Nepotismo nacional

Vamos de escándalo en escándalo. A cada nombramiento, a cada designación el PP se pone las manos en la cabeza, VOX pide un exorcismo contra Sánchez y la ciudadanía, absorta, sólo llega a entender que se coloca a dedo a gente afín al Presidente en puestos relevantes, que tienen una gran trascendencia jurídica o social y que cobran una pasta a costa del erario público. Vamos, lo que viene a ser del dinero que, cada vez en mayor cantidad, nos cobran en impuestos a los de a pie.

Lejos de no criticar tales decisiones, más aún la de la Agencia EFE, censurada hasta por el diario El País, que para hacerlo de este Gobierno hay que recordarlo con letras luminosas, a mí que me gusta ser tan “retorcido” en mis opiniones evitando en la medida de lo posible cualquier parcialidad, me llevo las manos a la cabeza por cada cabeza llena de manos que está surgiendo en algunos ámbitos sociales y políticos.

Me pregunto si la ciudadanía no se acuerda de desde dónde aterrizó Abascal en la creación de su nuevo partido, un chiringuito desde el que no queda nada claro que se produjera ningún trabajo real, chiringuito de una absoluta opacidad, tanto que fue imposible efectuar su fiscalización; Un chiringuito del que el ahora “golpes en el pecho” cobraba 82.000 euros. Ahí es nada.

Pero el botón de muestra no es sino eso, un ejemplo de los múltiples enchufes demostrables y demostrados en los partidos de la ahora oposición a lo largo de las legislaturas y de los diferentes presidentes de partido. No mal recuerdo que el jefe de prensa de Aznar era el marido de Celia Villalobos. Pero es que la mujer de Aznar fue puesta en la cabeza de lista del PP por Madrid para hacerla alcaldesa de la ciudad. La hermana de Ana, María Jesús, en Andalucía, también ha sido puesta a lo largo de los tiempos en distintos puestos, el último y que ahora ostenta como delegada de Salud de la Junta en la provincia de Córdoba. En la época de Casado éste colocó como al hijo del tesorero del partido como Comisionado para el Cambio Climático y Agenda 2030 del Gobierno regional, ahí es nada. Eso sí, después de servir como asesor de la Consejería de Medio Ambiente en el Gobierno de Cifuentes para lo que cobraba la no despreciable suma de más de 50.000 euros anuales.

No demasiado lejos queda la elección del marido de Cospedal como consejero de Red Eléctrica, puesto por el que hubiese cobrado unos 180.000 euros anuales por asistir a unas contadas reuniones al año. Y digo hubiese porque fue tal el revuelo que se montó que la decisión tuvo que corregirse. Tampoco, seguro, serán muchos los que recuerden cómo la ex mujer de Rodrigo Rato aterrizó como presidenta de Paradores Nacionales.

La lista es enormemente larga, pero vamos a destacar al hijo de la ex Presidenta de la Comunidad de Madrid y ex Ministra de Educación, Esperanza Aguirre que accedió a un puesto de asesor del secretario de Estado de Comercio. Seguro que el trabajo no lo hizo gratis. La hija del ex ministro Zaplana, asesora ejecutiva de la secretaria de Estado de Turismo. El cuñado del ex ministro del PP Cañete, presidente de la Sociedad Estatal de Caución Agraria (Saeca), dependiente de la SEPI y del Ministerio de Agricultura. El ex presidente de la Diputación de Orense, Baltar, que posteriormente fue imputado por prevaricación, tenía metida a media familia y amigos trabajando en esta institución pública.

El nepotismo en este país no es patrimonio de la derecha ni de la izquierda, sino un síntoma más de la decadencia política llevada a extremos porque durante ya décadas se ha estado haciendo sin pudor y ahora nos escandalizamos porque Sánchez utilice la misma estrategia que han utilizado, también, el resto de partidos, para colocar a los suyos en puestos estratégicos o en puestos en los que se pague el vínculo familiar con dinero público.

Sí, existe una diferencia sustancial en el grado de influencia de los puestos que Sánchez ha ido ocupando en los últimos meses o años, y especialmente de control institucional. Por supuesto, y es innegable. Pero no ha cometido ninguna ilegalidad y ahí está la clave. Quizás la comodidad que para todos, casi desde siempre, ha supuesto el poder de “traficar” con estos puestos ha dado vía libre al Gobierno de Sánchez para que este use esa fisura en el sistema para salirse con sus propósitos. Y claro, si en ello hablamos del mayor estratega que ha pasado la Moncloa desde que se instauró la democracia en nuestro país, da como resultado, junto a la práctica tan demasiado habitual del relativismo moral, una de las máximas de este presidente, que tiende, junto a los suyos a justificar lo propio y a acusar al ajeno de lo mismo que ha hecho o criticado y hecho después, que las instituciones e incluso los poderes públicos que haya podido o pueda controlar lo va a hacer siempre que la legalidad se lo permita.

Harto estoy de señalar el hecho de que los partidos políticos se construyen bajo una estructura de poder piramidal que sostiene en gran medida no sólo su afiliación sino las aspiraciones de aquellos que se mantienen fieles para ver qué cacho cogen. Y también señalé hace bien poco que, en el caso del PSOE, con la pérdida de poder sufrida en ayuntamientos y comunidades autónomas, sólo les quedaba la opción de poder acceder al poder del Gobierno central. Así que nadie se lleve las manos a la cabeza con los contratos a dedo, con la necesidad de controlar el sistema a modo de agarre para sujetar el último eslabón de una cadena de la que dependen muchos puestos de trabajo. España es así, y lo es independientemente de quién gobierne.

Y sí, es cierto que a los políticos el dinero de los contribuyentes no les duele, no les importa si no es para hacer con él lo que mejor les convenga a ellos o a su partido político, porque los partidos políticos son algo más que instituciones que aspiran al poder. Se trata de organizaciones que dependen del poder que ostenten para consolidarse y perpetuarse en el tiempo a sí mismos y a los suyos. Yo mismo he sufrido en más de una ocasión, con el contrato elaborado para su firma, la llamada de la persona correspondiente, todo apenada, diciendo que al final no iba a firmar porque había llegado una “recomendación” del político de turno tal que tenían que atender. Tremendo pero cierto. Sí, pero claro, para muchos de estos el problema más importante de España es la monarquía porque les viene el poder de familia… casi nada. De lo de la igualdad, ya, ni hablamos.

Termino recordando la para mí eterna frase del cordobés Séneca: “Lo que no prohíban las leyes debe prohibirlo la honestidad”. Por desgracia, a nadie lo examinan de esto antes de llegar a un cargo, si siquiera el de Presidente, independientemente del partido que dirija.

Ya decía el refrán que el que no tiene padrino no se bautiza. Qué le vamos a hacer. Siento mucho tener que ser tan claro, lo hago por honestidad.

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