mismo, el actor y director reconoció que el concurso era algo más que cocinar. Había superado muchos miedos. Precisamente, inyectar la tarta le supuso un avance. El chico va acompañado de su psicóloga cuando tiene que hacerse una analítica de sangre. También tenía cierto trauma con el color rojo. Y pensar que formó parte de ese equipo durante varias ocasiones… Ese chico tan criticado y cuestionado públicamente se descubrió en este programa como un ser tierno y vulnerable.

Tengo que decir que, apuesto por las personas imperfectas, por las que temen y son capaces de reconocer sus miedos. Del personaje histriónico y provocador que conocía, me queda la imagen de que una fachada puede esconder muchas cosas. Mostrarlas en el momento oportuno, aceptarte y tratar de romper con todo lo que temes es de valientes o, como mínimo, de personas honestas. Eduardo Casanova es raro, diferente e hiperactivo, pero precedido del adjetivo honesto. Hasta más ver.

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