El Judío

Fueron víctimas hasta 1945. Eso sí se les concede, aunque hay excepciones. Merecieron compasión hasta que fue derrotado el austriaco milenarista que creyó ser el profeta del hombre superior, lo que exigía aniquilar a los infrahumanos. Los judíos eran los principales infrahumanos, aunque no eran los únicos. También estaban inscritos en ese censo abominable los recluidos en hospitales mentales, de los que eliminaron a unos cien mil o más, los gitanos, de los que mataron a unos doscientos cincuenta mil, y otros.

De los judíos exterminaron unos seis millones, además de los que murieron de hambre, frío y enfermedades en los guetos.

Los grupos de infrahombres no se diferenciaban por rasgos externos observables, sino por el menor o mayor grado de odio de que eran objeto. La clasificación no obedecía rasgos objetivos. Derivaba del furor del verdugo.

No cabe duda de que el que se dirigió contra los judíos en exclusiva era un odio fanático propio de secuaces de una religión perversa. Los judíos no eran un grupo, ni una nación, ni una raza. Estaban diseminados por toda Europa, incluida Rusia, y apenas tenían nada en común, excepto el proceder de creyentes en una religión de la que muchos se habían distanciado, como ocurre hoy con el cristianismo. ¿A qué fue debida esa saña?

A motivos religiosos. Entre el siglo segundo y el cuarto se fue gestando la atribución de maldad y perversión a estas gentes, de un poder siniestro y oculto que les puede otorgar el dominio del mundo. Se les aplicó entonces el esquema mental del Apocalipsis y se llegó a creer que de ellos saldría el Anticristo. La creencia estuvo más presente unas veces y menos otras. En algunos autores es alucinante.

Así Lutero, de cuyos libelos contra los judíos dice Jaspers que contienen el programa nazi de exterminio. En ellos no constan sólo motivos religiosos, como insultar a la Madre de Dios y haber matado a Cristo, sino también mundanos, como la práctica de la usura, que ha empobrecido a toda Alemania, porque por ese medio se han adueñado de toda su riqueza, según afirma el libelista.

El año 1945 pasó y ahora son verdugos. Incluso son nazis. Así lo cree una parte importante de la sedicente izquierda. Algunos de sus mentores aconsejan utilizar solamente razones mundanas para execrarlos, quizá porque piensan que la religión es cosa pasada. Pero no parece que esos motivos se hayan extinguido del todo.

Chávez (Hugo), el tirano bolivariano, extrajo de la tiniebla religiosa antisemita algunas ideas que él apenas acomodó a las circunstancias del momento. El mundo es de todos, dijo el año 2005, pero hay una exigua minoría, compuesta de hijos de los que crucificaron a Cristo, que expulsaron a Bolívar y también en alguna manera lo crucificaron, una minoría que se apodera de la riqueza del mundo (¡!). Hay que procurar no dejarse envenenar por los judíos errantes.

Es la misma corriente tenebrosa, subterránea, que oscureció la mente de Lutero y emerge en nuestro tiempo en la del tirano de Venezuela. ¡Qué admirable potencia la de esta negra teoría de la conspiración!

La abuela judía de Capriles, su oponente, sobrevivió al exterminio nazi, una suerte que no cupo a otros miembros de su familia. Pero, dado que las contrapruebas de esa ideología demente se ven como demostraciones de su verdad, Chávez pensó que Capriles era un peón del capitalismo sionista.

Eran los años en que el tirano bolivariano buscaba la alianza de Irán, cuyo presidente, Ahmadinejad, llamaba a la destrucción de Israel. “Y no, no es casual que Pablo Iglesias, líder de la izquierda antisistema española, tuviera su programa de televisión en Hispan tv, inaugurada por Mahmud Ahmadineyad” (A. Schapire, La traición progresista)

Hamás se enorgullece en estas fechas de la escalofriante orgía de sangre que fue condenada por el Parlamento Europeo por 500 votos a favor, 21 en contra y 24 abstenciones. De los veintiuno que votaron en contra, dos son ministros del gobierno de Sánchez, que no ha tenido reparos en afear su conducta ¡a Israel!, atreviéndose a proponer una solución: un estado palestino.

Nuestro aspirante a tirano indica que debe hacerse por medio de la OLP. Pero esta organización está dirigida por Mahmud Abbás, gerifalte de Al Fatah. Abbás convocó elecciones el año 2006 en Gaza y las perdió. Ganó Hamás y a continuación empezó a librarse una guerra civil entre palestinos, en la que han muerto miles de ellos. No han vuelto a convocarse elecciones.

Quien manda en Gaza es Hamás, cuya carta fundacional maldice a quien deje de luchar contra el sionismo, por cometer alta traición, y añade que la única solución posible para el problema palestino es la lucha armada, la Yihad.

Hamás ha mostrado su agradecimiento al aspirante a tirano de España, Israel ha retirado a su embajador… ¿En manos de quién estamos? ¿No parece estar resurgiendo la corriente tenebrosa también en nuestra sedicente izquierda?

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*